La Derbi Terra Adventure 125 es una moto que seguramente marcará un antes y un después en la marca española. Cuando se presentó en 2006 la Terra 125 alcanzó rápidamente los mejores galardones en su categoría, llegando a ser elegida la 125 más bonita de su año. Y un poco más tarde Derbi sacó esta Terra Adventure 125 como una versión aun más campera que su versión original. En Moto 22 siempre estamos intentando ofreceros cosas nuevas, y este verano optamos por llevar adelante un desafío sobre esta Derbi, alcanzar los cuatro puntos cardinales de España. Así además podíamos ofreceros una prueba de larga duración con una 125 de última generación. A alguno pueden parecerle pocos 4626 Km para considerarlos prueba de larga duración, a estos escépticos les recomiendo que se busquen una de estas y se hagan unos cuantos kilómetros, así apreciarán lo que es una moto de esta cilindrada.
Las características técnicas las hemos comentado en el blog, pero no está de más recordar que estamos hablando de una moto propulsada por un motor 125 cc de última generación con cuatro válvulas y doble árbol de levas en cabeza. A esto le sumamos la refrigeración liquida y tenemos una pequeña bomba de 15 CV a 9250 rpm. La caja de seis velocidades aparece bastante bien escalonada, eso si, para extraerle todo el potencial al motor hay que olvidarse de rodar a bajas revoluciones y estrujarlo sin compasión por encima de las 7500 rpm. Por debajo hay algo de potencia, pero claramente insuficiente para nada mas que moverse lento entre los coches, y aun así habrá que ayudar un poco con el embrague para que no se venga abajo.
La cifra de par motor no está declarada, pero estoy seguro que se produce bastante arriba, muy cerca de esas 7500 rpm o quizá algo mas arriba. En los días que he estado conduciendo esta moto el motor nunca ha dado muestras de fatiga, ni siquiera después de tenerlo rodando casi 9 horas al día a temperaturas de casi 40 grados. El radiador cumple perfectamente su cometido, incluso demasiado bien, porque en ningún momento se ha llegado a disparar el ventilador que lo apoya. La palanca del cambio tiene un recorrido que me parece excesivo, y es fácil que si no le das con decisión te deje en punto muerto entre primera y segunda velocidad. En el resto de las marchas hay que acompañarla, pero ya no aparece ningún punto muerto. No se si con mas uso y mas holguras mecánicas empezarán a aparecer problemas con tanto recorrido, pero mientras funciona muy bien.
La velocidad punta puede llegar a los 130 Km/h, pero el motor llanea cómodo entre 105 y 110 con la aguja del cuenta entre ocho mil y nueve mil revoluciones. Por encima ruge quejándose un poco, pero sin dar problemas, y por debajo le cuesta recuperar un poco si no juegas con el cambio. Cuesta arriba es donde mas flaquea, ya que la velocidad baja rápidamente a 80 Km/h si no estás atento a bajar marchas y retorcerle la oreja sin nada de compasión.
El chasis es un doble viga de tubo de acero en sección cuadrada, que parece claramente diseñado para albergar motores de más potencia sin ningún problema. El 125 no lo pone en problemas en ningún momento. Si a esto le añadimos las suspensiones Kayaba de 41 mm delante con 175 mm de recorrido y el amortiguador trasero, regulable en compresión, que permite 170 mm de recorrido tienes una parte ciclo muy buena. Te permite enlazar las curvas sin problemas, muy al estilo de trazada fina que se lleva con estas motos. No puedes esperar salir de la curva con potencia gracias al motor, necesariamente tienes que intentar conservar la velocidad de paso por curva lo mas alto posible. Conduciendo así puedes aprovechar el motor hasta la última gota de potencia disponible.
Pero por si acaso cuentas con un equipo de frenos de muy buena calidad y buen dimensionado. Un disco delantero de 300 mm de diámetro mordido por una pinza sencilla es más que suficiente para frenar donde te lo propones, incluso si es una frenada de emergencia es dosificable sin problemas. El freno trasero de 220 mm de diámetro complementa muy bien el delantero. En un principio me pareció un poco duro, pero en cuanto pasaron unos pocos kilómetros y se acomodaron las pastillas daba mucha confianza en las carreteras de curvas, siempre con el pié encima de la palanca por si acaso.
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