Puede que Continental sea más conocida por fabricar neumáticos para vehículos de cuatro ruedas que para motos, pero lo cierto es que la compañía alemana asentada en Hanover está haciendo un esfuerzo por llegar al mercado del motociclismo. Quizás sea esa la razón por la que a mediados del verano pasado "Conti" llamó a decenas de periodistas de alrededor del mundo para que viajaran hasta la localidad de Jeversen en Wietze, Alemania, para probar los últimos Attack 2 en carretera pública y en sus instalaciones privadas… donde se encuentra el Contidrom.
A los que sufren con el calor de primavera y verano, uno de los mejores lugares que encontraréis para huir y refrescaros es el centro y norte de Europa. El estío alemán no defraudará, temperaturas cálidas de día sin llegar a extremos y una pizca de fresco cuando cae el sol. Sus prados, montañas, valles y lagos de ensueño son destinos elegidos por numerosas marcas para poner a prueba los últimos modelos. Lugares como Lindau y las cercanías de Bodansee son un auténtico espectáculo, aunque esto lo dejamos para cuando llegue el momento de irse de vacaciones.
Representantes de las revistas Sport Rider, Motorcyclist, Super Streetbike, SuperBike y otras tantas asistieron al evento encantados. Cualquiera se niega a una ruta pagada por el norte de Alemania, ¿verdad?. Pero lo que atrajo el interés de los periodistas no fue saber qué tal funcionaban los nuevos compuestos, ni ver los castillos de la zona. Su objetivo era abrir gas como alma que lleva el diablo en el óvalo de Continental.
Contidrom, la guinda de las instalaciones de Continental
Como los óvales del calendario de Nascar o el circuito de Terramar, el de Continental llega a tener un peralte de una inclinación máxima de 58º. Data de 1967 y forma parte del complejo de 160 hectáreas que la compañía tiene para testar el comportamiento sobre agua, asfalto de carretera, de circuito y a altas velocidades, donde toma protagonismo el Contidrom. Dos rectas de medio kilómetro y curvas de 900 metros suman un total de 2,8km de recorrido en el que, dependiendo de la máquina, se puede llegar a conducir a más de 260km/h como si de una línea recta se tratase.
Cuando llegas al centro del ángulo sientes una fuerza de 2,5G en tu cuerpo, es decir, algo menos que lo que sentían los astronautas del transbordador espacial durante el despegue o de lo que necesita un airbag para activarse. En vehículos de cuatro ruedas se dan escenas muy curiosas por la falta de fuerza lateral.
Por los alrededores de las instalaciones y los valles de Wietze estuvieron rodando los grupos de prensa durante el verano pasado dejándonos unas imágenes envidiables para el duro invierno.
Sabiendo que Quimera y Altran se hizo hace poco con los derechos de explotación de Terramar y que tienen en mente la restauración del mismo, ¿podremos disfrutar de esta impresionante experiencia en la Península? La promesa dice que sí, y que además un fin de semana al mes este abierto a los aficionados. Mientras tanto visitar el Contidrom es una de las mejores excusas para marcarte unas vacaciones encima de la moto por el viejo continente.
Fotos vía | Blood Falcons Vídeo | Youtube