Probamos la Harley-Davidson LiveWire: la moto eléctrica de Milwaukee es tan sorprendente como demoledora
Ha pasado mucho, mucho tiempo desde que Harley-Davidson tanteó el mundo de las motos eléctricas con la Project LiveWire. El primer prototipo funcional data de 2014 y desde entonces llevámonos preguntando si realmente sería la marca estadounidense la que golpease primero en el segmento de las motos eléctricas con algo que poco tenía que ver con su oferta habitual, y así ha sido.
Ahora ha llegado el día. La Harley-Davidson LiveWire ya es una realidad a disposición de los consumidores por un precio de 33.700 euros y nosotros hemos podido probarla para descubrir un mundo nuevo. Y si las motos eléctricas tienen que llegar en el futuro, si se parecen a la LiveWire no será un futuro nada aburrido.
Harley-Davidson LiveWire: electrizante
La Harley-Davidson LiveWire es una de esas motos ante las que no sabemos muy bien cómo sentirnos en persona. Este modelo es una ruptura en el mercado de las motocicletas y está envuelta en una especie de halo místico por todo lo que supone con respecto al pasado tradicional de una marca que lleva fabricando motos de combustión desde 1903 y de cara a la manera que piensan afrontar el futuro.
La LiveWire no tiene absolutamente nada que ver con respecto a todo lo que conocemos de la marca de Milwaukee. No se parece a cualquier otro modelo y al mismo tiempo es una más de la familia americana. Los de Harley-Davidson se lo han pensado mucho antes de llevar al mercado a esta primera moto eléctrica, y basta con fijarse en que hace casi una década ya nació la Project LiveWire. Una estrategia que en principio debería estar muy bien planteada.
Mirándola junto a otras de sus hermanas, la LiveWire es una moto considerablemente más pequeña. La compacidad destaca con un conjunto que es extremadamente estrecho, con una zona media en la que el motor Revelation está ubicado en la parte inferior, el paquete de baterías en la zona media y la electrónica y el sistema de recarga encerrado en el escueto falso depósito superior. La toma de corriente se alberga bajo una tapa que simula ser el tapón de llenado.
En cuanto al diseño, se han utilizado elementos comunes que hacen reconocible el ADN de familia, como un faro delantero redondo LED envuelto en una máscara bastante sofisticada, las líneas del depósito o los juegos cromáticos. Por lo demás pocos parecidos podemos encontrar.
Fijándonos un poco más en la parte ciclo nos encontramos un bastidor de acero que abraza el equipamiento eléctrico, usando la batería de 5 kWh como elemento estructural y sujetando una parte ciclo que está mucho más preparada que en ninguna otra Harley-Davidson, con un juego de suspensiones Showa (horquilla invertida BPF y monoamortiguador BPRF, ambos totalmente regulables) y un poderoso equipo de frenos Brembo con doble disco y pinzas de cuatro pistones y anclaje radial. Equipamiento de deportiva.
Una vez roto el hielo echamos el pie sobre la bestia eléctrica y nos ponemos a sus mandos. El asiento es escueto pero correcto y los mandos quedan adelantados en una posición bastante deportiva, junto con las estriberas alzadas. Por delante de nosotros la novedosa pantalla 100% digital de su cuadro de mandos, a color y táctil.
Esta pantalla se puede controlar tanto en parado tocando sobre ella como con los botones destinados a su manejo. Es muy intuitiva, tiene conectividad con Smartphone y nos permite controlar la música, las instrucciones del GPS o las llamadas. Pero lo más importante está aún por llegar y es que en esta LiveWire prácticamente todo es configurable.
Aparte de los numerosos tipos de información que puede aportar (nivel de batería, autonomía, temperatura del motor o la batería, tacómetro de reloj o de barras, parciales…) , la LiveWire tiene hasta siete modos de conducción: cuatro están predefinidos de fábrica y otros tres se pueden configurar a la carta. Cada modo puede variar la respuesta del acelerador, la potencia máxima, la capacidad de regeneración en deceleraciones y la intervención del control de tracción.
Reaprendiendo a montar en moto
Arrancamos con la calma de enfrentarnos a algo desconocido con dos puntos que nos llaman mucho la atención. No cabe duda de que estamos sobre una moto, se siente una auténtica moto, pero no hace prácticamente nada de ruido. Por otro lado nos faltan más cosas a las que estamos acostumbrados como la maneta de embrague y el pedal del cambio, porque no hay marchas. Como el primer tramo de la ruta discurriría por carreteras húmedas salimos en modo lluvia y de paso nos vamos conociendo.
Con la electrónica capando el rendimiento del motor realizamos los primeros metros centrándonos en cómo se percibe la LiveWire y lo cierto es que con los ojos cerrados no podríamos identificarla como una Harley-Davidson. No hay vibraciones de ningún tipo (obviamente) y se siente una moto ágil una vez emprendemos la marcha. En parado se notan los casi 250 kg que pesa el conjunto en orden de marcha.
Pronto salimos a carreteras abiertas repletas de curvas enlazadas y con asfalto en mejor estado, así que cambiamos rápidamente al modo Sport, el que desata todo el potencial del motor y baja el control de tracción al mínimo. En el primer tramo despejado que nos encontramos abrimos el gas a fondo y ¡boom! La entrega de potencia de la Harley-Davidson LiveWire es simplemente demoledora.
El propulsor eléctrico de esta moto desarrolla una potencia máxima de 105 CV y un par motor de 116 Nm. No, no son cifras descomunales, pero son absolutamente inmediatas. El puño derecho está conectado directamente con la rueda trasera, funcionando como un potenciómetro que según abrimos nos catapulta hasta la próxima curva con una capacidad de recuperación abrumadora.
La aceleración de 0 a 100 km/h la completa en poco más de 3 segundos, pero lo realmente sorprendente es la recuperación, siendo capaz de pasar de 96 a 128 km/h en ¡1,9 segundos!. En serio, la sensación de aceleración es simplemente brutal, teniendo todo el par disponible desde cero revoluciones por minuto a demanda. Se agradece el doble nivel del asiento para hacer tope con el trasero.
Con una entrega de semejante magnitud es fácil encontrar momentos en los que la rueda trasera pierda adherencia. Por suerte el control de tracción nos cubrirá las espaldas de una manera bastante efectiva, pero echamos en falta unos neumáticos algo más blandos que los Michelin Scorcher que equipa de serie el modelo. Para una moto de corte deportivo se quedan un tanto cortos.
Los de Milwaukee han hecho un muy buen trabajo con el chasis, y es que no es fácil hacer que una moto de este porte se sienta ligera. El centro de gravedad ha sido agrupado al máximo y de ahí la posición extremadamente baja del motor, pero es que además por suspensiones se comporta de una forma muy interesante.
La LiveWire es una moto estable llegando a rozar el calificativo de rígida, pero se mueve bien. En los cambios de dirección se deja meter en curva una vez que rompemos el punto de verticalidad pero su elevado peso nos obliga a tirar fuerte del manillar hacia el interior para que mantenga la trazada. A cambio nos recompensa con una precisión excelente.
Las suspensiones tienen un marcado carácter deportivo con una muy buena contención de los movimientos al pasar sobre irregularidades y apoyar fuerte en los virajes. Destaca la horquilla delantera y la precisión que aportar a la dirección, mientras que el amortiguador trasero peca de duro y seco al carecer de bieletas. Incluso detectamos algún golpe seco al abrir gas fuerte sobre asfalto muy rizado.
Por motor y por parte ciclo, la LiveWire es capaz de llegar muy rápido hasta la siguiente curva, lo que requiere un buen equipo de frenos. La deceleración se confía a un conjunto Brembo que resulta muy solvente, con buena mordida, potencia y dosificación, aunque con un tacto que sería mejorable con una bomba también de la marca italiana y que, de paso, incluyera maneta regulable. El equipo de frenos se complementa con un acentuado freno motor regenerativo que aguanta la moto hasta bien entrada la curva.
Menos ruido, más emociones
En definitiva, la Harley-Davidson LiveWire es la apertura a un mundo nuevo de sensaciones. Rodar a ritmo elevado con una moto de semejante porte con la percepción de llevar toda una moto de Milwaukee es como reaprender a llevar una moto. Lo curioso es que si bien el ruido del motor lo percibimos como algo positivo pues nos aporta información sobre las revoluciones, el estado de la moto o la marcha engranada, su ausencia nos permite centrarnos de manera más efectiva en la conducción. No lo echamos de menos tanto como pensábamos.
A nivel de utilización también supone un punto de inflexión en el mundo de las motos, y es que su autonomía oscila entre los 225 km en ciudad hasta los 142 km en carretera. A partir de ahora tendremos que ver a las motos eléctricas como a los Smartphone, que los conectamos para recargar en el trabajo o en casa. En cualquier caso, aún nos queda mucho para mejorar en lo referente a autonomías.
Y hablando de recargas, la Harley-Davidson LiveWire tiene un tiempo de recarga de 11 horas para una carga completa en enchufe doméstico o puede rebajar esta cifra a 40 minutos para una recarga 0-80% en un punto de carga rápida (60 minutos para 0-100%), soportando potencias de recarga de hasta 25 kW.
Lo cierto es que la Harley-Davidson LiveWire es una moto difícil de enclavar en ningún segmento. Ahora mismo es una moto que está sola frente a una escueta competencia de motos eléctricas que apenas existe, así que en relación a sus rivales de combustión sus 33.700 euros (en negro, 250 euros más en amarillo o naranja) se antojan elevados. Ahora bien, no lo son tanto si los ponemos en perspectiva de que Harley-Davidson está siendo pionera con este modelo.
Volviendo a la competencia, lo más similar que podríamos encontrar ahora mismo en el mercado sería la Zero SR/F que en su variante más básica y sin ninguno de los extras (ni siquiera el adaptador de corriente para Europa) parte de 21.140 euros.
Pero en cualquier caso, si las motos eléctricas nos prometen sensaciones como las que hemos podido tener en este primer contacto con la Harley-Davidson LiveWire, serán mecánicas bienvenidas. De corazón.
Harley-Davidson LiveWire 2019 - Valoración
7.1
A favor
- Respuesta demoledora del motor
- Estética de Harley-Davidson moderna
- Ausencia de vibraciones
- Comportamiento dinámico
En contra
- Autonomía escasa
- Precio elevado
- Suspensión trasera seca
- Freno delantero no regulable
Harley-Davidson LiveWire 2019 - Ficha técnica
Motor | ||
---|---|---|
Tipo | Eléctrico | |
Potencia máxima | 105 CV | |
Batería | 5 kWh | |
Par máximo | 115 Nm | |
Transmisión final | Correa dentada | |
Parte de ciclo | ||
Chasis | Bastidor de acero | |
Suspensión delantera | Horquilla invertida Showa SFF-BP regulable | |
Suspensión trasera | Monoamortiguador Showa BFRP regulable sin bieletas | |
Freno delantero | Doble disco con pinzas de freno Brembo monobloque de cuatro pistones y anclaje radial, ABS con asistencia en curva | |
Freno trasero | Disco con pinza simple, ABS con asistencia en curva | |
Rueda delantera | 120/70-17 | |
Rueda trasera | 180/55-17 | |
Dimensiones y pesos | ||
Longitud | 2.135 mm | |
Distancia entre ejes | 1.490 mm | |
Altura del asiento | 780 mm | |
Peso en orden de marcha | 249 kg | |
Precio | 33.700 euros |
En Motorpasión Moto | ¿Qué es el 'efecto pantalla' y por qué es tan peligroso para las motos?