Durante un tiempo bastante largo llevamos reclamando a las grandes marcas tradicionales algo más de compromiso con el futuro, y es que mientras las firmas más pequeñas y otras start-up están buscando posicionarse en el incipiente mercado de las motos eléctricas, las más tradicionales y poderosas se mantienen un poco al margen.
Bueno, parece que hay un poco de movimiento extra durante las últimas semanas y es que según hemos podido saber, las cuatro grandes marcas japonesas, Honda, Yamaha, Kawasaki y Suzuki, están colaborando para crear un estándar de baterías e infraestructuras para motos eléctricas.
Un estándar para conquistarlos a todos
Precisamente son las marcas más potentes las que están siendo menos atrevidas con las motos eléctricas, pero eso no quiere decir que no estén trabajando en el desarrollo de estas mecánicas. De todas hemos visto patentes que versan sobre baterías y propulsores eléctricos, prototipos e, incluso, motos que aparentan estar en un avanzado estado de desarrollo como la Honda CR Electric Proto.
Abundando en este aspecto, son ellas, Honda, Yamaha, Kawasaki y Suzuki las más interesadas en que las mecánicas de gasolina sigan vigentes para seguir amortizando sus motos tradicionales, aunque con la mirada puesta en el futuro todo apunta a que están trabajando entre las sombras.
Según reportan desde electricmotorcycles.news las cuatro grandes estarían trabajando codo con codo para desarrollar una tecnología de motos eléctricas con puntos comunes, especialmente en lo relacionado con los puntos de recarga, baterías y otras infraestructuras.
El propósito que están buscando es el de que los futuros clientes no tengan que decidir entre un modelo u otro por cuestión de incompatibilidades con los enchufes, por ejemplo, tratando de buscar la democratización de las motos eléctricas a través de la homogeneidad de un tipo de carga común. ¿Te imaginas que por tener una Kawasaki sólo pudieras repostar gasolina en algunas estaciones de servicio? De eso va este acuerdo, además de impulsar a la industria hacia la reducción de tiempos de recarga.
La mayoría de los fabricantes que se han atrevido con la comercialización de motos eléctricas han optado por cargadores de Nivel 1, incurriendo en tiempos de recarga de hasta toda una noche para alcanzar un 100%. En el caso de Zero Motorcycles hasta la puesta en escena de la nueva Zero SR/F no han ofrecido en opción el Nivel 2, opcionalmente.
Otras marcas como Lightning con la nueva Strike o Harley-Davidson con la LiveWire han dado otro salto adelante ofreciendo en algunos casos el Nivel 3 de carga rápida con el que la primera puede poner al 100% sus baterías en sólo 35 minutos, o eso prometen.
Esa disparidad de opciones de recarga puede suponer dudas para un cliente potencial, porque las dudas son incertidumbre y en casos de incertidumbre los procesos de compra se congelan o, directamente, el cliente sigue quedándose con una moto de gasolina. Otra opción son las baterías extraíbles y los puntos públicos de intercambio de baterías, pero ahí también se necesitaría implementar un estándar común en el que todo apunta que ya están estableciendo un plan de trabajo.
En esa incertidumbre es donde Honda, Yamaha, Kawasaki y Suzuki no quieren entrar, porque quieren que sus motos calen lo más profundo y rápido posible en el mercado, ayudadas además por unas infraestructuras que necesitan un buen empujón para tumbar las barreras psicológicas de los usuarios. Mientras eso no pase, difícilmente veremos modelos eléctricos de estas marcas.
Y es que hasta la fecha ninguna de las cuatro grandes marcas japonesas está participando activamente en el juego de las pilas. Estas cuatro firmas aglutinan la mayor cuota de mercado a nivel global y en ninguno de los casos cuentan en su catálogo con un modelo de moto eléctrica salvo honrosas excepciones como la Yamaha TY-E de trial.
Sólo Honda, la que aparentemente es más reticente a este cambio, tiene un modelo de moto híbrida y otro de moto eléctrica en forma de los Honda PCX que se venden de momento y de forma exclusiva en algunos mercados asiáticos. ¿Por qué? Bueno, suponemos que como producto esos modelos allí están siendo utilizados como mula de pruebas para probar el sistema, garantizar su funcionamiento y comprobar su viabilidad comercial a gran escala.
Por otro lado está el tema del precio y es que con el Honda PCX125 a un ajustado precio de 3.075 euros y capaz de hacer unos consumos que bordan lo ridículo, traer las variantes electrificadas a nuestro mercado ahora mismo sería una jugada que previsiblemente no gozaría de un gran éxito comercial.