Marc Márquez no va a correr el Gran Premio del Algarve de MotoGP. Honda ha comunicado que su piloto estrella se pierde la cita de Portimao después de sufrir una conmoción cerebral durante un entrenamiento el pasado sábado. Un parón que llega en el peor momento posible: cuando Márquez estaba en plena racha de resultados.
Según informó HRC, Márquez sufrió una conmoción cerebral leve mientras entrenaba el pasado sábado, y la evolución ha invitado a ser prudentes. Enseguida muchas voces se preguntaron por qué Márquez no corría en Portugal si ya habría pasado toda una semana de una conmoción leve. La decisión de Márquez y Honda es un acierto. Y este es el porqué.
El síndrome del segundo impacto, un terrible peligro para Márquez
La conmociones cerebrales son uno de los temas más delicados en el deporte actual. En la última década los estudios médicos sobre los golpes en la cabeza han avanzado mucho y han dejado un protocolo de actuación ante conmociones cerebrales que tiene una premisa bastante clara: mejor prevenir que curar.
Cuando se habla de conmoción cerebral de lo que realmente se está hablando es de que el cerebro se golpea contra las paredes del cráneo. El deportista suele quedar aturdido y en la mayoría de deportes la propia normativa obliga al árbitro a pedir la sustitución de ese deportista. Desgraciadamente, no es el caso de MotoGP.
En las motos, probablemente el deporte más peligroso del mundo, se permiten cosas como que Deniz Öncü corriese la primera carrera de Misano de Moto3 solo unas horas después de haber sufrido una durísima conmoción. Con conocimiento o sin él, ese día se puso en peligro la vida del piloto turco.
Y es que el gran riesgo de una conmoción cerebral es el llamado síndrome del segundo impacto. Es decir, volver a tener un impacto en la cabeza sin haberse recuperado aún del primero. En ese caso, se puede causar daño cerebral permanente o incluso la muerte. Por eso en la mayoría de deportes es obligatorio dejar de jugar de inmediato.
Muchos estarán pensando que para eso los pilotos de motos llevan casco, pero nada más lejos de la realidad. El casco no impide que se provoquen lesiones internas. No existe ningún casco que pueda evitar que, en un rebote contra el suelo, el cerebro choque contra las paredes del cráneo. Esa no es su función.
Este sábado mientras entrenaba off-road para preparar la próxima carrera sufrí una caída que me provocó una leve contusión en la cabeza. Tras unos días de reposo y ver que seguía con malestar, hoy he realizado una revisión médica y por precaución no disputaré el GP del Algarve. pic.twitter.com/DhkMyD8KqJ
— Marc Márquez (@marcmarquez93) November 2, 2021
En bastantes ocasiones incluso el deportista ya se encuentra en perfecto estado pero aún así puede tener alterado su pensamiento, comportamiento y/o equilibrio. Hasta que un médico competente no le dé el visto bueno, el deportista no debería volver a estar apto para la competición. Al menos así es en la mayoría de deportes.
¿Cómo se traduce todo esto al caso de Marc Márquez? Pues que arriesgar no tiene ningún sentido, por mucho que el piloto se encuentre bien y que haya pasado ya una semana del incidente. Lo que está en juego no es solo el físico del campeón, sino directamente su salud. Un síndrome del segundo impacto sería fatal.
Después de todo el calvario que ha atravesado Márquez, y por extensión Honda, desde la lesión de Jerez, lo último que querrán será volver a entrar en la espiral, y menos aún por disputar una carrera inservible. Como siempre en este tipo de casos, la prudencia es la mejor consejera, especialmente en un mundial decidido.
La actitud de Márquez y su equipo además habla de que han aprendido la lección. Igual de ilógico es correr una carrera una semana después de una conmoción cerebral que hacerlo, o intentarlo, cinco días después de romperse el brazo. De aquel error han venido estos dos años terribles, pero ahora han demostrado que, al menos han aprendido.
Si todavía alguien duda de lo serio que es el tema de las conmociones sería recomendase que se viese la película 'Concussion' (2015), traducida al castellano como 'La verdad duele', y protagonizada por Will Smith. En ella se muestra perfectamente cómo el avance de los estudios sobre conmociones ha cambiado el deporte americano, empezando por la NFL.
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