Parece que antes de que llegue el otoño con sus salones, este verano está siendo el de las filtraciones sobre motos deportivas como el caso de las BMW S 1000 RR y Aprilia RSV4. En este caso podemos prácticamente asegurar que la Kawasaki ZX-6R tendrá una nueva generación en 2019.
La Ninja ha sido la gran animadora del Campeonato del Mundo de Supersport durante las últimas temporadas. Ante la retirada de Suzuki y Honda y la pasividad de Yamaha hasta el año pasado, la Kawasaki ZX-6R ha sido la gran candidata de SSP, especialmente en manos del ahora retirado Kenan Sofuoglu.
Menos potencia, más peso, más electrónica
Después de varios años sin evolucionar pese a continuar siendo una moto competitiva y ganadora, la retirada de Sofuoglu ha dejado a los pilotos de Kawasaki sin un referente y con la duda de si el piloto turco estaba poniendo con pilotaje lo que la moto adolecía técnicamente, este 2018 más que nunca ante una competencia feroz.
Para solucionar este impasse, Kawasaki tendría prácticamente lista una nueva ZX-6R tal y como se han filtrado en los documentos del California Air Resources Board (CARB) y de los que se pueden extraer algunos detalles. Para empezar, la Ninja intermedia seguirá confiando a un motor de 636 centímetros cúbicos pero con unas emisiones sensiblemente recortadas.
Las emisiones podrían haberse acotado a cerca de la mitad de las del modelo actual, lo que supondría un esfuerzo doble ya no sólo para cumplir la Euro 4, sino además pasar las restricciones de la Euro 5 que llegará (en teoría) en 2020 en un movimiento que cada vez parece más popular entre los fabricantes.
Como es de esperar, estas limitaciones se traducirán en una rebaja de potencia, perdiendo 2 CV declarado y dejando su potencia declarada en 129 CV frente a los 131 CV de la última versión. Con los nuevos añadidos como el convertidor catalítico de tres vías, el peso también se incrementará hasta los 196 kg en orden de marcha.
Por tanto, habrá una pérdida final en prestaciones al menos sobre el papel, pero a cambio la Kawasaki ZX-6R 2019 incorporará algunas chucherías electrónicas procedentes de la ZX-10R como plataforma de medición inercial, control de tracción, ABS con asistencia en curva, launch control, modos de conducción, acelerador electrónico...
Además, complementariamente a la versión 636, Kawasaki debería homologar las versiones de 600 centímetros cúbicos para poder acceder al Campeonato del Mundo de Supersport tal y como marca el reglamento, pero como viene siendo habitual desde hace 15 años la versión RR estaría garantizada.
Por último las cotas externas de la ZX-6R también cambiarían para convertirse en una moto algo más compacta con formas heredadas de la gama H2 y, quizá, la firma japonesa se estuviera planteando una versión limitada apta para el carnet A2 como complemento a su gama.
De esta manera, la firma de Akashi seguirá los pasos marcados por Yamaha, la única marca japonesa que se ha aventurado a una renovación completa de su Supersport con la nueva Yamaha YZF-R6 que probamos el año pasado y a la que el tren delantero de la R1 y su electrónica le han sentado a las mil maravillas. No hay más que ver cómo se desenvuelve en el mundial de Supersport con cinco Yamaha en las cinco primeras posiciones de la general.
Por otra parte está MV Agusta. La marca italiana renovó recientemente su MV Agusta F3 675 para adaptarla a la normativa Euro 4 y poder así seguir compitiendo en el mundial. La tricilíndrica de Varese sigue siendo una moto competitiva con opciones de podio pero su delicada situación financiera puede ser determinante para su continuidad en el campeonato.