Pol Tarrés tiene trabajo por delante si quiere recuperar una de sus hazañas más épicas. Si el año pasado el español escarpaba como cabra en el monte con una Yamaha Ténéré 700 los 6.175,5 metros de la octava cumbre más alta de América haciéndose con un récord mundial... Ahora se lo han arrebatado.
Ha sido cosa de un suizo llamado Jiri Zak, que lleva años a vueltas con esto de los récords Guinnes de altura en motocicleta. Lo ha vuelto a hacer, y si para Tarrés ya fue difícil coronar 6.175,5 metros, el suizo no se ha despeinado en aumentar la cifra en otros 300 metros.
Con la mitad de oxígeno desde los 5.500 metros de altura
Quien vaya hecho algún viaje largo en moto y se haya planteado subir alguna montaña o paso como el del Stelvio sabrá que no es fácil. Hace casi un año vimos a Tarrés escarpar la segunda montaña más alta en Argentina después del Aconcagua, la de Mercedario hasta con oxígeno. Ni siquiera llegó a la cima, se quedó en los 6.175,5 de 6.720 metros, pero eso ya le valió para récord.
Jiri Zak lleva años subido a la moto haciendo este tipo de virguerías. Seguro que a Pol le suena su nombre. De hecho, el suizo forma parte del Grizzly Race Team, un equipo de motociclismo con el que se apostaron varios retos. Los componentes del equipo se propusieron en 2021 culminar un récord que luego batiría Tarrés: subir hasta los Ojos del Salado, en Chile. Solo Zak lo consiguió.
Este 2023 le ha quitado las pegatinas a Tarrés, también con una Yamaha Ténéré 700. En esta ocasión ha vuelto a los Andes chilenos para culminar 6.501 metros, tal y como reclama Motorrad: nuevo récord sobre una moto de dos cilindros, ya que la última vez que lo consiguió lo hizo sobre una monocilíndrica, una KTM 450 EXC-F.
Naturalmente la aventura no ha sido con la moto de serie. Ha necesitado de cierta preparación para la aventura en el desierto de Atacama. El chasis ha sido modificado casi en su totalidad, creando una moto cuyo manejo es totalmente diferente, pero "sigue siendo visualmente inequívocamente una Yamaha Ténéré 700".
A esa altura, dice el sueco, "el hombre y la moto pierden potencia, pero el peso del vehículo sigue siendo el mismo. Peor aún, se siente tres veces más pesado".
A partir de los 5.500 metros pierde la mitad del oxígeno que se inhala en comparación cuando está al nivel del mar. Lo peor llegó a partir de los 4.350 metros, soledad absoluta: "No hay caminos, solo valles, desfiladeros, subidas empinadas, cadenas montañosas y campos de hielo. Son casi 20 kilómetros hasta el punto más alto al que he llegado con el Ténéré".
Una aventura cara. El sueco hace memoria de los gastos, y entre preparativos, vuelo, embargue, posterior transporte por Chile, el viaje de 1.000 km por el Atacama dice haberse gastado "unos 12.000 euros". Y eso sin incluir moto ni ropa, que fue una cesión de un concesionario.
Veremos si Pol es capaz de replicar los 6.501 metros del suizo. Un récord Guinness menos bajo el brazo, pero el año pasado ya dejó caer que volvería a las montañas. ¿Reto aceptado?