Todos la daban por muerta, pero no. Una de las marcas de motos eléctricas más conocidas del mundo, CAKE, se había declarado en bancarrota. Iba a cerrar; todo estaba abocado a ello. Pero no; hay alguien que sigue creyendo en las motos eléctricas y han pagado una millonada por devolverla a la vida.
La marca acaba de revivir, y tiene un "ambicioso" plan para volver a convertirse en una de las referencias, aunque el panorama no es del todo positivo.
Un minorista de Toyota y Lexus acaba de comprar la marca
Es (porque no ha muerto) uno de los fabricantes de motos eléctricas más prometedores de la actualidad. Los suecos siempre han estado en la palestra con sus motos de minimalista estilo y elevado precio. En la industria se la ve como una de las referencias, pero en febrero registraron la bancarrota porque no tenían apoyo económico suficiente para la siguiente parte del proyecto, que incluiría volumen de producción y rentabilidad.
Ahora, en cambio, alguien la ha salvado. En un nuevo anuncio, la marca ha dicho que está a punto de reescribir su futuro. Quien se ha hecho cargo de CAKE ha sido la compañía noruega de automoción 'Brages Holding AS'.
¿Quien ha decidido revivirla? Se trata de un minorista de coches noruego (Lexus y Toyota) que cree en la "electrificación cuando la gente se lo propone". De hecho, vendían parte de sus motos y eran parte de la red de ventas. Eso los "enamoró", y ahora creen "que la transformación en el sector de la micromovilidad también se acelerará".
Así que han elaborado un plan de negocios para adquirir CAKE y devolverla a la vida. Un plan "ambicioso" para "liderar el segmento de vehículos eléctricos premium de dos ruedas en mercados específicos". Eso incluye motos, scooters y bicicletas eléctrcas. Precisamente en Noruega la cuota de mercado de los vehículos eléctricos es del 82%.
Caso distinto es el resto de Europa. En bastantes países europeos es extrapolable la situación de España. En todo 2023 las ventas cayeron un 13 % según ANESDOR. El número de ventas representa solo el 7,4 % del total de motos vendidas. Los particulares son los que menos las compran, un 33,7 % menos, mientras que las empresas son las que más compran para sus flotas, con un crecimiento del 45,7 %.
El reto es mayúsculo. Bien lo sabe el fundador saliente, que dijo al abandonar que "las cuestiones climáticas ya no son el centro de atención, estamos en una recesión" y que "no hay interesados en la fase posterior en la que se encuentra la empresa". Es decir, que casi no hay interesados en sacar adelante uno de los proyectos eléctrico más potentes de la actualidad". Ahora parece haber uno.
CAKE revivirá de sus cenizas, porque todavía quedan algunos empleados; no todos. Una tarea complicada a precio de oro. Motos de 10 kW de potencia, 84 kilómetros y más de 8.500 euros son algunos de los puntos débiles por los que los modelos no terminan de arrancar.