Francia le grita a la ITV. Los franceses, ávidos y habituales en eso de salir a la calle a la que no están de acuerdo, han vuelto a hacerlo a lo grande para quejarse sobre la ITV que entra en vigor desde esta semana.
Allí se llama CT2R (control técnico de dos ruedas), y ya están clamando al cielo por estar obligados a tener que pasarla cada dos años, como se lleva haciendo en España desde los años '80. "Es una extorsión", denuncian los motoristas franceses, muy descontentos.
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Un trámite tan cotidiano (que a veces se torna en un auténtico dolor de cabeza) como es pasar la ITV a la moto es algo que no tenían que hacer los franceses hasta este lunes. Sus leyes nacionales no lo contemplaban, pero Europa, a través de una directiva, ha obligado a todos los países de la zona euro a pasarla.
Tres millones de vehículos de dos ruedas, incluyendo motos, ciclomotores y triciclos, tendrán que pasarla a partir de ahora. Una nueva obligación de la que estaban exentos y no querían saber nada. Por ese motivo miles y miles de moteros han vuelto a salir a la calle a hacer ruido y protestar este lunes en París... Pero no tienen nada que hacer.
Cuando Europa manda; el pueblo obedece. "Es pura y simplemente una extorsión", denuncian desde la Federación Francesa de Motoristas en Cólera en declaraciones recogidas por El Mundo. Una "extorsión" que, de no cumplirse, se saldará con una multa de 135 euros y la posible inmovilización de la moto.
Así que oficialmente, Francia ya tiene que pasar la ITV a todas las motos. Y los franceses están muy descontentos por ello. El poder del pueblo, nunca mejor dicho, ha ido provocando que, manifestación tras manifestación, el gobierno nacional lo pospusiera cada vez más, hasta que la Comisión Europea les ha dado un tirón de orejas a causa de una denuncia de las asociaciones ecologistas ante el Consejo de Estado. A Macron no le quedó más remedio.
En un principio la ITV obligatoria debía haber entrado en vigor en 2022, y ya han pasado más de dos años desde entonces. Al menos su revisión será más laxa que la española, porque su CT2R se centrará en una "inspección visual", simple y llanamente.
Los franceses no han establecido protocolos para examinar el exceso de ruido de un escape, por ejemplo, ni tampoco pueden verificar si una moto ha sido 'trucada' o tiene componentes no homologados. A pesar de ello, 40.000 motoristas han salido a las calles del país para quejarse.