De novela lo que ha pasado en esta pasada feria del EICMA. Como sabéis, es la feria más importante de motos de todo el año donde los fabricantes presentan sus principales apuesta año tras año. Pues además de las motos, este año ha habido dos protagonistas inesperados.
Un padre y un hijo intentaron robar con una moto haciéndose pasar por empleados. Un plan urdido por el mismo Arsène Lupin. Al contrario que el famoso ladrón del guante blanco, a estos les ha salido el tiro por la culata cuando intentaban robar una moto de 11.000 euros.
Ponerse a robar una moto en la feria más famosa del mundo no parecía una buena idea
El surrealista plan tenía como objetivo infiltrarse como operarios en la feria EICMA de Milán y llevarse una moto por la cara. Los protagonistas son un padre de 55 años y su hijo de 18, que aprovecharon el `último día para ejecutar su malogrado plan. Recordemos que se celebraba del 9 al 12 de noviembre.
La moto que querían era una Kawasaki, y los de Akashi desplegaron allí unos 60 modelos. Vamos, que tenían para elegir. En concreto se encapricharon de una Kawasaki KX 250X, una moto de enduro que incluye kit de homologación para circular por la calle.
El plan no estaba mal pensado. El hijo se hacía pasar por uno de los trabajadores de Kawasaki y el padre le esperaba en una furgoneta para llevársela.
El día posterior a la clausura de la feria, el 13 de noviembre, los operarios ya estaban desmantelando los stands sobre las 9.30 horas de la mañana. Una vez infiltrado entre los trabajadores, el chaval se llevó la moto. Los de Kawasaki se dieron cuenta de ello cuando miraron el albarán del transporte: faltaba la Kawasaki KX 250X. Inmediatamente llamaron a la policía y alertaron a la seguridad del recinto.
A su llegada, los Carabinieri italianos montaron un dispositivo digno de película y bloquearon todos los accesos y salidas al EICMA. No tardaron ni una hora en encontrar la moto, que estaba guardada en una furgoneta con matrícula alemana, y con el padre y el hijo dentro. Eran de origen esloveno.
El plan frustrado, y padre e hijo detenido. Un robo de película que salió mal, y terminó con la moto recuperada. Ahora los dos se enfrentan a un delito de hurto agravado, y no es poca cosa.
En Italia es un delito penal, y ojo porque la multa no solo va desde los 2.000 a los 4.000 euros, sino que también se estipulan penas de prisión de seis a 20 años. Todo por intentar robar una moto de enduro. Surrealismo puro y duro.