Cuatro de los mejores técnicos de Kawasaki están ya preparados para la primera vuelta. Nunca hubo una presentación tan exclusiva como esta. De repente, cuatro nobles H2’s aparecen a la vez en el horizonte por la interminable recta de Catar. Tengo el honor de estar presente en un punto de inflexión de la historia del motociclismo como uno de los pocos periodistas de habla alemana y el único austriaco.
Los preparativos y la presentación nos aguarda, la entrega de las motos entre colegas es corta y sin dolor: ¡tú! ¡fuera! Como un tipo que tiende a ponerle etiquetas a todo, no sabía muy bien donde colocar la H2. No me sentía aun perfectamente integrado, se siente eso sí con más aplomo, estabilidad y más soberana que el resto de motos deportivas. En las primeras curvas no pongo a prueba ni la parte ciclo ni el chasis de la moto, sino la desafiante respuesta del acelerador al tacto del gas. Es una moto especial, distinta a todo lo que he probado hasta ahora, y tengo que encontrar la manera de domesticarla.
200 cv bajo el brazo
La primera alegría llega en el momento en el que el radio de la curva incrementa. Porque después de ese pequeño desfase en la respuesta del acelerador, le sigue una suave pero precisa dirección que, para mí, marca un antes y un después en la historia del motociclismo. A diferencia de las deportivas normales, la absurda y enorme potencia de esta moto no se entrega de forma frenética. Uno intuye que la H2 se puede sacar 100 cv de la manga en cualquier momento. Ya en las curvas más abiertas, este imponente propulsor de 200 cv y 133Nm casa a la perfección con el chasis. La moto permanece estable y ofrece cierta confianza. Uno se anima a seguir dando gas y lo único que interrumpe el subidón de adrenalina es cierta compasión por la rueda trasera. Al salir de la curva en cuarta, dejamos que los caballos salgan despedidos a través de la turbina – es un auténtico milagro que esto no estalle en mil pedazos.
Es exactamente aquí, en curvas amplias y rápidas, donde realmente se vive esta moto. Y es que trazarlas a el motor a 9.000 ó 13.000 vueltas es infernal. Y eso pese a que hoy en día su pico de potencia de 200 cv ya no suene nada espectacular.
Con el cronómetro en mano
Contra todo pronóstico, no acabé del todo contento con los tiempos por vuelta. Ya había rodado en Catar donde he llevado motos del Mundial de Superbikes. Personalmente, creo que está claro que la H2 no es ni mucho menos una Superbike, ni tampoco una Sport-turismo. Y de nuevo me encuentro en el problema sobre cómo etiquetarla. Me puedo imaginar sin problema alguno pilotándola también en carretera abierta.
Se me ocurre ahora dejarla correr en alguna Autobahn… y me vienen a la cabeza unos cuantos titulares de la prensa local hablando sobre la nave que sobrevoló las autopistas alemanas. En su pedazo de sillín te puedes dejar resbalar mucho más atrás de lo habitual para un acoplamiento perfecto en la moto. Y así, convertir piloto y máquina en una sola unidad de aerodinámica perfecta. Pero la Kawasaki H2 puede llegar aun más lejos, y en la próxima vuelta estoy dispuesto a descubrirlo.
Los 11 mandamientos de las curvas
Antes de la segunda vuelta hablo brevemente con uno de los mecánicos. Configuramos el efecto del freno motor en uno de sus niveles más bajos. Se puede incluso desactivar por completo, pero para no eso aun no estaba preparado. Le hablo de cómo me quedo atascado en las curvas a la hora de abrir gas. Su respuesta fue sencilla y directa: „¡Necesitas más velocidad! Olvídate de redondear las curvas.“, ahí estaba el undécimo mandamiento de nuestro Moisés.
„¡Necesitas más velocidad! Olvídate de redondear las curvas.“
Para la siguiente vuelta tomo la Kawasaki Ninja H2 como si fuera una deportiva más. Freno mucho más fuerte, decidido y sin dudas. Necesita presión, tanta como una moto de competición. Lo de centrarse y enlazar curvas no va con ella. Con un pequeño golpe de gas tras la frenada te colocas preparado para salir otra vez disparado. Y de repente, me marco una elegante vuelta rápida rápida sobre el cálido asfalto del Losail Internal Circuit.
Velocidad punta de la Kawasaki H2
La gran estabilidad del diseño Ninja se siente especialmente bien los cambios de dirección. Algo que hasta cierto punto solventa muy bien Kawasaki. El manillar de la Kawasaki Ninja H2 es, por ejemplo, más ancho que el de una ZX-10R y de este modo podemos, con un poco de ayuda de nuestro cuerpo, enlazar curvas con agilidad pese a su peso total.
Obviamente, la mejor parte sigue siendo la enorme recta de meta de Catar. En la última curva encaras la recta especialmente concentrado y, justo después, te acoplas bajo la cúpula. Cuarta, quinta, sexta marcha. No es tarea fácil ver las cifras que marca el tacómetro. No por defecto de la pantalla, que se puede leer sin dificultades, sino porque todo pasa demasiado deprisa para nuestros ojos. A partir de 260 km/h uno se desentiende de lo que marca para centrarte en lo que tienes delante.
Dependiendo de cómo hayas salido de la última curva, pasas por los pelos los 300km/h, o no. No tengo ni la más remota idea si en la pantalla aparece 299 ó 300. A esta velocidad se corren 83 metros por segundo. Para hacernos una idea, un campo de fútbol mide entre 90 y 120 metros de largo: en poco más de un segundo la H2 entraría en el campo y desaparecería de nuevo. Dejad que me disculpe por haberme concentrado más en el punto de frenada al final de la recta.
Frenos a la altura
No tienes o no deberías tener ninguna piedad con la Ninja H2. Los ingenieros de Kawasaki, por suerte, han puesto tanto empeño en la potencia de frenado como en la de propulsión. Los colosales discos de 330mm muerden con suficiente fuerza y, gracias a la mayor distancia entre ejes y el asiento más retrasado, la intensidad de la desaceleración es una experiencia alucinante.
Tienes que haber llevado 300 cv, para poder disfrutar 200
Al final de mi turno con la H2, estaba sorprendido y entusiasmado, pero no verdaderamente satisfecho. No había conseguido exprimir todo su potencial, no siempre lograba coger la trazada y, encima, era varios segundos más lentos que con la ZX-10R de hace unos años. Y luego pasó algo sorprendente. Por la tarde probábamos la Kawasaki H2R y, después, volvíamos de nuevo la H2. La Kawasaki H2R dibujaba nuevos horizontes y acababa con el respeto que le tenía a la H2. Y de repente, me encontré rodando como pez en el agua, fluido, y la respuesta del gas en las curvas mejoró repentinamente. ¿Qué ha pasado? Ya sin temores a bordo, el tiempo que permanecía tumbado en curva se vio acortado claramente y empecé a pilotar la H2 como cualquier otra: echando el resto en la frenada, girando con decisión y gas a fondo. Los dueños de la H2 tienen mucho que entrenar con la H2R, aunque de momento no es ninguna obligación.
La H2 es una máquina muy especial y se necesita un piloto con experiencia y algo de tiempo para sacar provecho. En eventos como las Grip Parties de 1000PS, donde puedes probar una de estas, hay que tenerlo muy claro.
Precio y competencia de la H2
La Kawasaki H2 superado todos los récords de visitas, usuarios únicos e interés de los lectores. Aunque muchos esperabais una moto claramente superior a otras deportivas como la BMW S 1000 RR, la Panigale o la R1, parece bastante claro que la H2 no compite en la misma liga. La podríamos poner en el mismo cajón con una Hayabusa, por así decirlo, aunque no hace falta decir que la H2 esta varios escalones por encima en cuanto a exclusividad y mecánica. Es una moto que ha sido construida para una experiencia intensiva de aceleración y velocidad punta, como otros tantos vehículos.
No se me ocurre comparar la H2 con ninguna otra moto. Su soberbio precio la destina a un tipo de cliente más interesado en barcos y en súper deportivos. No hay alternativa a la H2.
Como entusiasta de las motos, considero esta H2 un monumento al motociclismo. Los niños dejaran de babear con los amigos delante de los Veyron y compañía. Y entonces será la Ninja H2 un auténtico éxito. El vehículo más descomunal y acojonante del mundo vuelve a ser una moto.
Y mañana, nos subimos a la Kawasaki H2R…
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Más información | 1000PS.at
Fotos vía | 1000PS.at