Por lo que parece la corriente actual lleva a los fabricantes a crear motos buenas para todo, o casi todo. Con una estética encuadrada en un segmento determinado en función de los gustos de cada cliente luego tenemos motos que se defienden muy bien en varios mundos para los que en principio podríamos pensar que no están pensadas. Un buen ejemplo es la Ducati Monster 1200.
Con ella hemos hecho de todo, desde viajar tranquilamente con pasajero, hacer recados por la ciudad en hora punta, hasta una breve incursión en un pequeño circuito propiedad del Grupo Alentis. Aún queda un rato largo para bajarnos de la nueva Monster, ¿nos acompañáis?.
Ducati Monster 1200: de paso por circuito
Gracias a la amabilidad de Javier Cabanas, responsable de la pista Tepesa perteneciente al Grupo Alentis, pudimos acercarnos una calurosa tarde a las instalaciones que poseen en Brunete (Madrid) para la formación de conductores -centro de alto rendimiento para conducción segura y anti-incendios-. No es un circuito de pruebas al uso porque está pensado para otros fines distintos a ir rápido con una moto pero nos pudimos hacer una idea de cómo se desenvuelve la Ducati Monster 1200 en una pista cerrada.
El motor en su configuración Sport tiene potencia y empuje para dar y tomar. En el más prestacional de los modos nos podemos ir olvidando de toda la dulzura de la que hablábamos ayer porque aquí todo se enfoca dar lo mejor del bicilíndrico, la conexión entre el acelerador electrónico y la rueda trasera es más que inmediata y en maniobras delicadas a bajas revoluciones podemos llevarnos algún susto.
A medida que sube de revoluciones se nota cómo no sólo disfruta el piloto sino también el motor está encantado de habitar la gama media y alta. Es fácil notar como por culpa de los 135 cv y 120 Nm la rueda delantera quiere despegarse del suelo abriendo gas con decisión. Gran parte de culpa la tiene la rueda trasera de 190 mm que no se despega del suelo bajo ningún concepto gracias a un control de tracción muy avanzado.
Las suspensiones ahora que vamos apretando un poco más fuerte y con la seguridad de no encontrar tráfico quedan un poco blandas en su configuración de serie. Hay bastante transferencia de pesos en frenadas y aceleraciones fuertes y para alguien con más peso que yo puede que sea algo más notable, pero recordemos que para aspiraciones más deportivas aún tenemos la Ducati Monster 1200 S con sus suspensiones Öhlins y que la Monster 1200 -a secas- está pensada para ser más polivalente.
La dirección no es tan ligera como cabría esperar, se nota que el motor genera muchas inercias y en ocasiones cuesta un poco hacerla entrar en razón y meterla por donde queremos. Es larga entre ejes y al final pasa factura en tramos muy revirados pero cuando las curvas son amplias es donde realmente disfrutamos de las bondades del chasis tubular. Ni siquiera es necesario que debajo nuestro haya un firme en perfectas condiciones porque la puesta a punto de la parte ciclo digiere con soltura las irregularidades.
Ducati Monster 1200: naked al fin y al cabo
No me gusta demasiado hablar de obviedades pero, ¿os habéis dado cuenta de que la Monster 1200 es naked? ¿si, verdad? Pues yo también porque una vez que dejamos atrás las emociones fuertes y nos ponemos a hacer trayectos largos el aire pega con ganas. La posición de conducción erguida unido a una protección aerodinámica nula hace que tengamos barra libre de viento, así que tendremos que recolocar el trasero más atrás para buscar algo de inclinación y que el aire circule de manera más fluida.
Por lo demás la posición es bastante buena para hacer kilómetros si no vamos con prisas, claro. El asiento es ancho con un buen mullido que admite con soltura los cambios de postura. Las rodillas tienen un buen espacio para recogerse bajo las sinuosas formas del depósito y sólo los pies andan un poco más justos de espacio porque en el lado derecho tienen que convivir con el escape y por el izquierdo con el basculante monobrazo.
¡Por cierto! que la Ducati Monster 1200 tendrá contentos a los amantes de los monobrazos de Borgo Panigale porque sí lo incluye y además en un precioso acabado color magnesio que hace juego con las tapas del motor. Por el lado derecho deja ver la bonita llanta de cinco radios dobles pero podían haber usado los silenciosos del tipo que lleva la nueva Diavel cortados en bisel para dejar más espacio visual a la rueda trasera.
Para desplazamientos largos lo mejor es que seleccionemos el modo Touring. Con él tendremos los 135 cv pero con una entrega de potencia más lineal que en el modo Sport, además el panel nos mostrará mucha información relevante en viaje. Con ésta configuración nos aseguraremos de tener una respuesta apacible al tacto del gas pero con toda la potencia disponible que podamos necesitar en cualquier situación.
Ducati Monster 1200: también para dos
La tapa del colín que incluye la Ducati Monster 1200 se retira con cuatro tornillos allen situados en la parte inferior del asiento. Al quitarla tendremos un asiento corrido con mucho sitio disponible para alojar a un pasajero que se subirá la mar de contento. El mullido es el mismo que el de la zona del piloto y la superficie considerable así que es difícil que alguien nos ponga pegas porque le parezca incómoda.
Muy acertadas tanto las asas traseras como los estribos. Las primeras no quedan nada aparatosas para cuando circulamos solos pero al pasajero le harán un servicio excelente por sus dimensiones y formas agradables para agarrarse. Y los segundos están situados a una altura lo suficientemente baja como para que no queden las piernas demasiado recogidas si decidimos llevar la altura mínima del asiento.
Tampoco se transmiten vibraciones a la zona del copiloto ni se desprende mucho calor del escape así que si tenéis por ahí alguien a quien le guste montar en moto va a ser difícil que cuele la típica excusa de "es que vas a ir muy incómodo/a" para iros a hacer curvas a lo loco.
Parte anterior | Ducati Monster 1200, prueba (conducción en ciudad y carretera)