Hay ciertas historia que siempre tocan el corazón, que guardan ese componente emocional innegable. Como la de Robert "Bob" Patterson, un hombre que dedicó su vida a las motos. Un norteamericano que pasó 62 largos años subido a una Harley-Davidson, y ahora puede decir que hasta sus últimos días.
Este hombre está en cuidados paliativos. Su único deseo era volver a montar en moto una última vez rodeado de la marca que le dio tantas alegrías... Y lo consiguió.
Robert dejó de montar en moto hace ya diez años
Bob es un veterano norteamericano de la los Marines de los Estados Unidos. Cumplía el prototipo a la perfección: militar y amante de las enormes y ruidosas Harley-Davidson. Todo ello era su vida. Salta a la vista viéndole: chupa de cuero con galones y parches y una gorra del USS Princeton donde sirvió, según cuenta The Repository.
En su chupa de cuero todavía lucen muchos de los parches que han dado honor a su carrera como militar y como motorista. Más allá de la bandera yanqui, figuran algunos eventos memorables como el Tulsa Bike SHow del '95, el parche de los retirados americanos o la mítica convención de Sturgis en 2005.
Anduvo en moto durante los últimos 62 años, en una Harley-Davidson, su marcha fetiche. El pasado viernes Bob cumplía 85 años, y le dijo a su enfermera de cuidados paliativos que solo tenía un deseo: "Quiero ver 100 motos en el parking". No digas más; su enfermera Rebecca se puso manos a la obra.
El día de su cumpleaños el hombre salía por la puerta al mismo tiempo que veía una hilera de motos desfilando en su honor. "Todo esto es para honrarlo. Un último viaje", decía una de las hijas de Bob.
En silla de ruedas, el hombre recorrió todo el parking saludando a las decenas de motociclistas allí reunidos para honrarle. Emocionado, lo mejor estaba por llegar: una vuelta de casi 20 minutos y 10 kilómetros subido al sidecar de una Harley-Davidson. Estaba escoltado hasta por la policía.
Robert montó por última vez en su Harley-Davidson hará ya diez años. Sin embargo, el deseo y el amor por las motos nunca se fue. Hasta qué punto debe amar un humano su pasión por las ruedas para que esa sea su última voluntad. La de Robert.
Si pulsas en este enlace podrás ver más fotografías del emotivo evento. En el fondo se trata de un último viaje, pero de verdad, porque el protagonista de la historia se encuentra en cuidados paliativos.