
Como un cazador o un pescador con su presa, hacerse una foto con el trofeo siempre está bien. Excepto cuando eres ladrón, te dedicas a robar motos y te haces un fotograma con cada una que robas. Spoiler: te acaban trincando y las fotos se convierten en pruebas incriminatorias.
Es lo que le ha pasado a un joven ladrón de motos en Reino Unido. Y ahora se enfrenta a una pena de prisión de catorce años por robar.
A la cárcel por una foto
Kyle Camp era considerado por la policía británica como un especialista en el robo de vehículos. Al menos es lo que su historial delictivo delataba. Bueno, pues podría ser ladrón pero era poco espabilado porque ha sido sentenciado a catorce años y cuatro meses de prisión tras admitir su implicación en numerosos delitos.
En su historial figuran ya tres allanamientos, seis robos, seis hurtos y dos delitos de receptación. Estaban buscando a este joven desde hace meses, y cayó por una simple foto.
El joven formaba parte de una banda criminal que operaba en algunas partes cerca de Manchester. Su modus operandi consistía en forzar garajes y llevarse todo lo que pudiera arrancar y vender. En ocasiones, si se topaban con los propietarios, no dudaban en amenazarles para hacerse con las llaves.
Su piedra en el zapato fue su propio móvil. Al revisar sus fotos, los agentes encontraron imágenes de él posando junto a varias motos robadas. En una de ellas, tomada la madrugada del 12 de julio de 2022, aparecía junto a una Yamaha MT-07 que acababa de sustraer. La imagen fue clave, ya que la moto había desaparecido solo unas horas antes de un garaje en Middleton, Manchester.
No fue magia; eran las fotos. La policía tenía claro que esta foto era la prueba definitiva. No hacía falta seguirle la pista a la moto ni buscar testigos: Camp se había encargado de documentarlo todo.
Según el detective que llevaba el caso, de todas las motos robadas, dejaba serias secuelas emocionales a sus víctimas, de las cuales algunas fueron asaltadas violentamente o amenazadas con armas, y una llegó a sentirse tan insegura que se mudó a otra ciudad para no vivir con miedo.
Todo el grupo compartía fotos de los robos y las fechorías en redes sociales. Hasta que la policía dio con ellos. La broma les va a salir cara, porque de los nueve miembros, han pillado a todos. El último este chaval, que en los próximos catorce años no volverá a ver la luz.