El concepto de moto voladora lleva ya muchos años rondando a ingenieros, empresas de tecnología como Scorpion, fabricantes de la talla de BMW e inventores privados. Poder subirnos a una moto carente de ruedas pero con la capacidad de transportarnos a nuestro destino de una forma mucho más rápida y emocionante es algo así como la panacea del motociclismo recreativo, pero también un foco de interés para la industria militar.
Precisamente, uno de los principales fabricantes de armamento y equipamiento militar se ha metido en la carrera por la primera moto voladora. Kalashnikov, la empresa rusa responsable de uno de los fusiles de asalto más populares (y letales) del planeta como el AK-47, ha apostado por este concepto y hace poco ha liberado un vídeo en el que se puede ver volar a su criatura por primera vez.
Un super-dron de 16 hélices
Kalashnikov está protegida dentro de la agrupación Rostec y bajo una inversión de dinero desconocida pero muy cuantiosa, según informaba tras el comunicado Sofia Ivanova (responsable de comunicación de Rostec): "Ahora mismo el vehículo se encuentra en fase de pruebas, pero en breve mostraremos cómo funciona esta máquina a pleno rendimiento".
Formado por un paquete de baterías y electrónica en el centro sobre el que se sube el piloto en una especie de silla de montar, una estructura metálica lo más ligera posible y un total de 16 motores eléctricos con sus respectivas hélices contrarrotantes para garantizar la estabilidad del conjunto, el engendro pudo levantar el vuelo y mantenerse en el aire con éxito durante las primeras pruebas a las que asistió el propio Serguei Chemezov, directivo de Rostec.
Por aire sí, pero también por tierra
De forma paralela y bajo el amparo del Ministerio de Defensa de Rusia, Kalashnikov está llevando a cabo el desarrollo de un nuevo concepto de motocicleta eléctrica que se dividirá en diferentes variantes para adaptarse a los diferentes usos (en principio) militares donde la autonomía y la capacidad para moverse de manera silenciosa y rápida son cruciales.
Los primeros prototipos eléctricos de dos ruedas ideados por Kalashnikov se han mostrado en la Army-2017. Dos versiones, una militar y otra policial con diferente equipamiento y capacidades que a su vez serán la base para un tercer producto igual de silencioso. Estos modelos están pensados para realizar labores de búsqueda, reconocimiento o asalto rápido, aprovechando su capacidad para no ser detectados.
La alta movilidad de este tipo de moto de Enduro les hace capaces de pasar por terrenos complicados (aunque tampoco demasiado porque suponemos un peso algo elevado) con un autonomía total de hasta 100 km y un velocidad punta de 80 km/h.
Cladimir Dmitriev, vicedirector de Kalashnikov, afirmaba en su presentación que "el modelo policial se pondrá a prueba en Moscú a finales de este mes, pero podemos cubrir cualquier necesidad como un faro delantero de infrarrojos que la hará aún más indetectable incluso de noche"
¿El futuro de las motos está en el aire?
Por nuestras páginas han pasado algunos engendros capaces de alzar el vuelo con mayor o menor fortuna, pero de lo que no hay duda es que del concepto original que muchos pensaban que podría ser una moto voladora ya queda bastante poco. Los últimos diseños que hemos visto más o menos repetidos se aproximan a algo mucho más similar a un dron venido a más sobre el que un piloto se coloca sorteando las cada vez más numerosas aspas.
En el futuro, cuando este tipo de vehículos superen todas sus trabas técnicas, uno de los mayores retos será ofrecer conjuntos con un mínimo de seguridad. Al carecer de contacto con el suelo no hay capacidad de frenado, sino un cambio de orientación rápida, su capacidad de movilidad es diferente a lo convencional y sus rotores más o menos desprotegidos, resulta casi imposible pensar en hacerse una ruta típica. La infraestructura no está preparada para estos artilugios.
La capacidad para elevarse y alcanzar velocidades de infarto, así como la ausencia total de protección hacen que la seguridad sea un peldaño demasiado alto para superar. El mismo peldaño que puede tener la materialización cada día más cercana de un jet pack.
Por otra parte y pensando en un futuro en el que este tipo de aeronaves tripuladas unipersonales puedan trascender el uso militar y pasar a la vida civil, cuesta imaginarse un escenario en el que podamos sacar del garaje uno de estos aparatos y levantar el vuelo sin más. Habría que adquirir primero la licencia de pilotaje pertinente y, además, poder despegar y aterrizar sólo desde lugares habilitados y hacerlo de manera autorizada.
El futuro es eléctrico, y ahora quizá también volador. No sabemos si es más locura normativamente o en cuanto a la seguridad, pero en cualquier caso estos cacharros parecen realmente interesantes de pilotar.