Anteriormente he comentado algo sobre mi completa admiración por todos y cada uno de los pilotos que dedican su vida a la competición. También sabréis que por algunos pilotos siento algo más que simple admiración convirtiéndoles en figuras a seguir, en ejemplos de dedicación y una fuente interminable de grandes valores y principios por los que luchar. Por unas razones u otras entre esos pilotos están gente como Rubén Xaus, al que tuvimos el placer de entrevistar, Troy Bayliss o Ben Spies. Pero desde hace ya algo más de tres años tengo una especial debilidad por un piloto catalán que lo ha dado todo por continuar corriendo, Joan Lascorz.
Joan es un tipo amable, simpático, sencillo, amante de los animales, que siempre se muestra natural y que se define a sí mismo como “pilotillo” necesitado de competición. Nacido en una familia humilde de Cunit (Tarragona) es el segundo de cuatro hermanos. Comenzó en el mundo de las dos ruedas con apenas diez años pero no obtuvo las oportunidades que necesitaba para demostrar todo su potencial. Los mayor parte de los aficionados, como yo, lo conocieron cuando llegó al mundial SSP consiguiendo subirse al segundo lugar del cajón de Australia en 2008 en la que sería su primera temporada completa. En aquel momento, Joan dejó de ser Juanito, el chico que no tuvo la oportunidad, para convertirse en Jumbo, el piloto señalado dentro y fuera de la parrilla como aspirante a dar la campanada.
Aquel 2008 lo recordaré especialmente por ser el único capaz de pelear con la CBR holandesa teniendo una máquina inferior. Pero lo cierto es que él nunca puso ninguna excusa de este tipo y cuando le pregunté por ello hace un par de años su respuesta apuntó al gran trabajo que hacía ese equipo. Con su modesta Honda consiguió la primera victoria en la carrera disputada en Cheste añadiendo a aquel logro otros tres podios durante la temporada. Al final de esta tenía a su disposición varias ofertas para correr en SBK pero se empeñó en no avanzar sin ganar y aceptó el reto que propuso Kawasaki.
Y no le fue nada mal. Aunque el comienzo fue duro pudo continuar con su aprendizaje y evolución y llegó a sumar seis podios donde destacó su victoria en Magny Cours. En Francia la Yamaha R6 de Cal Cruchtlow se escapaba en las rectas a base de potencia pero cuando llegaba la hora de frenar Jumbo ponía a quien se atreviera en su sitio. No sé si Joan frenará cuando empieza a ver a Dios pero agarraba la maneta del freno como si tuviera a un fantasma delante.
Con cada victoria, con cada podio, con cada adelantamiento que vivía en la mañana de un domingo conectado a una pésima emisión en streaming logró ganarme. Con mi apoyo y el de muchos otros aficionados llegó a la temporada pasada. Su año, su oportunidad. Ya sabía todo lo que tenía que saber de la categoría, de su moto y de los circuitos y por fin el título estaba al alcance de la mano. Hasta República Checa se encontraba en plena lucha por el campeonato con Kenan Sofuoglu y Eugene Laverty habiendo añadido a su colección ocho podios que hicieron un total de 168 puntos, cinco más que el año anterior y con cuatro carreras menos.
En Silverstone llegó una de esos “palos” que te cambia la vida. Nada más salir, cuando enroscaba el acelerador de su Ninja, no pudo evitar chocar con una moto caída y ser brutalmente atropellado después. Su temporada terminaba en ese momento y algunos apuntaban al final de una carrera deportiva que aún no había despegado del todo. Pero 15 días terribles con la muerte de Shoya Tomizawa y Peter Lenz motivó una lenta pero constante recuperación del catalán.
Y así llegamos a 2011. Jumbo, junto a la nueva Kawasaki ZX10R que han preparado los japoneses, han puesto su objetivo en luchar por el podio durante la segunda parte de la temporada. Pero ellos no han contado con la rabia y ganas de ganar que ha estado acumulando durante el invierno que le han llevado a pisar los talones a su compañero de equipo pese a no estar recuperado. Buena suerte Joan, nos vemos en Australia.
Fotos vía | Kawasaki Racing
Vídeo | Youtube