En la pasada edición del EICMA pudimos descubrir la nueva joya de Vins, la marca italiana creada por cinco antiguos ingenieros del equipo de Fórmula 1 de Ferrari que decidieron emprender una nueva aventura y se lanzaron a diseñar sus propias motos.
Esos orígenes en la F1 están detrás de la Duecinquanta, una moto muy rompedora con lo establecido en todos los sentidos. Y cuando decimos en todos los sentidos, es en todos. Empezando por su motor con ciclo de 2 tiempos, algo que no se veía en una moto de carretera en los últimos años.
80 cv para 85 kg, una relación peso/potencia que promete mucha diversión
La seña de identidad de la Vins Duecinquanta es su motor de dos tiempos, pero sus peculiaridades no se acaban ahí, ni mucho menos. Para llegar a esas cifras tan bajas de peso, los ingenieros de la marca italiana han recurrido a la fibra de carbono. Tanto el chasis como los carenados están fabricados en ese material, por lo que el peso es muy reducido.
Los 80 cv de potencia del propulsor bicilíndrico en V prometen unas sensaciones bastante cercanas a las antiguas motos de 250 c.c. que fueron sustituidas por las actuales Moto2 y que tantas grandes carreras ofrecieron. De hecho, los responsables del proyecto afirman que podrían llegar a sacarse algunos caballos más de su motor en la versión Competizione. De ser así, serían valores muy cercanos a los de dichas motos de carreras.
Otro de los conceptos poco vistos es el de la refrigeración. El radiador no se encuentra tras la suspensión delantera, como es habitual. En su lugar, se encuentra dentro del cuerpo del chasis, en la posición en la que suele ir el depósito de combustible. De esta manera, se fuerza un flujo de aire a través de las entradas frontales que suministra al motor y a la vez, se encarga de su refrigeración.
El otro aspecto poco común de la Duecinquanta es el apartado de las suspensiones. Lejos de utilizar una horquilla delantera convencional, la extraña moto italiana equipa suspensión delantera triangulada. Igualmente, el amortiguador trasero no funciona de la manera a la que estamos acostumbrados. Gracias a un mecanismo de bieletas, su posición es perpendicular al eje longitudinal de la moto.
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