Los pilotos nos tienen tan acostumbrados a hacer cosas que no haríamos el resto de los mortales que a veces casi que ya las pasamos por alto y no nos paramos a pensar en la auténtica heroicidad que están haciendo, como por ejemplo lo que ha hecho Rosa Romero en este Dakar 2018.
La piloto del Himoinsa Racing abandonaba ayer bastante enfadada el rally tras la advertencia de los médicos de que no continuase debido a las secuelas que le había producido el accidente que tuvo al inicio de la segunda especial en la etapa anterior.
"No quería detenerme, quería llegar hasta el final"
“Apenas quedaban dos horas de luz y me faltaban más de 140 kilómetros para llegar a meta. Sabía que estaba dentro de una zona muy complicada y no quería que se me hiciera de noche" comentaba la propia Rosa Romero. Esa zona llena de piedras fue el mismo lugar en el que muchos pilotos se habían perdido durante el día así que decidió mirar el roadbook para comprobar que estaba pasando por el lugar correcto. Ese simple gesto acabó con su Dakar.
Su moto golpeó una de las piedras y la piloto española "voló por los aires" quedándose "un poco aturdida". Una vez que se recuperó vio que "tenía todo el pantalón roto" y que "le dolía mucho el aductor de la pierna izquierda" pero no lo dudó, volvió a subirse a la moto con la intención de llegar a la meta.
Rosa no habla del dolor en ningún momento pese a que tras su llegada al campamento tuvieron que ponerle ocho puntos de sutura en la ingle. Al salir despedida el filo del soporte del GPS que llevaba en el manillar traspasó el pantalón y le hizo un corte cerca de la vena femoral. Sí admite que notaba "la sangre le bajaba por la pierna" e incluso pensó que quizá "debería pedir asistencia médica" pero le podían las ganas y "quería llegar hasta el final o hasta que el cuerpo aguantarse".
Finalmente logró acabar la etapa tras nueve horas de especial y su intención después de visitar el centro médico era descansar para tomar la salida al día siguiente aunque sabía que "no iba a ser fácil que la dejasen". Y así fue, la visita a los médicos por la mañana no traía buenas noticias para Romero: si continuaba el riesgo de padecer una infección grave era demasiado grande, tanto por la zona afectada como por las condiciones del recorrido.
La piloto iba en la posición 66ª y era la segunda mujer clasificada en la general por lo que no ocultaba su rabia tras abandonar. "Estaba aguantando el pulso a este Dakar tan difícil y bonito y estaba segura de que iba a poder llegar a Córdoba”, apuntó. Ahora viajará a España para acabar de recuperarse junto a su marido Nani Roma que también sufrió un accidente en la tercera etapa de este Dakar 2018.
Barreda y Van Beveren también lo intentaron
Rosa Romero no es el único caso de demostración de esa pasta especial de la que están hechos los pilotos. En esta misma 40ª edición del Dakar hemos podido ver otros dos pilotos en situaciones parecidas que además se encontraban entre los primeros puestos de la clasificación.
En la misma etapa del accidente de la española abandonaba el que era en ese momento el líder Adrien van Beveren. Tras una caída a tan sólo tres kilómetros de la meta que le provocó una pérdida de conocimiento y tener que recibir asistencia médica trató de continuar pero se encontraba totalmente desorientado y no pudo seguir.
Y ayer mismo anunciaba también su retirada de la prueba Joan Barreda que había logrado llegar hasta el segundo puesto en la general. Los dolores en la rodilla tras su accidente en la etapa siete le impedían continuar y se bajó de la moto cuando ya llevaba recorridos 100 kilómetros de la especial. Aguantó prácticamente cuatro etapas con líquido en la rodilla y un ligamento dañado.