Antes de dar por concluido el verano hemos podido ver cómo un nuevo fenómeno irrumpe de forma inesperada en la categoría reina del Campeonato del Mundo de Motocross y se ha abierto paso hacia el título a base de victorias. Romain Febvre, dominando el poderío de su Yamaha YZ450F se ha alzado la gloria del título habiendo disputado 16 de las 18 pruebas del calendario.
Con dos citas, o cuatro carreras, aún por desarrollarse, el piloto de Epinal (Francia) se ha convertido con sólo 23 años en una de las estrellas del offroad mundial. Pero curiosamente los inicios de Febvre estuvieron a punto de llevarle muy lejos de donde está ahora, porque dejó de lado el motocross tras algunas lesiones de consideración siendo aún un niño y se pasó al supermotard, buscando una disciplina menos arriesgada.
Durante unos cuantos años se pasó la vida quemando ruedas sobre asfalto hasta que en el año 2010 se sintió en la necesidad y las fuerzas como para retornar a la arena, su verdadera pasión. Un año después de haber cambiado los slicks por los tacos, Febvre entraba de lleno en la competición sobre tierra en el Campeonato Europeo EMX250, llegó y ganó a la primera.
Para el año 2012 ya conseguiría una plaza en el mundial de MX2, compitiendo contra grandes estrellas que hoy podemos ver en MXGP, y terminó la temporada en una buena décimo tercera posición con un quinto puesto como mejor resultado. Pero su despunte llegó un año después, en 2013 abrió la temporada consiguiendo su primer podio y se mantendría en segunda posición de la general cerrando muchas bocas del paddock.
Por desgracia esto sólo fue así hasta que tres rondas más tarde se rompía la pierna. La lesión le mantuvo apartado del campeonato durante cuatro citas y terminó la temporada en décimo segunda posición. No fue una buena temporada, pero ya estaba demostrando ser capaz de estar en lo más alto.
La temporada 2014 sería la tercera en el mundial de MX2 y debía ser su consagración. Subió al podio en tres ocasiones y consiguió su primera victoria de Gran Premio en Brasil, pero no fue suficiente para superar a los chicos del equipo oficial de KTM que se mostraron extremadamente competitivos durante todo el año y le obligaron a conformarse con la medalla de bronce.
Nadie apostaría por el recién llegado, mermado físicamente, que iba a ser el más joven de la parrilla y que no había conseguido ganar nada desde el europeo de 250 cuatro años antes
Debido a la regla de edad que rige MX2 y que pone como tope cumplir 23 años en el año de participación para participar en la categoría, Romain Febvre se vio obligado a buscarse un asiento en MXGP aún con 22 años. Febvre cumple los años el 31 de diciembre, así que la tarea de encontrar una moto competitiva entre los mejores del mundo, sin haber ganado el título de MX2 y además de forma prematura parecía algo complicado.
De hecho, cuando parecía que nadie le iba a ofrecer nada decente, Yamaha le hizo una oferta que no podía rechazar: una moto de fábrica en el Yamaha Factory Racing Yamalube junto al rookie de 2014, Jeremy Van Horebeek. Pero a Febvre no le impresionaron ni el salto de potencia de la 450, ni las grandes estrellas que deslumbraban a su alrededor, y cuando se subió a la Yamaha y se sintió cómodo empezó a trabajar duro.
El invierno de pretemporada fue complicado, tuvo que sobreponerse a algunas lesiones como una hernia o una fractura de húmero, pero no se dejó amedrentar y confió en su habilidad para enfrentarse al reto de la temporada más dura que nunca había disputado. Mientras todos murmuraban a principio de temporada sobre los pilotos consagrados que iban a luchar por el campeonato nadie apostaba por el recién llegado, mermado físicamente, que iba a ser el más joven de la parrilla y que no había conseguido ganar nada desde el europeo de 250 cuatro años antes.
Tras haberse disputado sólo cinco pruebas, en el Gran Premio de Motocross de España el número 461 de Romain Febvre impactaba de lleno en las retinas de todo el mundo al conseguir dominar durante unas cuantas vueltas la carrera y conseguir su primer podio de MXGP.
Y si ese logro ya tiene un mérito increíble para un debutante en la categoría más mérito aún ha tenido convertirse desde aquél día en un tren imparable que se ha ido cargando hasta conseguir liderar 158 vueltas, más que ningún otro en la categoría, ganar 13 carreras, seis victorias de Gran Premio y 11 podios cuando aún se tienen que correr cuatro carreras.
Un tren arrollador pintado de azul y blanco. Un tren arrollador que se llama Romain Febvre, Campeón del Mundo de MXGP, rookie del año y el mejor en mucho tiempo, demostrando una superioridad impresionante en un campeonato repleto por los mejores pilotos del mundo.
¿Hasta dónde será capaz de llegar?
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Fotos | Romain Febvre