Las motos y bicicletas eléctricas poco a poco se van introduciendo en la sociedad y las utilizamos cada vez más para ir al trabajo, lugar donde pasamos una gran parte de nuestro tiempo. Es precisamente ahí donde tenemos la opción de poder cargar las baterías de nuestros vehículos para cuando los volvamos a utilizar.
Es lo mismo que pensó un trabajador de una empresa de Bilbao. Siempre que lo necesitaba recargaba la batería de su moto eléctrica al llegar al trabajo. Sin embargo, por este gesto la empresa le ha abierto un expendiente sancionador.
El trabajador ha recurrido el expediente ante la justicia
Como cada mañana, este trabajador llegaba a su puesto de trabajo con la batería extraíble de su Vostok E7, una moto eléctrica que lleva en el mercado español de finales de 2017. Cargaba su batería de 60 V y 26 Ah ignorando que algo ocurría hasta que su empresa le abrió un expediente por cargar las baterías de su vehículo diariamente.
La propia empresa de Bilbao decidió sancionar al propietario de la moto eléctrica por cargar la batería sin permiso, algo que el mismo trabajador pensaba que era lo lógico tras leer en la web de Vostok, donde compró su moto eléctrica, que "puedes cargar la batería portátil en el trabajo, en casa o en el gimnasio. Sólo necesitas un enchufe normal para cargar tu Vostok".
Según nos ha asegurado la empresa de motos, el trabajador les escribió un correo informándoles del procedimiento de su empresa y que el mensaje que aparecía en la web llevaba a confusión. Por su parte, en Vostok nos dicen que para ellos ha sido una sorpresa lo ocurrido ya que el coste de cada recarga es solo de 20 céntimos, algo que no debería ser polémico. Están pensando si quitar esa frase de la web para que no lleve a errores, "aunque el responsable último de la utilización es el propietario del vehículo, no ellos", aseguran.
Según nos han confirmado en Vostok (lo tienen también publicado en su web), el trabajador está ahora mismo despedido y ha recurrido la sanción a través de la vía judicial, algo que no hemos podido contrastar ya que el trabajador prefiere mantenerse en el anonimato y tampoco conocemos cuál es la empresa.
La cuestión aquí es que el trabajador decidió cargar su batería sin pedir expresamente a la empresa su permiso. En este caso tendría que haberse asegurado de que no existe ningún impedimento para realizar esta tarea, además de haber hablado con ellos y obtener la autorización expresa, y mejor de forma escrita.
Esto abre la polémica a que se pueda extender a otro tipo de usos habituales que hacemos en las empresas como cargar un teléfono móvil o cualquier otro dispositivo electrónico. Lo mejor en estos casos es hablar con la empresa y dejar claros los términos.