La situación del equipo Movistar Yamaha MotoGP no sólo no parece arreglarse a medida que avanza la pretemporada, sino todo lo contrario. Tanto Maverick Viñales como Valentino Rossi se están sumiendo en la desesperación más absoluta, probando todas las soluciones que se les ocurren pero sin encontrar arreglo a un escenario que se presenta realmente preocupante.
El equipo oficial de Yamaha tiene muchos motivos para que le empiecen a salir canas, y es que si el año pasado salvaron los muebles en una temporada realmente negativa que comenzaron muy bien, de cara a la campaña 2018 todo parece mucho peor y se les está acabando el tiempo.
"Debemos que seguir trabajando y encontrar el modo de mejorar"
Las YZR-M1 no funcionan. Tan simple como eso, sin paños calientes. En la tabla combinada de tiempos después de tres días en la pista de Buriram, Maverick Viñales ha sido octavo y Valentino Rossi décimo segundo, a 493 y 783 milésimas respectivamente del mejor tiempo marcado por Dani Pedrosa en la última jornada.
Aunque Massimo Meregalli se ha esforzado por ocultar la realidad asegurando que el equipo se ha centrado en trabajar con neumáticos gastados y en ritmo de carrera, además de probar nuevas soluciones y confirmar la configuración de motor y chasis definitiva, lo cierto es que reconocía que "tenemos que seguir trabajando en la electrónica porque nos queda mucho margen de mejora".
Es cierto que la centralita única Magneti Marelli está dando a los de Iwata más quebraderos de cabeza de la cuenta, pero no es sólo eso y la preocupación se está cerniendo sobre el box de Movistar Yamaha. Valentino Rossi reconocía abiertamente que "tenemos que mejorar. No hemos progresado en comparación con el año pasado, especialmente en lo referente a la electrónica".
"Tenemos mucho trabajo que hacer así que ahora tenemos que pensar en cómo vamos a hacerlo", aseguraba Rossi, quien fiel a su particular estilo le restaba hierro al asunto cerrando sus declaraciones con un "quizá en Catar nos vaya mejor".
Con menos pelos en la lengua, Maverick Viñales señalaba que los problemas no sólo están en la electrónica y tienen muchas dificultades en las fases de frenada, aunque no son capaces de ubicar exactamente el problema apuntando que "tenemos que mejorar en todas las áreas; debemos seguir trabajando y encontrar el modo de mejorar".
El tiempo se acaba para el equipo de los diapasones. "Sólo tenemos tres días de test antes de la carrera de Catar", declaraba preocupado un Viñales que comienza a dudar de "si hemos tomado un camino incorrecto; ya lo hemos probado todo", reconociendo que además ha sido "el peor test desde que llegó a Yamaha, no ha funcionado nada".
Los resultados llaman aún más la atención al fijarnos en que la segunda posición de la tabla de tiempos le ha correspondido a un Johann Zarco que ha metido su YZR-M1 con chasis 2016 a sólo 86 milésimas de Pedrosa.
El chasis de 2017 quedó completamente descartado, y el que llevan en el equipo de fábrica es una actualización sobre el de 2016 al que han añadido el nuevo motor y la nueva electrónica, por lo que Viñales dice no entender de dónde salen los resultados de Zarco.
Ahora hay que ver cómo Yamaha soluciona una situación en la que parece que los ingenieros y los pilotos no se entienden. Viñales quiere volver al chasis con el que realizó los test de 2017, pero el desarrollo ha tomado otro camino, un camino erróneo según el piloto español.