A estas alturas, no merece la pena dar más vueltas a lo sucedido a finales de 2015. Sin embargo, dicen que el que olvida sus errores está condenado a repetirlos. Por ello, conviene dejar aquel lamentable espectáculo en un apartado rincón de la memoria para pasar por él de puntillas, llevándolo a primer plano sólo cuando pueda ser de utilidad para no tener que volver a vivir nada semejante.
Así ha sido en Silverstone. Más allá de la última gran página dorada de Suzuki, gran protagonista con el triunfo de Maverick Viñales, la gran emoción de la carrera de MotoGP del GP de Gran Bretaña corrió a cargo del piloto más laureado del motociclismo moderno y el joven talento que está dispuesto a bajarle de su pedestal histórico. Hablamos, lógicamente, de Valentino Rossi y Marc Márquez.
Pique sí, pero sano
Aprovechando la anchura de Silverstone y, en consecuencia, la multiplicidad de trayectorias posibles en un buen puñado de las curvas del mismo, Márquez y Rossi se pasaron y se repasaron hasta la saciedad. Lo más controvertido fue un recto del español que, para evitar tocar la rueda trasera de la Yamaha YZF-M1 del italiano, enderezó su Honda RC213V y se salió del circuito, con la suerte de hacerlo en un punto con la escapatoria de asfalto, lo que le permitió volver a pista sin perder tiempo.
No fue la primera vez que en un duelo entre ambos se traduce en un salto de chicane (ver Assen 2015), pero lo que quedó claro es que el reglamento permite ese tipo de acción, por lo que la pelea siguió. Márquez pudo zafarse de Rossi y llegar hasta Cal Crutchlow, pero en la lucha con el británico volvió a salir y reingresó en pista quinto. Superó a Dani Pedrosa para ser cuarto, justo tras Rossi.
Después de honrar la más pura esencia del motociclismo con su arte más difícil y apreciado, los adelantamientos, les tocó la menos grata tarea de atender a los micrófonos. Allí, Valentino Rossi mencionó lo sucedido en Sepang, pero de buen rollo. Fue su forma de expresar, pequeña pullita mediante, que en esta ocasión no tenía nada que reprocharle a su archirrival:
Ha sido una bella batalla, me he divertido mucho. Márquez iba fuerte, siempre es muy agresivo. La diferencia con Malasia es que hoy íbamos los dos muy fuerte. En Malasia él intentaba ralentizarme, pero hoy el resultado ha sido diferente.
La respuesta de Marc Márquez fue tajante, huyendo de toda polémica:
No voy a entrar otra vez en ese juego. Sé lo que yo hago y dejo de hacer, no me importa lo que él piense. Esta carrera ha sido una lucha muy bonita.
En resumen, cuando pase el tiempo y recordemos esta lucha, lo que quedará en la memoria colectiva serán los adelantamientos entre uno y otro, no sus palabras. Al fin y al cabo, de eso se trata, ¿no?
Fotos | Honda, Repsol Media