"Lo que se hace por el amor está más allá del bien y del mal", decía Friedrich Nietzsche. Bien podría ser una cita para definir a los Blood Bikers británicos, los ángeles de la guarda en moto que reparten sangre y salvan vidas de forma voluntaria.
Y aunque no cobran una sola libra, no siempre son pagados con la misma moneda. Que se lo digan a un motorista voluntario de 71 años que compró una BMW R 1200 RT, pagándola de su bolsillo y dedicada íntegramente a ayudar y repartir sangre por todo el país... Y se la quemaron.
La moto estaba sin asegurar en la franja nocturna y no recibirá indemnización
Los Blood Bikers de Reino Unido llevan muchas décadas en pie viviendo del espíritu del voluntarismo. Son casi 4.500 repartidos por todo Reino Unido, y transportan de forma voluntaria todo tipo de material médico: desde bolsas de sangre hasta vacunas, incluso leche materna o pruebas médicas de un hospital a otro. Ya han firmado más de 162.000 servicios hasta este 2023.
Su altruista labor a veces choca con la maldad que corrompe a la humanidad. Es el caso de un motorista voluntario de 71 años que ha visto cómo ha tirado a la basura los casi 20.000 euros que vale la moto que compró para hacer el servicio.
Phil Sivelle lleva cooperando con los Blood Bikers desde hace cinco años. Como recoge MCN, antes de ello trabajó siete años como voluntario en el servicio de ambulancias de St John.
Cuando saltó a la moto que se compró la utilizó eminentemente para fines benéficos. Entonces ya había hecho más de 100 entregas sobre su RT cuando una buena mañana sale de la puerta de casa y no se encuentra con la moto con la que ayuda a los demás. Se la robaron en sus narices.
Fue a finales de 2022 cuando unos jóvenes ladrones se llevaron la moto cuando estaba durmiendo. El testigo más directo fue un vecino que dice haber visto a tres jóvenes con pasamontañas -dos a pie y uno en moto. Vio como la empujaban por la calle del al lado, a 400 metros. Entonces llamó a la policía, pero poco más pudieron hacer porque ya habían escapado a su llegada.
Un día después recibió una de las peores llamadas: los agentes habían encontrado la moto a cinco kilómetros de casa. Estaba totalmente calcinada, y ninguno de los tres culpables ha sido detenido, ni siquiera se huelen su rastro.
"No puedo creer que alguien pueda llevarse una Blood Bike y quemarla de esta manera", decía Phil. "Es increíble que alguien pueda ser tan descerebrado", reclamaba, a sabiendas de que era una moto que indicaba claramente su cometido y que se utilizaba con fines benéficos.
El problema es que según dice, la moto no está asegurada entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Eso significa que no recibirá ninguna indemnización por la moto. "Al menos tengo la satisfacción de que nadie gana dinero con ella. No estoy enfadado, solo triste y desconcertado", se resignaba a comentar.