En Australia, un particular accidente de moto contra una vaca ha dejado a un hombre en la estocada a causa de una norma tan centenaria como arcaica; no se actualizó en su día y ahora un motorista paga las consecuencias.
Un accidente contra una vaca le provocó graves daños físicos que requerirían de tratamiento médico que no se puede permitir. ¿El motivo? No tiene dinero, no puede dejar de trabajar y tampoco puede recibir una indemnización a causa de una ley que data de hace casi 200 años.
La ley data de hace casi 200 años, y no ha sido abolida en ese territorio en concreto
Steven Hadley era motero. Era porque sus lesiones le impiden montar ahora. En 2012 estaba haciendo una ruta en moto cuando impactó contra una vaca a unos 100 kilómetros por hora. A causa del impacto, salió volando 12 metros; un accidente considerable que le dejó bastantes secuelas que se replican hasta el día de hoy.
"Estaba en una moto de montaña, y tuve la suerte de dar a la vaca en el estómago; creo que si la hubiera golpeado el hombro, la cabeza o el trasero, habría desaparecido", le cuenta ahora a The Guardian.
Ha pasado más de una década, 12 años concretamente, y Steven sigue padeciendo lesiones permanentes en el hombro. Tendría solución, pero allí nadie se hace cargo a no ser que contrates un carísimo seguro privado que Steven no se puede permitir, y tampoco puede denunciar a causa de las arcaicas leyes.
La mala suerte se quiso cebar con este hombre. Mientras en todos los territorios de Australia se abolió la ley que favorecía a los terratenientes y que les libraba de pagar cualquier tipo de inmdenización por tener su ganado suelto y no tras una valla, en Queensland, donde sucedió el accidente, no.
En Australia entró a regir la 'English Common Law' en 1828, hace más de 200 años. En ella ya se estipulaba esta libranza para los terratenientes, que entrados en el siglo XX abolieron todos los territorios menos Queensland. Por esa legislación, si alguien se accidenta o mata contra un animal suelto, nadie tiene la culpa, ni siquiera el dueño. Y eso es sinónimo de no pagar. Fíjense si es antigua que ya se criticaba en el 1699.
A este carpintero autónomo de profesión no le queda otra que tragar saliva desde hace años: "Supero el dolor. Me causa malestar durante todo el día, todos los días, todo el tiempo", pero claro, dice que no se puede darse el lujo de "dejar de trabajar" a pesar de que "fue culpa de la vaca que se puso delante de mi".
En cualquier caso, quien tenga o no la culpa es una tarea que se debería dirimir en los tribunales. Mientras el motorista y su equipo de abogados culpan a la "arcaica" ley, los ganaderos están amparados por ella, por lo que no deja de ser legal.