El freno trasero tiene divididos a los moteros, pero hay un truco infalible que muchos ignoran y otros desprestigian
El mundo de la moto está lleno de tecnicismos, y también de técnicas. Cada movimiento en una moto es altamente metódico, y absolutamente nada se deja al libre albedrío. Nada. Se cuida hasta la posición de los dedos de los pies cuando vas a frenar con el freno trasero.
El freno trasero no es precisamente el favorito de los motoristas. De hecho, muchos rehúsan utilizarlo por diversos motivos. Y uno de ellos es no tener el tacto adecuado, que a la vez viene de un problema muy común: no saber utilizarlo.
La sensibilidad y el punto de apoyo, clave en la frenada en moto
Hay una creencia común ahí fuera, y que muchos prodigan constantemente. Apunte personal: lo digo por experiencia, ya que todos tenemos oídos. Seguro que tú también has escuchado a ese compañero de ruta decir eso de "¡nunca utilices el freno trasero!", acompañado de una pobre explicación técnica y no verificable.
El motivo es muy fácil: no saben utilizarlo. En una moto el freno trasero no solo es útil para maniobras a baja velocidad, sino también para cualquier tipo de conducción en todo tipo de circunstancias: carretera abierta, circuito... La clave siempre es utilizar la frenada combinada.
Habitualmente estas afirmaciones se basan en una experiencia propia en la que una mala posición del pie sobre la estribera y la palanca les habitúa a no sentirlo firmemente.
En consecuencia, no utilizarán eficazmente el freno trasero de una moto ya que no saben cuánto necesitan frenar para conseguir el efecto justo y comedido.
Esto se debe a que están pisando el pedal de freno de la moto con la punta del pie, algo muy habitual. Habitual y erróneo porque al bajar los dedos de los pies para accionar la palanca, el arco del pie flota hacia arriba debido al ángulo del tobillo. Y eso está mal porque no hay un punto de apoyo que ayude a tener toda la sensibilidad.
Como numéricamente hay más conductores de coche que de moto, hagamos una comparación con la que lo entenderéis rápidamente. ¿Qué pasa cuando en un coche levantas el talón del suelo y pisas el pedal de freno sin apoyo? Que pierdes sensibilidad y no frenas bien. En la moto pasa lo mismo cuando frenas con la punta de los pies, que pierdes sensibilidad para ejercer la presión hidráulica al apretar el pedal.
Esto tiene que ver con que al pisar el pedal, la carrera del pedal empuja la bomba de freno, y con una mala posición la presión hidráulica aplicada no es la correcta, anulando su eficacia.
Entonces, ¿cómo hay que poner el pie, cómo se frena? En cualquiera de las dos estriberas, los pies han de ir apoyados horizontalmente y paralelos al suelo.
El interior del arco de tu pie, preferiblemente hacia la parte del tobillo, debería ser el punto de apoyo, de tal modo que el exterior de la suela flote ligeramente. Así colocados, al frenar, no lo harás con los dedos, sino con el metatarso.
En conducción deportiva y de circuito la cosa cambia. La mayoría de cursos y libros de instrucción hablan de mantener la punta del pie sobre la estribera, evitando poner el pie sobre el pedal, solo cuando se vaya a frenar, evidentemente.
La (gran) utilidad del freno trasero, por un piloto de MotoGP
Un poco de teoría. La próxima vez que te hablen de la inutilidad del freno trasero, recuérdales esta explicación técnica de Sylvain Guintoli, ex campeón del WSBK y ex piloto de pruebas de MotoGP.
El francés, con tiempo suficiente en su patio particular en plena pandemia, explica cómo cada piloto tiene su táctica de freno trasero, pero que prácticamente todos los pilotos utilizan, y mucho. Enfatiza en lo útil que es durante la fase de frenado para crear un deslizamiento de las ruedas traseras y ayudar a detener la moto.
No solo eso, sino que también narra cómo al entrar en una curva, soltar el freno delantero y aplicar el freno trasero ayuda a recuperar el agarre y reducir aún más la velocidad de la moto. Concreta que incluso se puede utilizar hasta el final de la curva, proporcionando estabilidad adicional y transferencia de carga.