La tecnología llega a las motos, y aunque no al nivel de la automoción, los avances en el mundo de las dos ruedas se van notando. La última gran idea tiene como objetivo combatir la lluvia, el gran enemigo de los motoristas en plena marcha.
En concreto, se trata de un limpiaparabrisas que se acopla al casco que todos los motoristas que hayan circulado con lluvia, probablemente querrán. Lo incómodo de ir con la visión obstruida debido al agua incesante sobre la visera se cuenta solo, y parece que por fin tiene solución.
Lluvia, agua y moto, la peor combinación posible
Vas circulando con la moto. Empieza a diluviar de forma incesante, y pueden ocurrir varias casuísticas. Una, que lleves la visera tintada y no te quede más opción que ir con ella abierta, tragando litros y litros de agua. O dos, que aun llevándola invisible, tengas que abrirla porque el agua no te permite ver.
Cualquiera de las dos alternativas es incómoda, y muy peligrosa. Lo ideal sería poder ir con la visera cerrada evitando que el agua te azote en la cara. Pues la última tecnología pretende precisamente conseguir eso, poniéndole un limpiaparabrisas a tu casco.
Esta idea, que no es nueva, se llama Bikerguard. Pero tiene unas cuantas ventajas que lo hacen diferente respecto a la competencia. Por ejemplo, es universal y se puede adaptar a la visera mediante un pequeño soporte atornillado. Sí que tiene ciertas limitaciones con algunos cascos modulares cuya mentonera se levanta independientemente de la visera.
Funciona mediante un botón. Un botón que va acoplado al manillar mediante un soporte. Simplemente pulsándolo si fuese un intermitente, se activará rápidamente.
En su interior tiene un motor sin escobillas en miniatura fabricado en Japón y funciona con una batería de iones de litio de 1,4 Ah que funciona entre 5 y 15 horas de forma continua. Evidentemente, por fuera es completamente impermeable (IPX-6) y tiene un limitador de torque que protege el servomotor y los componentes internos de roturas accidentales en caso de que se atasque. Es enano, 4 centímetros de alto por 4 de largo, y solo pesa 80.
Ahora viene el 'pero'. Es útil, es curioso y todo lo demás, pero... Es muy caro. Este invento para ir prevenidos durante los días de lluvia cuesta 399 euros. Pero su utilidad se cuenta sola, al menos.