Ahora que ya nos hemos aprendido bien toda la teoría, vamos a contaros cómo fue nuestra experiencia rodando durante todo un día con los nuevos Dunlop RoadSmart III tanto en pista cerrada como en una ruta bastante larga por la campiña francesa.
Lo cierto es que las impresiones tras haber probado las mismas ruedas en diferentes motos han sido muy satisfactorias. Pero más aún si además casi puedes tocar las ventajas subjetivas gracias a la telemetría.
Grandes diferencias maniobrando a baja velocidad gracias a la telemetría
Esta fue una de esas veces que piensas que vas a hacer una práctica aburrida y te das de lleno con un montón de datos y conclusiones interesantes. Pero no adelantemos acontecimientos. Lo primero es contaros que en una de las pistas de pruebas tendríamos que hacer un circuito de ejercicios técnicos que consistían en hacer un ocho, un giro de 720 grados a 50 km/h, un eslalom a ralentí y un giro amplio a más de 80 kilómetros por hora antes de una frenada y maniobra de evasión.
Todo esto lo haríamos montados sobre dos Yamaha FJR 1300 idénticas, una con los Dunlop RoadSmart II y otra con los RoadSmart III con la misma presión de inflado. Ambas estarían monitorizadas en tiempo real con sistemas de telemetría 2D que recogerían la velocidad, el ángulo de inclinación, el ángulo de giro del manillar y la fuerza ejercida sobre el manillar.
La telemetría reveló diferencias notables entre los RoadSmart II y RoadSmart III. La nueva generación hace mucho más fácil de llevar cualquier moto
Una vez montados y haciendo el ejercicio parecía que la diferencia no era sustancial. Sí había algún punto como haciendo los giros cerrados del ocho al ralentí en los que la moto parecía más estable, pero al sentarnos delante de la pantalla de la telemetría y ver los datos recogidos por el técnico la diferencia era más que notable.
En los puntos en los que parecía que no había diferencia resultaba que también la había. Haciendo la misma fuerza sobre el manillar íbamos más rápido, y cuando queríamos mantener una velocidad fija idéntica con ambas motos la fuerza ejercida era mucho menor.
Cuando hacíamos el giro constante a 50 kilómetros por hora con los RoadSmart III la presión sobre el manillar era mínima, casi inexistente, mientras que con los Road Smart 2 había que ir apoyando con la mano del interior.
Estas sutiles diferencias tienen una gran ventaja, y es que después de estar un rato largo conduciendo un conjunto que requiere un esfuerzo menor para girar los kilómetros no nos pasan tanta factura, la fatiga se reduce y por consiguiente aumenta la seguridad.
En mojado, mejores de lo normal
Una de las pistas interiores de Mireval tiene la peculiaridad de permanecer cubierta por una capa constante de agua gracias al sistema de irrigación instalado en los márgenes. Bajo estas condiciones controladas tendríamos que probar los Dunlop Road Smart III y compararlos con dos de sus competidores más directos, todos calzados en sendas Suzuki GSR 750.
Este tipo de conducción es puramente subjetivo y condicionada en un porcentaje muy alto por las sensaciones. A medida que conocíamos el circuito y empezábamos a notar las sensaciones rodábamos más rápido pero nos faltaron vueltas para poder encontrar diferencias palpables.
Sin datos en la mano no podemos asegurarlo, pero estas ruedas modernas permiten una seguridad rodando en mojado desconocida hace unos años
Sí es cierto que cada vuelta que dábamos la hacíamos arriesgando un poco más que la anterior y pudimos notar que la principal ventaja del Dunlop Road Smart III se encontraba en la evacuación de agua del neumático delantero. De los tres era el que mejor tacto ofrecía.
Con la moto inclinada todos se movían, pero el Dunlop es el que lo hacía ofreciendo más información y una mayor progresividad. En el tren trasero sí que nos encontramos con un poco más de sobreviraje a la hora de abrir gas en la salida de las curvas, pero claro, podría ser condicionado con la mayor confianza de la goma delantera y poder ir un poco más encendidos.
Como apunte final a este apartado, lo que me asombra profundamente es lo bien que se puede ir en mojado con unas ruedas modernas como estas. No es como rodar en seco, ni mucho menos por supuesto, pero este agarre sobre una superficie completamente empapada sería completamente impensable con unos neumáticos de hace 10 años.
Apretando el ritmo en circuito y rodando en carretera
Rodando en circunstancias normales, es decir, con asfalto seco y "en libertad" por las carreteras del sur de Francia pudimos disfrutar de una variedad de superficies ingente recogida en muy poco tiempo. Durante toda la mañana pasamos por carreteras con un firme perfecto, autovías, carreteras secundarias bien asfaltadas, comarcales llenas de baches, socavones y suciedad (incluso había cabras en un tramo). Vamos, de todo un poco.
Durante la primera mitad de la ruta llevé una Yamaha MT-07 con el Dunlop RoadSmart III SP trasero y me lo pasé en grande. En las zonas rápidas la precisión de esta pequeña naked era fantástica y ni siquiera rodando a alta velocidad pecaba de nerviosismo, pero en las zonas más retorcidas con curvas de primera y segunda y un asfalto que no estaba en sus mejores condiciones las gomas inglesas trabajaron a la perfección.
Como de costumbre, procuramos buscar algún fallo en el comportamiento de las gomas, pero no encontramos en carretera ningún punto crítico. Los Dunlop SportSmart2, con un perfil mucho más deportivo sí que tienen un comportamiento demasiado nervioso, pero los RoadSmart III hacen gala de una neutralidad y precisión envidiable.
Incluso hubo un punto en el que tuvimos que realizar una frenada de emergencia en una curva ciega con gravilla al pegarse un buen susto los dos compañeros que llevábamos delante y ambas ruedas mantuvieron la compostura. Ellos salvaron la caída y yo pude frenar con solvencia.
Aunque no es el hábitat natural de este tipo de ruedas, también pudimos hacer unas breves tandas en el circuito completo de Mireval. Esta pista, como buena zona de pruebas, tiene de todo. Empieza con una parte rápida en bajada, curvas con mucho apoyo a alta velocidad y termina en una subida con curvas cerradas y enlazadas.
Pues bien, los Dunlop RoadSmart III se comportaron con mucha solvencia para unos sport/turismo. No son unas gomas de madera y puedes tener la confianza que si quieres hacer conducción deportiva vas a poder hacerlo porque agarran de una manera más que suficiente para el común de los mortales.
Al final de las tandas con el neumático caliente podíamos ver cómo el desgaste era uniforme. Presentaba un poco de graning, pero es normal bajo unas condiciones tan estresantes para unas ruedas que no son de corte netamente deportivo.
En resumidas cuentas. Los Dunlop RoadSmart III son unas gomas que deben tener muy en cuenta todos aquellos que buscan el neumático que más kilómetros aguante conservando unas buenas propiedades dinámicas y, además, ofrezca mucha seguridad.
Por el precio no os podemos comentar nada, sobre la materia económica nos invitaron a preguntar directamente a los distribuidores, pero sí que nos dijeron que iban a situarse dentro de la media de la competencia. La disponibilidad como vimos ayer ya es total así que podéis preguntar sin miedo en vuestro taller de confianza.
Por cierto, igual no sabéis una cosa, pero hemos dejado para el final una sorpresita. Quienes nos sigáis en Facebook lo habréis visto ya, pero durante todo el día, tanto en carretera como en pista, pudimos disfrutar de la compañía de alguien muy ligado a Dunlop. Ni más ni menos que John McGuinness.
Esta superestrella del motociclismo atesora 23 victorias en el TT de la Isla de Man, pero ni con todos esos galones sobre sus hombros deja de ser un hombre cercano y la mar de simpático. Bueno, y no va mal del todo en moto...
Los gastos para acudir a la presentación de los Dunlop RoadSmart III han sido asumidos por Dunlop. Para más información, consulte nuestra política de relaciones con empresas. El equipamiento utilizado durante la prueba ha sido: Casco HJC R-PHA 10 Plus, guantes Knox Handroid, mono ARC, botas Alpinestars S-MX Plus y chaqueta Alpinestars T-GP Pro.
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