Hoy os traigo algo muy especial a la zona de pruebas, porque no es un modelo convencional, ni una transformación al uso, es una obra de ingeniería casera con un resultado espectacular y el encanto de ser un vehículo único, divertidísimo y emocionante. El engendro que nos va a ocupar gracias a la cortesía del, llamémosle, Señor Big, es el resultado de largas horas de planificación y ejecución por el método de ensayo y error.
Obviamente no hubo adivinanza, porque me suicidaría si alguien acertase que se trata de una Aprilia SXV con el motor trasplantado de una Kawasaki ER-6 y con el chasis modificado.
Aprilia SXV ER-6: el origen de Frankenstein
El personaje que se ha embarcado en la aventura de fabricar este rompe cabezas es un conocido mío, tan grande en estatura como persona, experimentado en el supermotard y fanático de las Aprilia SXV. El Señor Big, de hecho, tiene varias SXV de circuito, y lo que le ha faltado siempre es una moto con el comportamiento de una supermotard para circular por la calle. Sí, es cierto que la SXV es matriculable, pero el problema es que su bicilíndrico de 450 ó 550 centímetros cúbicos es muy poco fiable para un uso en vías públicas.
Desencantado con una Aprilia Dorsoduro de la que, según él, de supermotard tenía la estética nada más, le empezó a rondar la cabeza hacer una locura que tiempo atrás vio publicada en un vídeo de Youtube: injertar el motor bicilíndrico de la Kawasaki ER-6 en el chasis de Aprilia SXV. ¿Tan fácil?, no, ni mucho menos. Ambos motores son bicilíndricos pero el de la italiana es en uve y el de la japonesa en paralelo. Pero si alguien lo había hecho antes, el también podría.
Aprilia SXV ER-6: cara a cara
¿Alguien se acuerda de esa película?, sí ¿verdad?. Pues para el que no tenga el placer era un peliculón metraje protagonizado por John Travolta y Nicolas Cage en la que se intercambian las caras como por arte de magia gracias a un proceso quirúrgico rapidísimo. Ojalá este trabajo fuera igual de sencillo como lo pintan en Hollywood, pero no.
Había que ponerse manos a la obra y el primer paso sería hacerse con una SXV con el motor roto, y por culpa de su fragilidad mecánica, sobre todo de las 550, no es difícil encontrar una unidad en ese estado, así que se puso al lío y se hizo con una (la tercera SXV de su garaje) y empezó la fiesta desmontando la moto por completo. Hasta aquí la parte asequible del proyecto.
Lo siguiente en la lista de tareas era hacerse con un siniestro de ER-6, cosa que le llevaría más tiempo al Señor Big, pero como es un hombre de recursos y mucho trastear por la red, consiguió una Kawa muy dañada en un accidente.
Lo difícil venía después, porque para presentar el motor no hay forma humana de hacerlo sin más, no es llegar, quitar uno y poner otro, sino que prácticamente todo el chasis es nuevo. O mejor dicho, “nuevo”, porque se trató de aprovechar al máximo las piezas disponibles para hacer un mestizaje en condiciones. Del chasis de la Aprilia sólo se dejó la parte superior, cortando tanto la zona inferior de viga de aluminio como la inferior de tubo de acero. El resto de tramos provienen de la maltrecha ER-6.
Con esa base se aproximó el motor al chasis, y el meollo del asunto no era hacer un nuevo entramado de tubo de acero con los restos de la ER-6 que abrazase su motor, sino encajar una placa que hiciera de soporte principal del motor y se atornillase contra la parte superior trasera de la zona de viga de aluminio. Lo siento, pero esa placa esencial en el proyecto, es imposible de mostrar en fotos porque se encuentra en un lugar muy escondido.
El resto del chasis se fue cortando y soldando gracias a la ayuda de uno de esos amigos que todos los manitas apreciamos especialmente, un soldador profesional. Y ahora vendrá alguien a decir que se podría haber hecho mejor, con un acabado no tan rústico y demás, pues a lo mejor sí, pero a mi personalmente me gustan este tipo de inventos que se ven a la legua que son obra de un aficionado que pone su pasión y busca lo que quiere más allá de los acabados, recordando otros tiempos en los que cada uno con sus vehículos podía hacer lo que le diera la gana con tal de ser feliz. También aparecerán los comentarios sobre la ITV, la ha pasado ya tal cual está, así que dejemos al margen burocracias.
Lo siguiente, una vez con el motor plantado en su sitio y centrado, fue adaptar el sistema eléctrico y, evidentemente, el de la ER-6 no entraba ni a patadas en una moto tan pequeña. La solución fue comprar uno universal e incluir un cuadro Koso DN02, parecido al que montan las Hypermotard que entra genial detrás de la máscara del faro delantero.
Siguiendo con los aditamentos, le tocó el turno al sistema de escape, que conserva los colectores de serie de la Kawasaki pero al que en un momenento inicial se le pretendió montar un juego de doble silencioso Yoshimura procedente de GSX-R 1000. Finalmente y por problemas de tiempo decidió el Señor Big dejarlo en uno lateral elevado, y él mismo reconoce que es lo que menos le gusta de la moto y es provisional.
Sigue teniendo cosas pendientes por hacer, pero hasta el momento lleva unas 300 horas de trabajo invertidas. Aún hay que solucionar un problema de tensión en la cadena, mejorar la autonomía de 120 kilómetros por su depósito original de 8 litros y sin testigo de reserva, incluir una quilla inferior y, bueno, ya sabéis, esto es ponerse y no terminar nunca.
Pero, ¿a quién le importa?, esta moto es para divertirse más que un gatico con un ovillo de lana, así que vamos a probarla y mañana os cuento cómo va.
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