Es cierto que Lazareth hace unas creaciones muy bestias, en ocasiones demasiado. Probablemente su última monstruosidad tenía sobre el papel muchas papeletas para convertirse en una escultura inerte, pero resulta que no. La Lazareth LM 847, con sus cuatro ruedas, motor de ocho cilindros en uve, 4.691 centímetros cúbicos y 440 caballos de origen Maserati es plenamente funcional.
Vale, no vemos que tome demasiadas curvas, pero las pocas que toma crean un curioso efecto hipnótico al ver como su "cara" se parte en dos al compás de la suspensión delantera independiente doble. Este cuatriciclo con esteroides, motor de deportivo italiano y piezas de Ducati Panigale no es que sea precisamente práctico, algo que no importa lo más mínimo cuando tienes un bicho de 400 kg que rompe todos los cuellos a su paso.
Eso sí, cuidado con los acelerones, porque el efecto del giro del cigüeñal retuerce toda la moto como una tormenta a un pequeño velero. Es lo que tiene cuando dejas que un francés tenga carta blanca para materializar sus locas ideas.