Mientras unos se han dedicado a desmantelar Alta Motors, otros utilizan sus piezas para crear pequeñas motos demenciales y mientras tanto Josh Hill nos sigue demostrando que las motos eléctricas pueden ser extremadamente divertidas incluso después de muertas.
Porque sí, puede que Alta Motors haya pasado a mejor vida, pero la Redshift MXR sigue siendo una de esas motos divertidas y perfectas para incluso hacer diabluras en un parque acuático abandonado en silencio absoluto.
Toboganes, agua y una moto eléctrica
Un parque acuático abandonado, una moto eléctrica calzada con neumáticos mixtos, un piloto experimentado y un equipo de grabación. Una receta perfecta para seguir quitándose de encima los estigmas que se ciernen sobre las motos eléctricas. Porque, ¿qué puede salir mal? Bueno, aparte de alguna caída sin demasiadas consecuencias.
Y es que el cierre de Alta Motors ha sido una de las peores noticias que podríamos haber contado hace sólo unos meses, cuando nos enteramos que la empresa californiana fue presa de una treta financiera que les dejó con el culo al aire hablando mal y pronto y no tuvieron más remedio que cerrar sus puertas para luego ser comprados y desmantelados por Bombardier por un precio muy inferior al que costaba la financiación.
Mientras han estado en funcionamiento en Alta Motors han creado unas motos propias, con tecnología elaborada por ellos mismos, paquetes de baterías únicos y motores de hasta 51 CV de potencia para monturas de offroad con un peso de 117 kg y un precio inferior a los 12.000 euros.
Y sí, como has podido ver, las motos eléctricas también aguantan un buen remojón hasta quedar casi completamente sumergidas en el fondo de una piscina.