Los más fanáticos de la saga Star Wars y de las motos bien se habrán fijado en las típicas 'Speeder' de Star Wars. Ya sabes, esas motos jets repulsores de elevación, muy populares en toda la galaxia. Pues alguien demasiado fanático de las dos ruedas ha hecho una en su propia casa.
Pensó que sería una genial idea eso de deslizarse como en Star Wars, pero en la vida real. Todo un ejercicio de ingeniería artesanal, echando mano de una impresora 3D y los principios de funcionamiento de los famosos 'hoverboards' que saltaron a la fama en 2015. Así se crea una moto de Star Wars en la vida real.
Dos hoverboard y mucha imaginación para crear la moto de Star Wars en la vida real
¿Todo con un motor (de combustión o eléctrico), dos ruedas y manillar podría ser una moto? Aunque eso nos da para otra discusión, el invento de hoy no deja de ser tan surrealista como funcional.
Alguien ha conseguido sacar de la película un invento que parecería imposible en la vida real, y de la forma más simple posible: con una impresora 3D y algo tan básico como un hoverboard o cualquier otro VMP. Solo tienen que avanzar, retroceder y giran 360º hacia la derecha o la izquierda.
El protagonista es James Bruton, un diseñador de juguetes y amante d ela robótica. Y a decir verdad, su invento se parece a la XTurismo, aquella moto que era capaz de volar y se parecía a las Speeder de Star Wars.
Para empezar, Brunton coge el concepto de moto de Star Wars y lo combina con el concepto de un hoverboard. La gracia del invento es un segundo juego de ruedas conectado a un motor que le permitía girar en círculos, además del otro, que le permitía avanzar y retroceder. Es tan simple y eficiente que no lo parece.
Tras unos cuantos intentos fallidos y otras tantas explicaciones técnicas sobre robótica, el inventor acaba articulando su moto con un total de cuatro ruedas, un sillín y un manillar. Si bien no es del todo estable ni rápido como podríamos esperar, funciona a la perfección gracias a las inercias del sistema de hoverboard.
En la parte final del vídeo podemos comprobar cómo saca el invento a la calle para probarlo. Avanza como un verdadero deslizador y es capar de girar sobre sí mismo 360º, tal y como prometió. Pivotar sobre sí mismo parece tan surrealista como se ve, y aunque ineficiente, es una de esas locuras científicas que mola ver.