Tourist Trophy, negativas, permanencia y rentabilidad (III)

Tourist Trophy, negativas, permanencia y rentabilidad (III)
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Sin duda alguna la seguridad es uno de los temas que más impulsa a cualquier aficionado a prohibir la competición en el Tourist Trophy o en carreteras cerradas al tráfico en general. En el deporte del motor la fatalidad está a la vuelta de la esquina, es cierto, pero en el TT el mínimo error se paga a menudo con la vida.

Durante los últimos días comentaba que el objetivo de algunos pilotos del TT no era únicamente el de tomar partida en una edición de tan legendaria carrera. Para muchos, precisamente para los mejores, ganar o hacer un podio en el TT es una forma de vida. Una profesión con un riesgo demasiado alto.

Uno no se hace millonario como road racer, está claro, pero los pilotos más legendarios sí pueden permitirse una vida digna si han sabido jugar bien sus cartas. Parece claro que John McGuinness o Michael Dunlop pueden permitirse una vida más que decente.

Hace poco uno de ellos, de esos pilotos que siempre están rondando por las plazas del podio y que a veces se llevan la victoria a casa, daba el adiós definitivo. Por suerte no lo hacía por haber sufrido un grave accidente o haber fallecido, sino por voluntad propia tras un hecho que le hizo reflexionar sobre la clase de vida que estaba llevando.

Ese hombre no es otro que Ryan Farquhar, el piloto irlandés con más éxitos de los últimos años y que no se perdía ni una sola oportunidad de dar gas. A sus 36 años Ryan decidió el año pasado que no volvería jamás a subirse encima de una moto para competir.

Fue tan sólo dos días después de suceder el trágico accidente en el que su tío Trevor Ferguson perdía la vida. Para Ryan, Trevor era mucho más que un familiar cercano, era la persona que le había llevado al mundo de la competición, quien había puesto en sus venas la gasolina desde que dio los primeros pasos. En el asfalto era un tipo seguro, que no tomaba riesgos innecesarios y que había pasado media vida entre eventos de distinta índole, incluyendo el TT.

Trevor había pedido a Ryan una de sus Kawasaki ER650 para correr en Manx Grand Prix. Farquhar aceptó, encantado de ver a su tío sobre su pequeña ganadora del North West 200. Durante la segunda vuelta la moto comenzó a derrapar hasta ir a chocar con un banco. Se hizo el silencio.

Cuenta Ryan que Trevor tomaba todas las precauciones habidas y por haber, que no se jugaba el tipo, que lo hacía por disfrutar. A pesar de todo parece que todo el cuidado no es suficiente y el riesgo de participar en estas carreras es aún altísimo.

"Durante los últimos años no he estado corriendo por diversión, me he presionado para ganar y obtener resultados."

El hecho, además, de que hubiera sido pilotando una de sus motos añadía especial dolor a la tragedia. Ryan decidió el año pasado que no quería que su mujer y sus dos hijas tuviera que pasar por lo que estaba pasando, que todo ese riesgo ya no merecía la pena tomarlo.

Pero la muerte de Trevor no es la única razón que le han empujado a acabar con su carrera como piloto profesional. Y es que durante los últimos años Ryan se veía forzado a buscar siempre los resultados para poder generar ganancias con sus actuaciones.

"Para ganar dinero suficiente para vivir de esto, tenía que asegurarme de acabar continuamente en posiciones de podio."

Es verdad que en el TT la pasión por el motociclismo está en el ambiente, pero también es cierto que algunos pilotos lo hacen como profesión, y no por cumplir un sueño. Ese trabajo le quitaba al irlandés el tiempo más valioso del que una persona puede disponer; el tiempo con su familia. Para 2012 había planeado participar sólo en seis carreras. A pesar de todo se pasó el invierno preparando sus Kawasaki y, cuando estuvieron listas, se pasó cada semana viajando de un lugar a otro para participar en cada evento. Cuando por una razón u otra tu trabajo no te deja tiempo para la familia, alguien, tarde o temprano, acabará sufriendo.

Así fue tal y como lo contó el pasado enero en la revista Superbike Magazine. ¿No os recuerda en cierta medida al argumento de Casey Stoner? Aunque mejor no entro en el tema…

En fin, después de conocer la experiencia de Ryan Farquhar me pregunté qué tipo de ganancias podía tener un piloto del TT profesional. Gracias a Michael Rutter sé desde hace tiempo que en los últimos dos años competir en moto se ha vuelto una pesadilla y que los sueldos brillan por su ausencia. Tanto en el TT como en el BSB, o incluso en los mundiales de Moto3 y Moto2, los pilotos no cobran sino que tienen los gastos pagados en el mejor de los casos o tienen que pagar por correr. Tan sólo un puñado de ellos puede permitirse el lujo de exigir un salario, sólo los mejores.

Los premios económicos han bajado debido al aumento de categorías, no a ningún tipo de recorte. Estos se dan durante cada vuelta y aumentan su valor cuanto más cerca del final te encuentres. Este es el cuadro de premios del año 2009 de la prestigiosa Senior:

Premios Senior 2009

Y aquí la misma categoría el año pasado:

Premios Senior 2012

En las categorías de Supersport y Superstock el total destinado se reduce más o menos a la mitad, unas 30.000 libras, mientras que el ganador de categorías como la eléctrica se llevó 10.000 libras. Un piloto como Ian Hutchinson que gana cinco carreras en una semana no sólo se convierte en parte de la historia del TT sino que lleva a casa un buen pellizco, a compartir con su equipo, imagino.

Michael Rutter

Las ayudas en metálico son necesarias, tanto aquí como en el mundo de la competición. De hecho un piloto puntero del TT tiene mejores opciones salariales que uno de la mitad de tabla de Moto2. Correr en la isla es una elección y la organización se encarga de paliar el esfuerzo económico hecho a los más rápidos.

Dedicarse a las road races como profesión y no por pasión es convertirte en esclavo de las dos ruedas, como le había ocurrido a Ryan Farquhar. No me cabe duda de que otros tantos pilotos reconocidos han convertido su pasión en su trabajo. De ser así, y lo digo a título personal, no hay profesión en el mundo que merezca estos riesgos.

No queda duda de que la ACU Events hace un esfuerzo monumental cada año por invertir en las mejores medidas de seguridad disponible y que puede que un año no tengamos que lamentar ninguna tragedia.

El Tourist Trophy está vivo y coleando, expandiéndose con nuevas categorías. Además cuenta con el apoyo de la Isla de Man, de su riqueza económica y de los aficionados, o una buena parte de ellos. No parece posible por tanto que el TT acabe en un futuro cercano. Por todos aquellos que nos han dejado, pilotos, espectadores, policías o comisarios.

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