Usar el poder de tu mente para ser un motorista más seguro es posible, aunque no seas un X-Men
Parafraseando al Profesor Charles Xavier de los X-Men, el motociclismo es "un mundo de infinitas posibilidades e innumerables consecuencias, incontables decisiones que definen nuestro destino". No me he tomado nada raro, es que lo que te hace ser mejor motorista es el paso de los años, de los kilómetros y de los sustos.
Poco a poco interiorizamos una especie de instinto de supervivencia adicional, una voz que te aconseja sabiamente lo que deberías hacer en cada momento, aunque algunos la escuchen sólo de vez en cuando y otros, directamente, la tengan amordazada en un rincón oscuro. Por eso vamos a hacer de esa voz con siete consejos mentales para mantenerte a salvo en carretera.
La DGT a lo suyo, así que nosotros a lo nuestro
Para empezar con un poco de contexto, la DGT anunció a bombo y platillo que en 2017 lanzaría un "plan de choque" para atajar las muertes en carretera compuesto por 15 medidas urgentes de las que se han ejecutado un 90%, pero el resultado ha sido decepcionante: 1.200 fallecidos en carretera (datos a 24 horas, los fallecidos a partir las 24:01 ya tal) de los que 240 eran motoristas.
En lugar de enseñar a conducir (conducir de verdad, no el trámite del examen, especialmente en el caso de las motocicletas) en condiciones reales, situaciones complicadas y de riesgo, concienciar o reciclar a los conductores, este año la DGT volverá a apostar por seguir en su línea: poniendo al conductor en el punto de mira.
La mayor vigilancia de los conductores será la gran apuesta de Gregorio Serrano, incrementando un año más el número de radares en carretera y la adquisición de drones con los que tener un mayor control sobre lo que ocurre en las carreteras.
Pero lo cierto es que aunque la DGT se regodee en afirmar año tras año y Director tras Director que los culpables son siempre los conductores (exceso de velocidad, alcohol, drogas, hablar por el móvil...) hay algunos factores psicológicos que muchas veces pasan absolutamente inadvertidos y con los que vamos en moto podemos hacer mucho bien.
Conduce bien, conduce seguro
Empezando por lo básico, hay una máxima que seguro que has escuchado muchas veces y llega a sonar a tópico: conducir bien no es conducir rápido. ¿Topicazo total? Sí, seguramente, pero tiene más razón que cuando Darth Vader le decía a Luke Skywalker aquello de "yo soy tu padre" y el jedi no se lo acababa de creer.
Las motos están estrechamente ligadas a sentimientos pasionales como la libertad, el pilotaje, el deporte del motociclismo, la independencia personal, lo que ahora se conoce como lifestyle y antes se conocía como no afeitarse, el ir encerrados dentro de un casco hablando con nosotros mismos... Todo suma para que al final un buen motorista opte por el camino fácil y acabe sucumbiendo a enroscar el puño derecho sin contemplaciones en situaciones que no tocan.
Este pequeño demonio de la velocidad nos habla a todas horas, independientemente del tipo de motorista que seas y del entorno en el que te encuentres, porque las motos tienden a despertarnos ese lado salvaje, incluso en un scooter en ciudad. Y todo esto nos lleva al siguiente punto.
Mantén la cabeza fría
Es fácil decirlo, pero no te calientes. Te has comprado una moto que te encanta, la dominas, necesitas sentir su potencia y su sonido cuando abres gas te hace sentir gasolina ardiendo en el estómago como cuando eras un chaval de 15 años con las hormonas locas y veías a aquella chica del colegio de enfrente que te gustaba tanto.
Cuesta encontrar alguien libre de pecado que pueda tirar la primera piedra, pero hay que saber dónde sí y dónde no calentarse. Una avenida entre semáforos no es lugar para dar rienda suelta a una Superbike, ni la M-30 a las 8:00 hasta arriba de coches es el escenario propicio para recuperarle minutos al reloj (haber salido antes, que ya sabías que habría atasco), ni la primera carretera con dos curvas que te encuentres es un circuito cerrado.
Utiliza la empatía
Como comentábamos un poco más arriba, el motorista tiende a aislarse en una particular burbuja de independencia y libertad. "Somos mi moto y yo, mi casco, mis pensamientos..." ¿mi carretera? No.
Aunque desde tu montura no escuches los pensamientos del resto de conductores, aunque a ti te haya parecido un movimiento legítimo ese [poner aquí cualquier pirula de las más habituales que vemos en carretera a otros motoristas], aunque puedas desaparecer en un segundo en el horizonte del pirulado, la cruda realidad es que conducir una moto es una actividad social en la que debemos pensar en los demás, además de en nosotros mismos.
Aquí me gustaría poner un ejemplo muy tonto pero muy ilustrativo que se me ha repetido ya varias veces. El escenario es una carretera colapsada de tráfico y yo que acostumbro a no hacer zigzag entre los coches en movimiento me paro detrás de la interminable fila de coches que se detiene por completo.
Entonces es hora de actuar amparados por el Reglamento de Circulación. Miro que no venga nadie, inicio muy despacio la maniobra para colocarme entre las dos filas de coches, miro otra vez, nadie de nuevo y cuando voy a invadir el espacio entre carriles un scooter pasa a una velocidad absurda y desproporcionada rozando mi rueda delantera. Eso es cualquier cosa menos empatía, y así con innumerables otros ejemplos que bien sabrías ponerme, ¿verdad?
Asume que siempre puedes aprender algo
Por muchos años que lleves pelándote el culo sobre el asiento de una moto y por mucho que te guste contar batallitas, siempre habrá alguien que te pueda enseñar una o dos cosas. Mantener la mente abierta en cualquier situación es una forma magnífica de conocer personas, disfrutar de la experiencia de montar en moto y también de convertirte en un motorista más seguro.
Absolutamente siempre podrás aprender algo nuevo, siempre. Por eso siempre nos gusta recomendar que siempre que puedas intenta realizar un curso de conducción del tipo que sea, desde los específicos de conducción que imparten marcas hasta cursos de trial o de offroad. Además de divertirte y probar cosas nuevas encontrarás nuevas habilidades que te ayudarán sobre el asfalto.
Hay que saber cuándo es momento de parar
Venga vale, te has calentado. Has sido un chico un poco malo pero no pasa nada, te perdonamos porque te queremos. Divertirse es legítimo, pero la línea que delimita dónde acaba la diversión y comienza el peligro es finísima. Hay indicadores que nos avisan que estamos saltando la línea pero somos nosotros mismos los que tenemos que reconocerlos y poner el punto de cordura.
Hay que tener muy claro que esto sobre todo es muy importante a la hora de montar en grupo. Rodar con compañeros de ruta siempre es un placer, pero tendemos a dar por hecho que los que están delante saben lo que hacen y si ellos tiran a muerte tú también puedes, y en ocasiones no es el caso. No tienes que seguir siempre al resto, ya sea porque no tienes el nivel y acertadamente eres consciente de ello o porque simplemente no te apetece. Ya os reagruparéis, no te agobies y te pongas en riesgo por no perder su rueda.
No vayas a tu 100%, deja siempre un margen de seguridad. Puede que por lo que sea entres un poco más rápido de lo que esperabas a la siguiente curva y si vas al 80% todavía tienes un 20% de nivel para mantener la moto dentro del carril. Lo mismo pasa en caso de tener que hacer una frenada de emergencia o en cualquier otro aspecto.
Piensa en el "y si pasa..."
No hay que ser un agorero, pero los riesgos están ahí fuera y más vale ser un motorista precavido que un motorista accidentado. Puede que te conozcas al dedillo la carretera, pero detrás de una curva puedes encontrarte cualquier cosa a cualquier hora. Que nunca vaya nadie por esa carretera remota no quiere decir que nunca vaya a venir nadie. No des absolutamente nada por sentado.
Lo mismo fuera de carretera o en un gran viaje. Piensa que puedes quedarte tirado en medio de ninguna parte sin cobertura así que lleva todo lo que puedas necesitar para salir del paso o un bidón de gasolina de reserva por si esa gasolinera remota donde tenías pensado repostar está cerrada.
Esto también nos recuerda que hay que equiparse bien, utilizar prendas técnicas siempre que nos sea posible más allá de la obligatoriedad y hacerlo de la manera apropiada. Cualquier caída estúpida, incluso en parado, puede tener consecuencias muy diferentes si sólo llevas el casco o si vas vestido como un romano.
No tienes que demostrar nada
Para acabar, y tan topicazo como el primero con el que empezamos esta pequeña lista, debemos ser muy conscientes (absolutamente todos) de que no tenemos que demostrar nada absolutamente a nadie. Ni siquiera a ese grupo de casi desconocidos que acabamos de conocer después de habernos comprado nuestra primera moto grande y van todos vestidos de cuero en sus flamantes R's.
Si queremos demostrar algo a alguien para eso están los circuitos y las carreras amateur o más profesionales, dependiendo de tu nivel y de tu presupuesto. Ese es el lugar donde puedes demostrar que eres el más rápido o una simple tanda donde dejar boquiabiertos a tus amigos con tu estilo superagresivo, tocando el asfalto con el codo o entrando cruzado una curva.
Los motoristas somos los más molones de la carretera, pero al mismo tiempo unos de los más vulnerables, así que por favor, monta seguro que te queremos tener de vuelta por mucho tiempo.