Ahora que el frío invernal parece estar remitiendo es hora de desempolvar nuestras mejores galas moteras y salir a rodar con nuestras queridas monturas. Por desgracia la primavera también es una época convulsa climatológicamente y uno de los peligros que nos podemos encontrar es el del viento cruzado.
El motorista estadounidense John Smith estaba circulando con su Honda CBR500R por una autopista de Nebraska cuando una fuerte racha de aire terminó por sacarle de la carretera. A decir verdad toda la culpa no fue del viento, sino que Smith también cometió algunos errores.
En una moto no contamos con la estabilidad que aportan las cuatro ruedas de un coche. Al recibir la presión del aire lateralmente tanto nuestro cuerpo como la moto se inclinan en dos fases: por un lado si el viento nos sopla de la derecha como en el vídeo metemos peso hacia ese lado para compensar la fuerza del aire, lo que en caso de remitir súbitamente las rachas nos harían girar hacia ese lado.
Por otra parte, si la presión del aire continúa y se incrementa su fuerza puede acabar como en el caso de Smith desplazándonos hacia el lateral y sacándonos de la carretera sin que prácticamente podamos hacer nada para evitarlo. Aunque en realidad sí podemos hacer algo para evitar sustos innecesarios.
Reduce la velocidad
El señor Smith durante el vídeo circula con su Honda a unas 85 millas por hora (136 km/h). Cuando empieza a ver que la situación se complica baja hasta 70 mph (112 km/h), entonces el viento unido al rebufo de un remolque que circula delante le golpea y su mejor idea para salir de aquella situación es dar gas hasta 136 km/h de nuevo. ¡Error!
Acelerar el paso sólo nos expone más a la voluntad del aire, pero además al adelantar al remolque el viento es interrumpido brevemente y cuando lo sobrepasa recibe un nuevo golpe que es el que le expulsa directo a la mediana. Pero los peligros del viento no son sólo los desplazamientos laterales, también puede provocar un shimmy en nuestra moto que acabe por hacernos caer.
Para si es necesario
Después de lo anterior casi sobra decirlo, pero cuando las circunstancias del entorno nos empiecen a hacer dudar sobre si deberíamos parar, lo más seguro es que la respuesta sea que sí. De entrada habría que aflojar el ritmo pero si aún así estamos demasiado expuestos hacer un alto en el camino es lo más sensato.
Detenerse por un tiempo determinado mientras planteamos la estrategia más segura para continuar con nuestro viaje puede salvarnos la vida. La ecuación es tan sencilla como que es mucho mejor llegar tarde a nuestro destino que no llegar.
Utiliza los mandos con guantes de seda
Al igual que ocurre con la conducción sobre lluvia, con mucho aire el mejor consejo es que utilicemos nuestro tacto más aterciopelado para darle las órdenes a la moto. Las leyes físicas juegan un papel fundamental en fases de alto estrés como los días ventosos y cualquier movimiento puede convertirse en una caída.
Con el aire empujando con fuerza lateralmente, las transferencias de peso en aceleración y frenada pueden comprometer el agarre de una de las dos ruedas. Lo mismo pasa con la dirección porque precisamente la rueda delantera estará más susceptible que nunca a los giros del manillar.
Procura no llevar equipaje los días de mucho viento
El denominado efecto vela es el que nos convierte en algo parecido a cometas. Con las ráfagas de viento laterales cuanta mayor sea la superficie lateral del conjunto moto-piloto más se incrementará la fuerza del aire, pudiendo zarandearnos como si fuéramos barcos de juguete.
Las motos modernas suelen contar con maletas fácilmente desmontables así que si no las necesitamos y hay alerta por viento lo mejor es desmontarlas. Por otra parte, al dejar en casa las mochilas también reduciremos nuestra superficie lateral y podremos hacer más llevadero el trayecto.
Tómatelo con calma
En el caso de Smith la suerte fue que esta autopista tenía una ancha mediana cubierta de hierba, limpia y sin irregularidades, lo que le permitió mantenerse en pie sobre su moto, parar y reemprender la marcha. Acto seguido Smith vuelve a cometer el mismo error y vuelve a acelerar más de la cuenta para las condiciones del entorno.
Nadie nos va a echar en cara que seamos más precavidos de la cuenta, al contrario. Lo mejor para sobrevivir a una jornada de viento intenso es no precipitarse y pensar con la mente en modo supervivencia. Si no lo ves claro, busca un lugar seguro y párate.
Conduce seguro y vivirás más, pero sobre todo conduce con sentido común y no tengas prisa.