Ayer nos despedíamos con la promesa de que hoy íbamos a arrancar la Honda Integra y empezaríamos a andar rodar con ella. Pero la cosa no es tan sencilla, porque estamos frente a una moto que no podemos calificar como convencional.
Por suerte para mi conté con la inestimable ayuda de Ginés de Hondalicante, el concesionario que nos cedió la unidad de pruebas. Se prestó a darme el necesario cursillo previo a subirme a la moto. Y es que lo primero que hay que comprender es que la tecnología de su Transmisión de doble embrague y segunda generación no tiene paralelismo con nada que hayas conducido hasta ahora. Vamos a ver.
Honda integra, como un Scooter, pero con marchas de verdad
Lo primero que tienes que tener en cuenta es qué tipo de relación es la que quieres. Ayer ya hablamos de que en el modo automático puedes seleccionar entre la opción S y la opción D. Lo recomendable para circular por ciudad es la S, que permite apurar algo más el motor. Si eliges la opción D te encontrarás que tras los primeros cien metros circularás en sexta con el motor a unas escasas 2000 rpm. Eso si, no notarás ni un tirón, ni amago de calada ni nada parecido. Pero notarás que la moto va bastante “suelta”.
Si has conducido alguna vez un coche automático recordarás que cuando llegas a un semáforo hay que poner punto muerto, o sino cuando sueltas los frenos se deslizará hacia delante sin parar. Con la Honda integra esto no pasa, porque si llegas a un semáforo, en la opción que sea, y frenas hasta parar la moto, la marcha seleccionada automáticamente será la primera. Pero si no abres el gas la moto permanecerá quieta sin hacer nada por moverse. En ningún momento tienes la sensación de que la moto quiere seguir adelante por su cuenta. Si no das gas no pasa nada.
Después del mini-cursillo, metí la llave en el contacto, tras el chequeo que enciende todo el cuadro de instrumentos, pulsé el botón de arranque y la Honda Integra despertó. Al bajarla del caballete y pasar la pierna por encima lo primero que te das cuenta es de que estás frente a una moto alta. Mi 175 me permitía llegar al suelo con un pie, pero los dos sólo tocaban con las punteras de las botas. Quizá tenga algo que ver que la zona central es un tanto ancha, y te obliga a separar bastante las piernas para salvarla. También influye que por el lado derecho sobresale el bulto del embrague. De todas maneras una vez en marcha y en posición de conducción el puesto es perfecto, quedando las piernas bien protegidas detrás del escudo.
El asiento es un tanto duro y el tapizado me dio la sensación de ser resbaladizo. Quizá con unos pantalones vaqueros, o de más vestir, el tapizado tenga algo más de “grip” pero con pantalones de cordura no es así. Casi mejor, porque cuando te metes en carretera de curvas te permite mover el cuerpo sin problemas de un lado a otro de la moto. Pero no adelantemos acontecimientos.
La postura de conducción es bastante erguida, y el manillar queda bastante cómodo, sin tener que estirar los brazos ni posturas complicadas. Las piñas quedan bastante a mano, pero el diseño y la cantidad de botones que tienen te hacen dudar en algún momento sobre qué botón estás pulsando. Imagino que con un poco más de uso el conductor se acostumbrará a toda la botonería. O simplemente seleccionarás el modo automático y te olvidarás de ellos.
La primera opción tras el punto muerto es la D, que haciendo caso al aviso que me dieron dejé para carretera abierta y autopista. Pulsando el botón otra vez cambias a la opción S. En el primer toque del botón notas como se engrana la primera velocidad con un clonk como pasa en cualquier otra moto. La diferencia es que aquí no hay maneta de embrague que soltar. Pero la moto no hace ningún amago de salir, como ya he explicado más arriba. Sólo cuando das gas se mueve suavemente, el motor empieza a subir de revoluciones y si tienes suficiente espacio libre por delante notarás como las marchas van engranándose una tras otra. Mientras aceleras el cambio deja subir el motor hasta casi las 3000 rpm y entonces cambia a la siguiente velocidad.
Si no aceleras con contundencia las cosas pasan muy suavemente. En cuanto dejas de dar gas se mantiene la velocidad, y si tocas el freno empieza a bajar de marcha para acomodarse a la velocidad a la que circulas. Lo más importante es que el motor siempre girará redondo sin los sobresaltos ni toses de un motor con embrague convencional. Primeros 100 metros conseguidos, paramos en un semáforo y cuando se pone en verde atacamos la primera rotonda.
Tras los primeros metros rectos empezamos a curvear
La secuencia normal es que vas acelerando y cada vez circulas en una marcha más larga. Cuando llega la curva cortas gas, tocas el freno y el motor baja de marcha a la vez que notas que sube un pelín de revoluciones. Exactamente como si fueses tu el que controla el embrague y la palanca del cambio. Bien. Una vez alcanzada la velocidad adecuada inclinas y empiezas a abrir el gas con cuidado. En ese momento se enciende una alarma en la cabeza, porque la Honda Integra ha detectado que estás abriendo gas y lo que hace es engranar una marcha más larga. Esto te hace que de repente tengas que trazar más larga la curva y notes la moto muy suelta. Por suerte, el sistema está tan logrado que puedes pulsar el botón que baja una marcha (en la piña izquierda) y la caja de cambios obedece sin rechistar. Baja una marcha y se espera a que tu sigas acelerando.
Según me contaron, en la Honda Integra cuentas con un sistema de aprendizaje para evitar este tipo de situaciones. Ese sistema detecta las maniobras del conductor y en poco tiempo “aprende” los gustos del piloto. Si eres de entrar en una rotonda en segunda, se lo aprende y no te mete tercera hasta que des el golpe de gas que indica que estás saliendo de ella. En teoría este periodo de aprendizaje no está limitado en el tiempo porque la CPU de la Honda Integra siempre está aprendiendo sobre los gustos de quién está al mando. Quizá con más tiempo de prueba podría haber notado que se adaptaba más a mi manera de conducir, de todas maneras, lo de engranar una marcha menos no supone ni coletazo ni interferencia en la trazada ni nada de lo que sería habitual en una moto con embrague convencional.
Circulando por ciudad con pasajero
Una vez “controlado” el tema del cambio y sus peculiaridades me fui a buscar al fotógrafo que es el responsable de las fotos que ilustran esta prueba. Muchas gracias David por la ayuda. Con dos personas de buen tamaño la Honda Integra se desenvuelve igual que con un solo pasajero. Las suspensiones están muy bien taradas y en ningún momento hacen topes ni nada parecido. Más bien al contrario, la suspensión está tarada dura. Más que nada porque estamos hablando de una moto, moto, con ruedas de 17 pulgadas, una horquilla de 41 mm de diámetro y un amortiguador trasero convencional.
Volviendo al tema del pasajero, en esta unidad de pruebas se beneficia del respaldo que incluye el baúl que montaba. El espacio en el asiento es más que suficiente para que dos personas vayan sentados cómodamente sin molestarse. El pasajero se sitúa en un plano un poco más alto que el conductor, pero sin ser exagerado ese desnivel. El tapizado de esa parte del asiento es diferente, lo que le da un poco más de agarre al pasajero. Además este cuenta con un par de asas situadas a ambos lados del asiento que casi permitirían mover la Honda Integra tirando de ellas.
Para circular por ciudad elegí la opción del cambio automático en S. Así me despreocupaba por completo del cambio y solamente tenía que ir pendiente del tráfico y de dosificar el puño. Quizá en este ambiente la Honda Integra se vea un poco comprometida, ya que su radio de giro no te permite muchos culebreos entre los coches. El volumen del frontal no es problema, igual que los retrovisores que están situados sobre el manillar y por lo tanto libran los retrovisores de los coches normales.
Seguramente la Honda integra se desenvolverá mejor en una ciudad algo más grande que Alicante. Porque aquí rápidamente te pide marcha, que te dejes de culebrear entre coches y te metas en carretera para ver como va. Así que vayámonos de curvas, pero será mañana.
Parte anterior | Honda Integra, prueba (características y curiosidades) Siguiente parte | Honda Integra, prueba (circulando autovía y carretera de curvas)