Hay gente que, como se aburre, se pone a batir récords en moto. La literalidad de la frase se la adueñan dos tipos, amantes de los scooters que viven de una tienda de repuestos. Un buen día se aburrían en casa, se pusieron a mirar cuál era el récord de distancia más larga en un scooter de 50 cc... Y allá que fueron.
Fue su última "idea estúpida", explican a RevZilla tras coronarse después de casi 1.000 kilómetros. Pero no fueron ellos los protagonistas absolutos, que ya están "viejos", sino uno de sus hijos, que con sorna, dicen que "sí, sería divertido para él, pero la primera hora".
Un circuito, un scooter de 50 cc y un joven de 21 años que no tiene ni idea de montar en moto
Hay frikis por las motos que nos llevan a relatar historias tan molonas como esta. "Siempre estamos buscando formas extrañas de disfrutar las motos", admiten los dos hombres. Entre sus hazañas, la de subirse a un scooter de 49 cc con rueda delantera de 52 pulgadas mientras era remolcado por su amigo con una KTM 640. Nos sirve para hacernos la idea de su capacidad de inventiva.
Así que la última "idea estúpida" era batir el récord de distancia en una 50 cc en un día. Y lo dice como si ni siquiera estuviese seguro de cuál era la marca antes de batirla: "Fueron 898 kilómetros o algo así, no tuvimos que hacer muchos cálculos".
Tenían el espíritu, tenían la moto, un Honda Ruckus, y hasta el circuito: pidieron permiso al trazado americano Barber Motorsports Park (donde se disputa MotoAmerica, por ejemplo). Les faltaba lo más importante, el piloto.
Ellos se venían "viejos" para afrontar el reto, aunque no para "hacer una barbacoa en el paddock y reírnos de que alguien lo hiciera". Así que pillaron por banda a un joven incauto, el hijo de uno de ellos, Ethan. "20 años. Es cadete del ejército, está en forma y es duro".
¿El problema? Que nunca había montado en moto, pero era un scooter, no necesitaba mucha práctica. "El mayor beneficio es que fue ingenuo. Estaba emocionado y dije... 'Sí, esto será divertido para ti durante aproximadamente una hora'". Y así fue. Bueno, más o menos.
El reto les llevó un día entero rodando en el circuito. Empezaron a las seis de la tarde, con el chaval "algo tambaleante" sobre el scooter, que fue realizando 'stints' mientras paraba de vez en cuando. La primera vez que pasó por boxes le pusieron una toalla porque le dolía el trasero, y no tardó mucho en volver porque la moto olía a quemado; la toalla se había resbalado y se estaba derritiendo con el neumático.
A las seis de la mañana del día siguiente ya estaban a mitad de camino. "Venía dando tumbos, sus ojos simplemente me miraban, el chaval estaba en una dimensión diferente", explica. Así que a la ducha y a descansar unos minutos, hasta volver a las once de la mañana. A la una de la tarde estaba a solo 64 kilómetros del récord.
Aunque no saben ni cómo, pasadas las tres de la tarde, mejoraron el registro en 45 kilómetros, llegando a los 933, pero se vieron obligados a parar porque llegó una tormenta muy fea: "Ethan viajaba con una capacidad mental seriamente disminuida en ese momento, así que lo llamamos. Ese fue un buen momento para él", sentencian.
Al final, todo tenía una buena y doble causa: pasárselo bien y recaudar 1.400 dólares para una organización nacional de ayuda a niños.