Lo único 'perfecto' del domingo fue la tormenta

Lo único 'perfecto' del domingo fue la tormenta
10 comentarios

Lo primero de todo es que os pongáis en situación: llevaba casi un mes sin coger la moto, entre el desagradable clima de estas últimas semanas por estos lares y los horarios intempestivos de las carreras de MotoGP. Además, no la guardo en casa, y de hecho está en la otra punta de mi ciudad. No la utilizo pues a diario y son las escapadas de fin de semana el uso mayoritario que le doy a mi Yamaha FZ-6. Pues bien, este domingo pasado estaba todo perfectamente planeado y los astros alineados: las previsiones del tiempo eran de sol, las carreras de MotoGP a horario normal y yo sólo escribiría la de Moto3, así que después de que acabase la última carrera y de almorzar, me daría una vueltecita, con muchas ganas. Eso sí, no contaba yo con la compañía de una ‘agradable’ tormenta que me acompaño durante todo el camino de regreso…

Salí de casa todo preparado y deseoso de dar dicha vuelta. Iba solo. Ni me molesté en llamar a nadie, seguro de mi disfrute en soledad. ¿Dónde voy? Pues como tampoco es que quedaran muchas horas de sol y lo que quería era algo tranquilito, decido ir a Cortes de la Frontera, que para que os hagáis una idea, está a unos 80 kilómetros de mi punto de salida y es una carretera con zonas de montaña pero con tramos muy desahogados y sin grandes sobresaltos. Me pongo en camino pues, y mis primeras dudas comienzan al ver los numerosos parches de humedad que pueblan la carretera, debido a los últimos días (y semanas) de intensas lluvias. Sin embargo, brilla el sol, corre un poquito de aire y no hay apenas nubes, y además estoy disfrutando del paseo, la verdad.

La cosa empieza a torcerse cuando paso San Pablo de Buceite (los que seáis de la zona os situaréis perfectamente, el resto lo siento pero seguro que os podéis hacer una idea), ya que diviso en la lejanía un par de nubes demasiado negras para mi gusto, aunque tampoco muy grandes. Aún así, no había llegado ni a Gaucín cuando decido darme la vuelta, y en ese momento se puede pensar que peco de conservador, porque el cielo sigue estando casi totalmente despejado. Doy la vuelta pues y una necesidad fisiológica (me hacía pis), me hace detenerme en una venta de San Pablo, donde como me da cosa, me pido un cafelito. Craso error. No llevaría ni diez minutos cuando entra una señora con la siguiente frase que me deja las cosas claras: “¡Adiós! ¡Y yo he dejado la ropa tendida!”

Apuro mi café y salgo a la calle, donde los goterones son bastante gordos. Toca tomar una decisión: salir y confiar en que sólo sea un chaparrón, o esperar, aunque el cielo se ve de repente muy negro y la idea de que me pille la noche no me hace mucha gracia, así que me digo allá voy, que acabo de ver las carreras de Cheste y sé que se puede pilotar muy bien en agua o con el asfalto a medias, como demostraron Marc y Dani. Aunque bien pensado, también he visto a Jorge…

En fin, que decido salir y las primeras gotas me parecen que no son para tanto. Otro craso error. Empieza a caer un chaparrón impresionante, que teniendo en cuenta mi moto me cae íntegra y enteramente encima. Empiezo a perder visibilidad con mi visera totalmente empapada, y encima como llevo gafas si me la levanto la liamos del todo. Así que me la dejo en un termino medio que no convencería a nadie. Y allá voy, a un ritmo totalmente caribeño. He de reconocer que mi concentración es máxima y que mi moto, quizás porque la conozco muy bien, me transmite una seguridad que se agradece en esos momentos muchísimo.

El caso es que el agua me sigue empapando y los conductores de los poco coches que adelanto me miran con esa cara de “como se está poniendo ese chaval”. Además era una locura, porque durante todo el camino veía al final el cielo despejado y quería alcanzarlo, pero no pude. Vamos, que llevaba la tormenta encima, porque al mirar por el retrovisor descubrí que lo que dejaba atrás también era azul. Pero ya que importaba, ya no había vuelta atrás y parar no serviría de nada, que ya a esas alturas el nivel de empapamiento era máximo.

Sobra decir que la tormenta me acompañó hasta la mismísima puerta del garaje y que fue incorporarme de la moto y notar como hilos de agua me caían por todas y cada una de las partes de mi cuerpo. Guantes, almohadillas del casco, pies, todo y más, chorreando. El panorama fue desolador, ya que después de que me dejaran un pantalón de chandal y una toallita para secarme, las pintas que llevaba eran para llorar. Para que os hagáis una idea: camiseta interior térmica (marcando mi único abdominal, eso sí, muy desarrollado), el citado pantalón de chándal y las botas. Un dulce, vamos.

Afortunadamente, y viendo el panorama, lo importante es que queda como una experiencia más de la que seguro me reiré durante mucho tiempo. Es cierto que no ha sido la mejor experiencia que he pasado con la moto, pero bueno, sarna con gusto no pica, o eso dicen. Y para echar el cierre, decir que con las mencionadas pintas entré por la puerta de casa, y mi novia (esa que no sé cómo me aguanta todavía) , después de mirarme detenidamente, y no sé si con pena o miedo, me dijo: “¡Como os gusta sufrir a los moteros! Cuando no es una cosa, es otra.” Amén.

En Motorpasión Moto | Cinco situaciones en las que demostré que las carreras son lo primero (caiga quien caiga)

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Comentarios cerrados
    • Lo que para otros puede ser sufrimiento, para un motero es diversión, y sobre todo un desafío. Cuando a mi me ocurre algo así, bajo de la moto en el garaje dándome palmaditas en la espalda por llegar sano y salvo.

    • DIOOOS! que excelente crónica! estoy que me parto de risa jajaja ...Acabo de ver la carrera de cheste... Voy a un ritmo caribeño... ajajajja

    • A nosotros nos paso algo parecido. Salimos de Valencia, después de ver las carreras sobre eso de las 16h. Pues bien, la tormenta empezó a los 20 minutos de estar encima de la moto, hasta que llegamos a Alicante. Al principio, "de día" (había bastante poca luz con esos nubarrones) me parecío hasta divertido pues no caía tan fuerte. Nos paramos para ponernos el cubasquero encima del mono y retomamos la autovía.

      Nuestro error fue ponernos solo la parte de arriba (tanto mi colega como yo vamos con RRs). Pensabamos que nuestras piernas no se iban a mojar tanto. Ilusos!!!! La lluvía empezó a caer cada vez más fuerte, los muchos coches que se encontraban en la carretera "levantaban" el agua para dejarnos más ciegos aún. El agua se me coló por los pantalones, por la parte de la cadera, por delante. Con el paso del tempo, mis manos comenzaron a tener dificultades para moverse. Empecé a pasar mucho frío.

      Decidimos pararnos un poco antes de Tibi a tomarnos un cafe caliente. Los moteros que estaban allí parados estaban igual o peor que nosotros.

      Al salir de la gasolinera, no tardó nada en hacerse de noche. Esa fue la peor parte, pero también la más divertida... Si, sufrimos pero me divertí también... Debo de ser masoca... Recuerdo que no paraba de decirme, por debajo de mi casco algo como "¿Querías ser motero, verdad? Pues toma" xD

      En fin, que tardamos algo como 2h30 para volver de Valencia. Cuando se hizo de noche, no veíamos nada de nada. Nos guíabamos por las luces de los vehículos que teníamos delante, pasamos frío, algo de miedo, pero oye, fue una experiencia más en moto, que es lo que quería precisamente cuando era pequeño, vivir la moto. No sé, estoy contento :)

      Me encantó llegar a casa, quitarme la ropa y meterme en una bañera ardiente.

      Esta fue mi experiencia ese día, una más.

      Saludos,

    • Je je muy bueno, me he partido un buen rato. Creo que casi todos nos hemos identificado un poco al haber pasado por algo parecido. Muy bueno aun me estoy partiendo de risa.

    • Jajaja, supongo que todos tenemos historias parecidas, a mi me pillo preparado y llevaba traje de agua, pero no era de moto y no se salvaron de empaparse ni los calzoncillos, jajajaja

    • jejejeje, muy buena, pero peor es cuando te cae un chaparrón inesperado cuando vas al curro....

    • Ojú Fausto, es que ya te vale!!! A mí esa misma me pilló en el Pinar del Rey, cazando setas. Menuda granizada, por que eran pelotitas de hielo. Y, efectivamente, si te hubieras esperado 5 minutillos no te habrías mojado. Al menos no tanto. Una vez, viniendo de Ubrique por La Sauceda nos cayó una mojada de esas. Es una experiencia, pero prefiero pisar en seco. Saludos!!!

    • jejeje, muy buena esta crónica. Gracias!

    • Al leer la crónica no he podido evitar recordar el que considero mi mejor momento encima de una moto. Fue con mi Beta 50 cc con menos de 20 años. Fui a una cena de cumpleaños de un amigo mío a un restaurante de su pueblo, a unos 20 minutos de casa, a mediados de octubre. Antes de salir de casa nada hacía presagiar que aparecería una tormenta eléctrica como pocas he visto. Como suele suceder en estas ocasiones, la cena se alargó hasta pasada la una de la madrugada. A eso del postre, se va la luz del restaurante apenas unos milisegundos. Extrañados, miramos por la ventana y nos dimos cuenta de la que estaba cayendo. Al terminar, la lluvia no aminoró, pero además se le sumó una sucesión de rayos impresionante. Recuerdo que mis padres me llamaron para venir a recogerme pero yo no quería dejar mi Beta en la calle y, puede llevado por mi ímpetu juvenil, les dije que no. Total, una vez terminada la cena salí pitando con el casco puesto, intentando sin éxito llegar a la moto sin estar demasiado empapado. Con dudas y apretando el móvil en mi bolsillo por si aún seguía allí (ya sabéis qué quiero decir), arranqué la moto, me subí a ella e inicié mi pequeño viaje. Al principio me replanteé lo de llamar a mis padres para que me recogieran, pero pasados esos primeros instantes de duda, mi confianza recobró fuerzas y decidí seguir cuando percibí una disminución en la intensidad de la lluvia. Acerté. Pero no porque la tormenta aflojara, no. Porque es el mejor recuerdo que tengo encima de una moto. El espectáculo fue impresionante. Rayos cada 2 segundos. Os aseguro que no exagero. A esas hora de la madrugada prácticamente no me hacía falta llevar las luces para ver la carretera. Cuando llegué a casa, mi madre me esperaba nerviosa me quité el casco y entre incredulidad y preocupación me dijo algo así como "¡Estás loco! ¿Por qué sonríes de oreja a oreja? ¡Estaba muy preocupada! ¡Pareces un pato!" "Madre, ¡me lo he pasado teta!" fue mi respuesta. Fui a ducharme y esa noche no pude dormir hasta horas después de llegar a casa, supongo que debido al subidón de adrenalina.

      “¡Como os gusta sufrir a los moteros! Cuando no es una cosa, es otra.” Amén.

      Amén. Tu novia debe conocerte bien.

    • Ya se que este no es el sitio, lo siento, pero es que estoy deseando una comparativa CB500X y NC700X, en la pagina de Honda ya están las 500 y aprobecho esta ventana para pedir una comparativa, por pedir......

      Un saludo

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