La situación de Honda y de Yamaha es una de las grandes preocupaciones de MotoGP. Las dos marcas más míticas de la historia del mundial andan perdidas en el fondo de la parrilla, y Dorna tuvo que darles concesiones. Después de media temporada, Honda sigue en el pozo, pero algo empieza a florecer en Yamaha.
Hay brotes verdes en Yamaha. A pesar de que en Mugello no pudieron transformar la mejora en puntos, las motos de Iwata comienzan a ser más competitivas. Álex Rins acabó segundo el viernes, y si la poderosa oferta económica se empieza a mezclar con un buen rendimiento en pista, puede que Yamaha encuentre un equipo satélite para 2025.
Yamaha lleva tres carreras seguidas metiéndose directamente en la Q2
Yamaha está aprovechando las concesiones de MotoGP mejor que Honda. Es una realidad demostrable con los números. Mientras que en el Gran Premio de Catar la diferencia entre la mejor Yamaha y la mejor Honda fue solo de poco más de dos décimas, en Mugello la distancia ya se había abierto hasta las ocho décimas. Y es una tendencia general.
En Mugello volvimos a ver una Yamaha colándose directamente en la Q2. Lo hizo Álex Rins, con la grata sorpresa de que ni siquiera fue en una de las últimas posiciones. Rins acabó segundo en la práctica del viernes, tan solo detrás de Pecco Bagnaia. Ver una Yamaha entrar directamente en la Q2 empieza a ser habitual.
De hecho, ha ocurrido en los tres últimos Grandes Premios. En Mugello y Montmeló fue Rins quien se sacó la vuelta mágica. En Le Mans, le tocó a Fabio Quartararo defender la honra de Yamaha. El sumun fue lo que ocurrió en Portimao: las dos Yamaha, Rins y Quartararo, se metieron directamente en la Q2.
Por supuesto, no todos los problemas están solventados. Para empezar, los sábados el rendimiento de las Yamaha baja. O, mejor dicho, sube el de las Ducati, que se copian los datos unas a otras y sepultan al resto con sus ocho motos. Además, ese particular estilo de motor en línea sigue dificultando a las Yamaha en carrera, y el físico de los pilotos está sufriendo en exceso.
Pero el renacimiento de Yamaha no está pasando desapercibido en el paddock, y podrías acercarles a tener un equipo satélite en MotoGP. A la oferta económica descomunal ahora añaden una moto prometedora. Sin Marc Márquez, Pramac Racing se lo está pensando. Y si no son ellos, será Gresini Racing.
La llegada de Max Bartolini ha sido clave, y a lo mejor Fabio Quartararo no iba tan desencaminado cuando estampó su firma en la renovación.