Por qué la mejor moto de MotoGP no gana el mundial: de cómo Ducati sigue pagando el pecado de echar a Jorge Lorenzo
Es el mantra más repetido en MotoGP. Que Ducati tiene la mejor moto de la parrilla parece un hecho casi incuestionable, una verdad troncal que no acepta revisiones en el paddock del mundial. Tiene más velocidad punta que nadie, un buen paso por curva y son los reyes de la aerodinámica, pero no ganan el mundial de pilotos.
Aunque hace años que Ducati alcanzó la excelencia en sus monturas de la mano de Gigi Dall'Igna, lo cierto es que la última y única vez que ganaron el mundial de pilotos fue en 2007 con Casey Stoner. Y es que alguien en Borgo Panigale se ha debido arrepentir más de una vez de dejar marchar a Jorge Lorenzo a finales de 2018.
Bagnaia lleva seis carreras seguidas alternando victorias con caídas
Hay algo que es muy difícil rebatir en la actual MotoGP: Ducati tiene la mejor moto. O, al menos, la más completa. Desde que los neumáticos cambiaron allá por 2020 prácticamente no existen los periodos de adaptación con la moto de Borgo Panigale: todo el que llega va rápido desde el principio.
Lo vimos con Johann Zarco en 2020, cuando en su tercera carrera sobre una Ducati, y en un equipo como en el Esponsorama, hizo la pole position y se subió al podio ya en su tercera carrera. Y en 2021, con Jorge Martín haciendo la pole en su segundo Gran Premio y llevándose una victoria en su sexta carrera.
El dato es claro: desde 2020 hasta la mitad de 2022, ha habido once pilotos titulares que han pilotado para Ducati. De ellos, seis han ganado carreras y ocho se han subido al podio, todos salvo Tito Rabat, Luca Marini y Fabio Di Giannantonio, quien sin embargo hizo la pole position esta temporada en Mugello.
La Ducati es polivalente, va rápida prácticamente con cualquier piloto, y eso la hace atractiva para corredores con urgencia de resultados, como es el caso de Álex Márquez. Sin embargo, en Borgo Panigale hace años que no dan como ese piloto capaz de aunar la técnica con el carácter y la personalidad. Concretamente, desde que lo echaron en 2018.
Ducati echa de menos a Jorge Lorenzo. No al Jorge Lorenzo al que no le renovaron el contrato a finales de mayo de 2018, sino al que empezó a ganar carreras, a hacer poles y a comprender la moto roja a partir de junio. ¿Cómo hubiese cambiado la historia si Claudio Domenicali hubiese esperado una semana más? Ya nunca lo sabremos.
¡CAÍDA DE @PeccoBagnaia! ¡Se va al suelo cuando perseguía a Fabio Quartararo! 😰
— DAZN España (@DAZN_ES) June 19, 2022
El italiano suma cuatro ceros este año y se aleja del Mundial #GermanGP 🇩🇪 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/OrV7ELBuZA
Lo que sí sabemos es que la revolución que impuso Michelin creó un nuevo mundial a medida de Jorge Lorenzo... cuando ya no estaba. En 2020 ya dijimos que los nuevos neumáticos más anchos del fabricante francés iban a poner patas arriba el mundial, porque beneficiarían a los pilotos con mejor paso por curva y a las motos con motor en línea.
Desde entonces, Suzuki y Yamaha se han llevado los dos mundiales en liza, y los de Iwata están liderando el de 2022. Además, los dos pilotos que más han destacado han sido quizá los dos clones más perfectos de Lorenzo que hay en la parrilla: Fabio Quartararo y Pecco Bagnaia. Dos pilotos que se nutren del paso por curva y hace del pilotaje fino y técnico su bandera.
¿Hubiese mantenido Lorenzo su estado físico y mental óptimo como para seguir siendo un piloto de élite en 2020 y aprovecharse del reglamento? Es otra duda que no sabremos nunca. Pero lo cierto es que Ducati no termina de encontrar todo el potencial que la mejor versión del mallorquín les hubiese podido ofrecer.
Los estilos de Andrea Dovizioso y Danilo Petrucci quedaron desfasados para la nueva era de MotoGP, y Dall'Igna no tardó en percatarse de ello y darles boleto. Jack Miller y Pecco Bagnaia son rápidos, especialmente en el caso del italiano, pero no terminan de tener la actitud necesaria para ganar un mundial. Por ahí se desangra Ducati.
Mientras que Quartararo cada vez se revela más como un gigante de MotoGP, y Aleix Espargaró de repente ha renacido al cobijo de unos neumáticos que le favorecen y sin nada que perder, Bagnaia no es capaz de soportar la presión que supone luchar por el título. Es el piloto más rápido de la parrilla, pero nada más.
Sí, Bagnaia puede ganar un mundial, ya que tiene lo más difícil de encontrar, la velocidad. Pero mientras pule todo lo demás, los títulos se van escapando y la paciencia de Ducati se agota. Cada día es más difícil explicar cómo es que la mejor moto de MotoGP no consigue ganar un mundial. E incidentes como el de Ibiza no ayudan.
¿Sería Jorge Lorenzo el campeón de los dos últimos títulos camino hacia el triplete en este 2022 de haber seguido con Ducati?