Mick Doohan, un médico que odiaba las motos, una pierna casi amputada y el retorno más épico del mundial de 500 cc
Es uno de los grandes mitos del motociclismo. El nombre de Mick Doohan no puede pasar desapercibido para nadie que se considere mínimamente amante de las carreras de motos. Con el típico carácter puro australiano, Doohan dominó con mano de hierro el mundial en la década de los '90, pero no fue un camino de rosas.
De hecho, Doohan sufrió una de las lesiones más graves de toda la historia del motociclismo. En un 1992 en el que iba camino de su primer mundial, sufrió un terrible accidente en Assen que casi le hizo perder la pierna, pero eso no impidió que volviese a los circuitos aún con la pierna casi engangrenada para pelear por el título.
Doohan se partió la tibia cuando tenía casi ganado el mundial de 1992
En aquel 1992 había que ser ciego para no darse cuenta de que Mick Doohan iba a marcar una época en el mundial. Llevaba tres años en el mundial de la mano de Honda en los que había llevado una franca progresión hasta ser subcampeón del mundo en 1991 por detrás de Wayne Rainey. Había ganado ya cuatro carreras en 500 cc, y ahora era su turno para el mundial.
A sus 27 años, en plena madurez como piloto, Doohan estaba haciendo de la temporada 1992 un paseo militar. Ganó de forma consecutiva las cuatro primeras carreras, hasta hacer unos números de cinco victorias, dos segundos puestos, seis poles y seis vueltas rápidas después de las primeras siete carreras. Y quedaban solo seis Grandes Premios. El mundial era suyo.
Pero llegó el TT de Assen, el Gran Premio de los Países Bajos en 'La Catedral' del motociclismo. Uno de los circuitos más exigentes del mundial. Y Assen iba a ser una auténtica carnicería. De allí salieron lesionados Eddie Lawson, Wayne Gardner, Kevin Schwantz y, el más grave, Mick Doohan, el líder del mundial.
Doohan tenía 53 puntos de ventaja en el mundial cuando durante los entrenamientos del sábado en Assen pisó una mancha de aceite que había dejado otro piloto. La Honda NSR500 patinó y Doohan no pudo hacer nada por mantener el control. Se revolcó por el asfalto y por la grava hasta que se detuvo y se dio cuenta de la realidad: se había roto la pierna.
Fractura distal con desplazamiento en la tibia de la pierna derecha. "Cuando estaba tirado en la tierra escuchando los huesos rechinar unos con otros solo pensaba en cuál sería la forma más rápida de volver a subirme a la moto", dice Doohan. La lesión era grave, pero no tanto como para pensar que al australiano se le iba a escapar el mundial.
Sin embargo, ya en la ambulancia iba a comenzar su pesadilla. El propio Doohan decidió que se le operase esa misma tarde para acelerar la recuperación, así que le llevaron a un hospital local para la intervención. El mismo en el que ya estaba Schwantz, lesionado el día antes. Iba a ser el hospital de los horrores para ambos.
El médico holandés que "quiso terminar con mi carrera"
Aún a día de hoy, Doohan sigue manteniendo que el médico holandés que le atendió quiso terminar con su carrera deportiva. "Oí como le decía a Schwantz que no tenía ningún respeto por nosotros porque nos provocábamos nuestras propias lesiones. Quería terminar con mi carrera, de verdad lo creo", asegura Doohan.
Lo cierto es que lo que debería haber sido una operación relativamente simple se tornó es una escabechina. El doctor usó placas y tornillos para fijar la pierna en lugar de un clavo y no le proporcionó a Doohan anestesia general, sino epidural. El propio piloto cuenta que estaba sintiendo toda la operación y pidió que le durmieran.
Cuando despertó se encontró con que la opción de volver rápido a la moto no solo se había complicado, sino que ahora mismo ni siquiera era importante. Doohan no sentía los dedos de los pies, señal de que era inevitable una segunda operación aún más intrusiva: "Me abrieron desde la parte de atrás de la rodilla hasta el tobillo", explica.
La segunda operación tampoco mejoró mucho. La pierna se le hinchó diez centímetros y su pierna empezaba a oler a carne podrida. "Tuve que pedir que me cambiaran los vendajes y ahí se fueron varios trozos de carne. Pasé miedo", explica Doohan. Y entonces llegó el momento: el médico holandés le quería amputar la pierna.
En el hospital holandés la única opción que daban para salvar la vida de Doohan a estas alturas era amputarle la pierna, pero fue el doctor Claudio Costa, que había sido médico del mundial durante más de 30 años, quien le salvó. Como italiano no podía ejercer en Holanda, pero fletó un avión privado medicalizado para llevarse de allí a Doohan y Schwantz.
"Fue un alivio salir de allí", cuenta Doohan. A partir de ahí comenzó un delicadísimo proceso para salvar la pierna, y por lo tanto la carrera deportiva, de Mick Doohan. Cuando Costa tomó la decisión la situación era tan límite que la falta de irrigación sanguínea en los órganos internos de Doohan hacía que estuviesen a punto de colapsar.
Doohan llegó a estar en la cámara hiperbárica para mejorar el nivel de oxígeno en sangre, pero la pierna seguía cada vez más negra. "Los doctores cogieron un instrumento con forma de cuchara y empezaron a sacar piel hasta llegar a los tendones, los huesos y las placas metálicas con sus tornillos", cuenta Doohan.
Así que el doctor Costa decidió tomar una decisión radical: coser la pierna derecha de Doohan a la izquierda para que así le llegase irrigación sanguínea. El remedio desesperado funcionó, la pierna de Doohan comenzó a mejorar, sus huesos comenzaron a soldar, las heridas cicatrizaron y tras ocho espantosas semanas se obró el milagro: Doohan iba a volver.
Un retorno épico y una derrota dolorosa
El 23 de agosto de 1992, casi dos meses después del accidente en Assen, Doohan estaba en la parrilla del circuito de Interlagos para disputar el Gran Premio de Brasil. Se había perdido cuatro carreras, pero aún iba líder del mundial y con 22 puntos de ventaja respecto a Wayne Rainey, y solo quedaban dos citas. Sin embargo, ni mucho menos estaba para correr.
"Casi no podía caminar, no tenía nada de sensibilidad de rodilla para abajo. Solo quería sumar algunos puntos. Yo usaba mucho el freno trasero pero me era imposible hacerlo porque no tenía movilidad en el tobillo", asegura Doohan. La valentía del australiano no tuvo premio: acabó duodécimo, así que no se llevó puntos en una temporada en la que sumaban solo diez.
Rainey ganó la carrera, pero aún así Doohan llegó líder del mundial a la última carrera, el Gran Premio de Sudáfrica, en Kyalami. Tras lo de Brasil la pierna de Doohan había ido aún a peor. "Una noche desperté y prácticamente había explotado. La cama estaba llena de pus. El doctor Costa extrajo más de un litro", dice el de Honda.
Aún así, Doohan se veía más fuerte en Kyalami y lo demostró llegando a meta en la sexta posición, pero Rainey acabó tercero y ganó el mundial por cuatro puntos. Curiosamente, la siguiente temporada el estadounidense de Yamaha se quedó tetrapléjico en Misano mientras intentaba defender la corona. Y es que así era el mundial de motos hace no tanto tiempo.
El dominio más apabullante que se recuerde con el freno trasero en el pulgar
Doohan había perdido ese mundial, pero había recuperado su carrera profesional y solo tenía 28 años. El australiano siguió corriendo con limitaciones, pero en Mugello del año siguiente ya consiguió la primera victoria de su nueva vida. Fue justo después de encontrar la solución para accionar el freno trasero sin usar su maltrecha pierna.
A Doohan se le ocurrió pedirle a Honda que desarrollase un dispositivo para poder usar el freno trasero usando el pulgar de su mano izquierda. Es decir, con una palanca o botón en el manillar. A mitad de la temporada 1993 llegó el primer prototipo de Honda, y a partir de ahí Doohan pudo retomar la carrera que se merecía.
"Honda quería remplazarme con Eddie Lawson y que así tuviera tiempo para recuperarme, pero yo sentía que si estaba fuera seis meses o un año nunca podría volver", explica Doohan. No se equivocó: las últimas carreras de 1993 sirvieron para adaptarse al nuevo artilugio, y el año siguió comenzó a ganar a lo grande.
El resto es historia. Mick Doohan ganó de forma consecutiva los mundiales de 1994, 1995, 1996, 1997 y 1998. 44 victorias y 43 pole position en 71 carreras para uno de los dominios más salvajes de la historia de las motos. Y todo eso superando ya la treintena de años. Qué hubiese pasado sin cruzarse con aquel nefasto doctor holandés.
En el inicio de la temporada 1999 Doohan volvió a sufrir una fuerte caída durante el Gran Premio de España, en el circuito de Jerez, que le volvió a dejar dañada su siempre maltrecha pierna derecha. A punto de cumplir 34 años, Doohan decidió que ya era suficiente, colgó el casco y dejó que su eterno rival Álex Crivillé también ganase un mundial.
Años después, Doohan ha dado motivos para alegrarse de que al final no ganase aquel épico mundial de 1992. "Si hubiese sido campeón probablemente habría tirado la toalla y lo hubiese dejado", dije Doohan. Nos hubiésemos perdido a una de las mayores leyendas de toda la historia de MotoGP.