Todavía recuerdo cómo me quedaba boquiabierto cuando llegaron los americanos a darnos en las narices con aquéllas derrapadas alucinantes, que estaban reservadas para ellos y nadie más. Después, poco a poco, más pilotos comenzaron a abrir gas antes de tiempo, y ya cuando Crivillé pasó por la granja y era cosa habitual verlo derrapar, fue lo más. Por suerte, hemos dejado atrás la época en que los españoles dominaban las categorías inferiores del motociclismo, y ahora ya somos una potencia con los pepinos de MotoGP.
Vía | motograndprix