Ducati no impedirá que Jorge Lorenzo pruebe la Honda RC213V en los primeros IRTA de la pretemporada 2019
Durante meses se ha establecido una nube de incertidumbre sobre lo que ocurrirá al terminar la temporada 2018. Jorge Lorenzo abandonará Ducati para subirse a la Honda de HRC, una montura que a día de hoy es su principal competencia y que en 2019 se consolidará como el equipo más poderoso de toda la parrilla.
La llegada de Lorenzo a Honda es una gran noticia para HRC y una pésima solución al conflicto de Claudio Domenicalli (CEO de Ducati y principal valedor de la salida de Jorge) y el propio Lorenzo. Como represalia, parte de la fábrica italiana quería impedir que Lorenzo pilotase la Honda en los primeros entrenamientos de pretemporada pero al final la razón se ha impuesto y Ducati dejará que Lorenzo se suba a la RC213V antes de tiempo.
Ducati no quiere dar más motivos a Lorenzo para estar enfadado
En Ducati abrieron las puertas de par en par a Jorge Lorenzo antes de que el mallorquín pudiera demostrar que efectivamente era capaz de ganar con la Desmosedici GP18. Cuando Ducati intentó entreabrir de nuevo la puerta fue Lorenzo quien la cerró desde el otro lado, asegurando que "ya era demasiado tarde".
Especialmente desde que se conoció el fichaje de Jorge Lorenzo por Honda para las dos próximas temporadas, un escalofrío debió recorrer por cada una de las espaldas que trabajan en Borgo Panigale. No sólo iban a dejar escapar a un piloto que con los triunfos en Mugello y Montmeló iguala en victorias a Andrea Dovizioso en 2018, se iba a ir a la competencia con mucha información debajo del brazo.
La competición es así, pero ya sabemos que algunas marcas tratan de impedir en la medida de lo posible que los pilotos que dejan sus escuadras puedan subirse a sus nuevas monturas. Los contratos expiran el 31 de diciembre por lo que están en su derecho de no dejarles entrenar con las marcas por las que hayan fichado hasta el año siguiente; otra cosa es que sea moralmente correcto.
Paolo Ciabatti ha sido el encargado de mostrar la luz verde a Lorenzo para que se suba a la Honda tanto en los IRTA de Valencia posteriores al último Gran Premio de la temporada 2018 como a los IRTA de Jerez, 20-21 y 28-29 de noviembre respectivamente.
Era lógico que Ducati no pusiera trabas al estreno de Lorenzo sobre la Honda (¿o sí?). La firma de Borgo Panigale fue la primera indignada cuando tras acabar la temporada 2016, Yamaha vetó a Jorge Lorenzo el segundo de los dos primeros entrenamientos de la pretemporada 2017, privando al español de más kilómetros sobre la complicada moto italiana.
Finalmente este conflicto se ha resuelto de manera correcta, en una suerte de pacto entre caballeros llevado con suma discreción, aunque no es tan correcto como podría parecer desde fuera.
Lorenzo está despechado con Ducati y no es para menos. Aunque las acusaciones de que la fábrica no estaba haciendo caso al piloto y las críticas de la fábrica al rendimiento del piloto, de vez en cuando pasan cosas como la de ayer en la rueda de prensa donde Lorenzo aseguró que su circuito ideal para 2018 sería un rectángulo con frenadas y aceleraciones fuertes y pocas curvas y que el de 2019 será todo curvas enrevesadas.
Lorenzo se siente traicionado y actualmente no existen órdenes de equipo en el garaje italiano. Jorge quiere seguir ganando y esto puede poner en jaque a un Andrea Dovizioso que pese a haber ganado por segunda vez en Brno podría necesitar la ayuda de Lorenzo si logra reducir la distancia con Márquez en la general.
Jorge llegará a Honda después de una eternidad sobre su amada Yamaha y dos años sobre una Ducati que no le ha puesto las cosas fáciles. Si bien Lorenzo ha tardado en conseguir encontrar la sintonía necesaria con la Ducati para rodar rápido, el balear ha demostrado que es sólo una cuestión de tiempo conseguir meterse en la pelea con los mejores con cualquier montura.
La Honda RC213V es una moto hecha al estilo Marc Márquez, con un comportamiento bastante rígido y cierto nerviosismo. Si bien parece que el 93 es el único capaz de ser rápido con la Honda, la RC213V es buena parte obra de Dani Pedrosa, un piloto que ha conseguido siempre desarrollar una moto con la que todos sus compañeros de equipo han sido rápidos desde que se han subido a ella.
El gran problema para Lorenzo será si Honda no consigue ofrecer soluciones a la gestión de neumáticos que obliga a los de la marca del ala dorada a montar compuestos habitualmente más duros que los de la competencia. El punto débil de la Honda es que con compuestos más blandos no acaba de funcionar bien como ha comprobado Pedrosa este 2018 en sus propias carnes, algo especialmente crítico para un piloto de su estatura y peso.
Del equilibrio de la Yamaha a la explosividad de la Ducati, Lorenzo tardará algún tiempo en adaptarse al nervio de la Honda. La clave de su rendimiento en 2019 será el tiempo que necesite para dominarla. Otra cuestión será ver cómo evoluciona el ambiente en el box de HRC juntando a dos gallos del tamaño de Lorenzo y Márquez.