Daijiro Kato, el unicornio japonés de Honda que no pudo ser el gran rival de Valentino Rossi en MotoGP
Desde 1975 hasta la actualidad las motos japonesas han ganado todos los mundiales de MotoGP salvo uno, el que logró Casey Stoner con Ducati en 2007. Un dominio incontestable del país del sol naciente que sin embargo no se ha visto pasmado en títulos de pilotos: jamás un corredor japonés se ha proclamado campeón de la categoría reina.
La esperanzas actuales de la afición japonesa son escasas: si acaso, confían en la progresión del joven Ai Ogura, ya que Takaaki Nakagami parece lejos de esas cuitas. Sin embargo, hubo una época en la que un piloto hizo creer a Japón que ganar un título de pilotos era posible. Se llamó Daijiro Kato, y la suya es una de las grandes tragedias de la historia del mundial.
Kato combinaba la finura con la garra japonesa y tenía el 'hype' que provocó la cautela de Honda
El misticismo rodeó toda la carrera deportiva de Kato. En los tiempos que corren se hubiese creado lo que llaman 'hype' con la joven perla japonesa y muy pronto lo hubiésemos sabido todo de él, pero en una época menos globalizada Honda nos fue dando pildoritas de la joya que estaban creando muy a fuego lento.
De Kato no supimos nada hasta 1996, cuando ya tenía 20 años y Honda lo inscribió como 'wild card' en la carrera de 250 cc en Suzuka. No se esperaba nada de él, pero lo que pasó fue una de las grandes irrupciones de la historia del mundial. Kato terminó tercero dando una lección en la última vuelta a Tohru Ukawa y Olivier Jacque.
Después de eso, Kato desapareció hasta la siguiente temporada. Otra vez en Suzuka, Honda decidió poner a su pupilo en pista en la categoría de 250 cc. Arrasó. Kato ganó la carrera liderando un póker japonés. Nadie entendía por qué Honda no le daba una temporada completa a su pupilo, pero todavía le quedaban dos largos años más en las trincheras.
Kato volvió a ser 'wild card' en 1998 y, otra vez, ganó la carrera. Aún así, pese a que el japonés había corrido tres carreras en el mundial y llevaba dos victorias y un podio, Honda hizo lo mismo con él un año más. En 1999 Kato de nuevo solo corrió en Suzuka como 'wild card' en 250 cc. Esta vez llovió, así que solo pudo ser quinto. Ahí fue cuando Honda le dio la alternativa.
Con el 'hype' por las nubes, Honda decidió que Kato ya estaba listo para correr una temporada completa del mundial. Tenía 24 años y todo lo que se sabía de él eran esas cuatro carreras como 'wild card' en 250 cc que habían alucinado al paddock. Pero faltaba por ver si es que el chico se conocía muy bien Suzuka o si esa iba a ser la tónica general.
Las dudas se disiparon rápido. Kato corrió en el 2000 en el equipo de Gresini y estuvo muy cerca de ganar el mundial en su primera temporada completa. Acabó tercero a 20 puntos del campeón, Jacque. Llegó a Valencia jugándose el título con el francés y con su compatriota, Shinya Nakano. La presentación de Kato en sociedad había sido desbordante.
Para poner contexto, Kato se subió al podio en las cuatro primeras carreras de la temporada, ganando una de ellas, la de Suzuka. Después añadió victorias en Estoril, en Río de Janeiro y en Motegi. Puntuó en todas las carreras de la temporada, siempre en el top diez. Y solo había sido su primer año, sin experiencia en casi ninguno de los circuitos.
Su segunda temporada en el mundial fue la explosión de todo el talento de Kato. Ganó once de las 16 carreras del año y, como no podía ser de otro modo, se proclamó campeón del mundo con una autoridad pasmosa. Lo que más impresionaba era su regularidad, totalmente opuesta a los bandazos a los que acostumbraban los pilotos japoneses.
De las 36 carreras que Kato corrió en 250 cc tan solo abandonó en una, en Motegi 2001, cuando ya tenía el título mundial sentenciado. Si contamos las que acabó fuera del top diez, hay que añadir otra, un undécimo puesto en Assen. Y fuera del top cinco tan solo acabó seis carreras de 36. Era el elegido para ser el primer campeón de la categoría reina.
Con 25 años Kato llegó a MotoGP con gran protegido de Honda. 2002 era la primera temporada de MotoGP, pero Kato empezó con una moto de 500 cc de dos tiempos que, evidentemente, no estaba a la altura de las nuevas bestias. Pero esas las pilotaban Valentino Rossi y Tohru Ukawa, los pilotos del Repsol Honda.
Aún así, la entrada de Kato en el mundial de MotoGP no decepcionó. Con una Honda NSR 500cc que estaba en clara inferioridad mecánica logró acabar segundo en su tercera carrera, en Jerez. Tan solo un segundo por detrás de Rossi y sacándole los colores a su compatriota Ukawa, que fue incapaz de seguirle.
Kato iba rápido, pero estaba forzando para lograr los resultados que por inferioridad mecánica no podía obtener. Eso le trajo caídas, tres en la primera mitad de 2002, algo inusual en Kato. Antes del Gran Premio de la República Checa, Honda tomó la decisión de que su protegido también empezase a llevar la MotoGP.
Y no se iban a arrepentir. En Brno el piloto japonés hizo la vuelta rápida de carrera y terminó segundo, tan solo detrás de Max Biaggi. También consiguió un poco después su primera pole, en Motegi. Antes de terminar la temporada 2002, Kato se convirtió en un habitual del top cinco en MotoGP. La gran esperanza nipona.
Valentino Rossi había heredado a los rivales a los que venció Mick Doohan y los tenía bastante quemados. Max Biaggi parecía la principal alternativa, pero 'Il Dottore' le tenía ganado el duelo mental al romano. Todo estaba encaminado a una tiranía de Rossi bastante similar a la que había impuesto Doohan en el lustro anterior.
Sin embargo la figura de Daijiro Kato dio un halo de esperanza. Muchos vieron en el japonés al gran rival de Rossi, y no era para menos. Llevaba tres años en el mundial y había conseguido cosas imposibles. Ya a igualdad de armas, y con Kato siendo el protegido de Honda, 2003 era la temporada en la que debía empezar a resolverse el duelo.
No pudo ser. En la primera carrera del año, en Suzuka, donde Kato creó todo su 'hype', tuvo un brutal accidente antes de la chicane que da entrada a la meta. Kato se estrelló contra el muro exterior, y con él todas las esperanzas japonesas de ver a uno de los suyos levantando el título de campeón de MotoGP.
Kato estuvo dos semanas en coma antes de fallecer. Nunca quedó muy claro qué pasó en aquella chicane Casio para que un piloto de su nivel, y con su seguridad, sufriese ese accidente. Sete Gibernau, su compañero de equipo, trató de coger el testigo como gran rival de Rossi, pero nunca pudo serlo por completo. Se apagó el último sol de Japón.
Aquel 6 de abril quedó marcado en la historia del mundial como la fecha de uno de los grandes dramas. No solo porque su fue un piloto, sino también por quién era y qué representaba. El unicornio japonés, la finura de Dani Pedrosa mezclada con la agresividad propia de los nipones. Un talento inolvidable. El legendario '74' que nunca nadie volverá a lucir. Daijiro Kato.
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