Álex Márquez, el éxito del progreso silencioso que floreció en Le Mans para dejar de ser el hermano de Marc
En lo que llevamos de siglo XXI solo cuatro pilotos han llegado a MotoGP como campeones del mundo de las dos categorías pequeñas. El primero fue Valentino Rossi, el segundo Dani Pedrosa, el tercero Marc Márquez y el último, esta misma temporada, Álex Márquez, su hermano menor. Todos fueron reclutados por Honda como pilotos con moto oficial.
Curiosamente, desde que se supo que Honda había firmado para su equipo oficial por cuarta vez en dos décadas a un campeón del mundo de las categorías pequeñas e intermedia, todos los ojos no se depositaron en el gran talento que habían firmado en Japón, sino** en el apellido del susodicho. Era un Márquez**, como el gran campeón que pilotaba la moto de al lado.
Márquez plasmó en Le Mans todo lo que había mejorado en las carreras anteriores
A lo largo de su carrera el pequeño de los Márquez ha tenido que aguantar constantemente como los que menos soportan a su hermano mayor lo pagaban en gran medida con él. Soldado en medio de una guerra en la que él no había pegado ningún tiro, Álex Márquez jamás ha renunciado a su estilo ni cedido a las presiones. En Le Mans se reivindicó por última vez.
Porque lo que pasó en Francia fue el alumbramiento de una próspera carrera en MotoGP. Álex Márquez arrancó desde la 18º posición, en agua y con una moto que, como es conocido por todos, brilla por cualquier cosa menos por su dulzura. Tres cuartos de horas después cruzó la meta en segunda posición, a tan solo un segundo del ganador.
Entre medias, la consagración de un bicampeón del mundo eternamente ninguneado. No hay excusas. Márquez no llegó al podio por las caídas ajenas ni porque una estrategia de flag to flag le hiciese ganar muchos segundos en boxes. Se curró cada curva, cada décima y cada adelantamiento con la misma tenacidad con la que se ha trabajado toda su brillante carrera.
Por supuesto, quienes no soportan a Marc Márquez atacarán a Álex Márquez poniendo el dedo en la caída de Álex Rins y en la avería de Jack Miller, pero no en que el joven piloto catalán ya los había atrapado. A ritmo de vuelta rápida, Márquez era imparable y no se amilanó ante nadie, ni siquiera ante el imponente Andrea Dovizioso.
La temporada de debut de Márquez en MotoGP está siendo una pequeña miniatura de lo que es toda su carrera como piloto. Cuando no puede ir rápido, aprende. Cuando nadie le mira, mejora. Cuando ya lo tiene todo a punto, vuela. El podio de Le Mans no es más que la recompensa a los pequeños pasos silenciosos que dio en el Red Bull Ring, Misano y Barcelona-Catalunya.
Smiles don't come much bigger than this! 😁@alexmarquez73 celebrates his first #MotoGP podium with an overjoyed @HRC_MotoGP team 🙌#FrenchGP 🇫🇷 pic.twitter.com/8ohKSSHthK
— MotoGP™🏁 (@MotoGP) October 11, 2020
Y sí, por supuesto que sin la lluvia Márquez no hubiese podido estar en el podio. Eso parece claro. Pero no le quita ni un ápice de mérito a su logro, al revés, añade la templanza propia de los campeones. La de un piloto nobel en mitad de una temporada dura que de repente se encuentra en una posición soñada y la agarra con firmeza. A cuantos hemos visto irse al suelo en una situación así.
No, parece claro que el pequeño Márquez no es un abrumador talento natural como su hermano, o como eran Pedrosa y Rossi, pero a base de trabajo ha logrado igualar el palmarés de estos genios en las categorías inferiores. Otro camino para llegar a la gloria tan lícito y gratificante como cualquier otro. En Moto2 le costó cinco años, pero llegó. En MotoGP llegará, y probablemente antes.
Ahora viene otra prueba de fuego para el joven bicampeón. El regreso a la mina, después de ser el foco de todas las fotografías. Viene un doblete en MotorLand, en un circuito muy favorable históricamente para Honda, en el que veremos de qué pasta está hecho Márquez. Trabajo a buen seguro que no va a faltar.
Además, el podio de Márquez es una pequeña venganza con Honda. Le da a la marca del ala dorada el resultado que les salve mínimamente el honor en 2020 ante de ser relegado al LCR. Con la excusa de quitarle una presión que no le está afectando, HRC decidió reemplazar al bicampeón por un Pol Espargaró que, de momento, perdió el duelo personal en Francia.
Quedan cinco carreras y un último reto asoma en el horizonte de Márquez. Ser el mejor novato de la temporada en MotoGP vuelve a estar a tiro de piedra tras el podio. Brad Binder sigue por delante, pero son solo quince puntos de ventaja. Y ahora Márquez sabe que puede mirarle a la cara a los grandes de MotoGP. Su carrera está en marcha.
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