Recordó a algo. Cuando Marc Márquez se puso líder del Gran Premio de las Américas su modus operandis no fue inédito. Ya lo había hecho antes. Márquez se volvió a poner en modo Valencia 2017, cambió su pilotaje, empezó a ser realmente agresivo, y pudimos comprobar que la magia le ha abandonado.
Con la caída de Austin ya son dos años y medio los que Márquez lleva sin ganar una carrera. La de Texas parecía la mejor oportunidad para salir de la crisis, pero se fue por la alcantarilla. Y ya son demasiadas oportunidades perdidas que no significan que el '93' ya no sea un gran piloto, pero sí que ha perdido su halo protector.
Que Márquez vaya a arrasar con Ducati ya está descartado, y ahora el objetivo es ganar algo
La prueba del ojo hizo saltar de inmediato el radar. Cuando Márquez adelantó a Pedro Acosta para ponerse líder en Austin, inmediatamente buscó cambiar el ritmo para romper la carrera, como en aquella mítica carrera de Valencia en la que se jugó el mundial contra Andrea Dovizioso. Y pasó lo mismo, pero al revés.
En ambos casos Márquez se olvidó de lo que había en juego, de cómo se debía pilotar y de los riesgos para dar una vuelta a fuego que lo rompiese todo. Y en ambos casos se pasó. Con una diferencia: en Valencia solucionó el entuerto con una salvada épica para retener su sexto mundial; en Austin se fue al suelo sin remedio.
A Márquez se le ha acabado la magia. No, eso no significa que ya no sea un buen piloto o que no vaya a volver a ganar. Simplemente significa eso, que el halo protector ha desaparecido, la tostada siempre cae del lado de la mantequilla y cada vez que puede ganar algo pasa para que no ocurra, como si alguien le estuviese haciendo vudú desde su rancho.
Que a un piloto se le acabe el estado de gracia es normal, les ha ocurrido a todos de una u otra forma. Lo que seguro que nadie hubiese pronosticado hace cinco años es que después de caerse, Marc Márquez iba a decir que "al menos me he caído liderando la carrera, que me quiten lo bailado". Quizá esto explica lo primero.
Márquez es la única Ducati GP23 que está siquiera acercándose a los podios, y eso habla de que sigue siendo un piloto diferencial. Pero yendo a los resultados, por factores propios o ajenos, son dos caídas en tres carreras, un mundial que se aleja y una crisis que se agranda. Misano 2021 ya queda muy lejos, y Tailandia 2019 ni siquiera se ve.
Veremos si Marc Márquez es capaz de recuperar su magia a tiempo de que no se escape el tren de un mundial que, supuestamente, con Ducati iba a ganar arrasando.