Probamos el Monster Energy Supercross 6: un simulador muy arcade para los fanáticos del barro
Los amantes del barro y del ruido ronco a dos tiempos lo esperábamos con ganas: el juego oficial de motocross por antonomasia ha vuelto. El Monster Energy Supercross ha vuelto a lo grande, con la sexta entrega. Y ha llegado a las manos de este redactor para darle caña al mango de gas (desde el teclado).
Empezamos con un pequeño spoiler: es un juego continuista, pero sigue mereciendo la pena. Los avances son evidentes, y muy al estilo de Milestone, ya te podemos garantizar que no: esto no es un simulador. A cambio te dará mucha diversión.
Alto nivel de detalle y personalización son las principales bazas de este juego
Ya hemos conocido y por nuestras manos han pasado muchos videojuegos de Milestone. Lo saben bien quienes pasen unas cuantas horas al arte de las motos, pero detrás de una pantalla. Así que la senda es la misma: un simulador que no es un simulador, sino un juego muy arcade con unos controles algo mejorables, pero que para nada enturbian la experiencia.
Lo bueno, que otro año más sigue siendo el juego oficial, y eso solo significa una cosa: viene cargado de licencias. Monster Energy Supercross 6: The Official Videogame se renueva un año más con la licencia del campeonato AMA (American Motorcyclist Association).
Respecto al juego... ¿Arcade o simulador? Eso me lleva a la primera reflexión: sigue siendo un juego por y para todos. No hay que ser un profesional de los videojuegos para tener algo nivel nada más empezar. Tan fácil como uno quiera, porque cuando hablamos de subir el nivel aquí sí que encontramos cierto regusto a simulación: el ajuste de la moto es milimétrico desde las horquillas hasta la frnada.
El nivel de detalle es todavía mejor. No solo en las gráficas, que le dan un toque más moderno al juego, sino los mapas, pilotos y motos. Todo está mucho mejor diseñado y goza de cierto realismo más. Desde las vallas publicitarias, pasando por las motos y hasta el barro es más real e inmersivo. Sin duda es el mejor juego en cuanto a gráficos. En sonido tampoco defrauda. Los motores están bien reproducidos y hasta los gritos de los aficionados se sienten parte de la atmósfera.
Nuestro personaje se podrá personalizar con distintas equipaciones, numeraciones, incluso poner pegatinas a nuestras motos y ponerla a nuestro gusto, algo que mola. Luego podremos utilizar el mismo en el modo trayectoria. El único problema de tanto realismo es el modo lesión: si te lesionas y quieres sanarte, habrá que entrenar y cumplir objetivos. Para evitar caídas sigue estando muy bien el modo 'Rewind'.
Las motos repiten plantilla este 2023. Nos encontramos con varios modelos de 250 y 450 2T, empezando por las Yamaha YZ 250F, GASGAS MC 250F, Kawasaki KX 250 FSR o la Husqvarna FC 250 FE. Si saltamos a las más grandes encontramos a las Suzuki RM Z450, Kawasaki KX 450, Honda CRF 450RW, KTM 450 SX-F, Yamaha YZ 450F y la Husqvarna FC 450 FE. En general bien detalladas tanto física como sonoramente.
Lo que nos gusta especialmente en esta nueva edición es que ahora sí se puede configurar la moto a nuestro gusto. Algo que ya podíamos hacer en el último RIDE 4, por ejemplo: suspensiones, escapes, frenos... Todas las piezas que influyen en el rendimiento se pueden configurar, y eso influirá en la experiencia.
29 motos, 80 pilotos del campeonato y hasta 17 pistas oficiales, todas ellas con un nivel de detalle que no deja nada que desear. Los caminos de barro están muy bien dibujados, haciendo de la experiencia algo muy intuitivo.
Los modos de juego: mejorados y muy completos
El multijugador es un pelín más divertido que en la serie 5. Sigue siendo la misma fórmula, pero con dos añadidos bastante importantes. El primero, el ansiado cross-play con el que se puede emparejar y jugar desde todo tipo de consolas y ordenadores (PC-PS5, PS5-Xbox...).
La segunda, un nuevo sistema de clasificación con logros en línea que, al menos a mí, me ha estimulado a jugar algo más y ganar puntos en el ranking global.
El nuevo modo de juego Rythm Atack es un añadido que no viene mal, aunque tampoco es la panacea. Consiste en pistas completamente rectas, aquí gana el que mejor contorle el peso de la moto y piloto.
El modo 'roaming libre' sigue siendo lo de siempre: un lugar para hacer lo que quieras, con la moto que quieras y a tu manera. El modo historia ha sido adaptado, muy similar a los que vemos en el FIFA, por ejemplo.
En este caso nuestro guía y entrenador personal es el mismísimo Jeremy McGrath. Empezaremos desde "Futures", con tres carreras, para ir sumando carreras, ascender a "Rookie", y después de otras 10 carreras, llegar al nivel "Pro", donde desbloquearemos las motos de 450 cc en 17 carreras. Sin prisas, que el juego nos introduce muy bien a través de diversas categorías y nos ayuda a explorar las motos y circuitos poco a poco.
Con la Supercross Academy podremos aprender a jugar en unos minutos: tutoriales y desafíos para facilitar la curva de aprendizaje para hacérnoslo más fácil.
Conclusión: ¿merece la pena?
El estudio ha sabido adaptarse a una nueva entrega. No se nota como un refrito, sino que ha mejorado en todo, y no solo hablo de gráficos. La llegada de modos, grado de personalización en motos y diseños y las pistas nos ha gustado mucho y dan muchas horas de diversión.
Un juego para cualquier nivel, que se puede adaptar y será divertido. Si habría que ponerle una nota final esa sería un 8'25. Para llegar al 10 faltaría pulir ciertas físicas, que a veces se notan demasiado arcades para un juego de este calibre, y ciertos detalles como los planos finales de las celebraciones. Nimiedades que no nos perturbarán de una experiencia muy divertida.