El debate sobre los patinetes eléctricos es interminable y en muchas ciudades siguen teniendo que encontrar su espacio en la ciudad. Desde las asociaciones de usuarios piden que se les equipare a las bicicletas, pero esto aún no está definido. Lo que cada vez empieza a estar más claro es que deben bajar de la acera cuanto antes.
La Asociación Vitoriana de Patinetes Eléctricos ha publicado un manifiesto en el que pretende que los vehículos de movilidad urbana tengan un espacio seguro por el que circular en la calzada y que en ningún caso lo tengan que hacer por la acera, que queda en exclusiva para el uso peatonal.
Los patinetes eléctricos, como vehículos que son, a la calzada
La Dirección General de Tráfico ha emitido dos instrucciones en los últimos años (16/V-124 y 2019/S-149 TV-108) en las que habla sobre los patinetes eléctricos. En muy grandes rasgos dicen que son vehículos y sus usuarios, conductores. Es por esto que tienen que respetar las normas de tráfico como cualquier otro usuario de la vía y que, por supuesto, no tienen pueden circular por las aceras.
Pese a que esto está claro, la realidad es mucho más difusa. La presencia de patinetes eléctricos en las aceras y las zonas peatonales es recurrente en muchas ciudades y, al jugar en un cierto vacío legal, las policías locales lo suelen consentir.
Otro problema añadido es el de las normativas u ordenanzas locales en materia de tráfico y movilidad. Al ser un vehículo que ha llegado a nuestras calles recientemente no hay regulación para su uso y esto es algo negativo. Los ayuntamientos poco a poco van actualizando estos textos dando cabida y explicando el uso correcto que se debe de hacer de este tipo de vehículos.
Las asociaciones de usuarios demandan su espacio en la ciudad
Bajo la premisa de cuidar al eslabón más débil, es decir, el peatón, nace la distribución urbana actual. Hay espacio de acera y espacio de calzada. El primero es de uso exclusivo para los viandantes y el segundo es de uso exclusivo para los vehículos. Esto, en teoría es perfecto, pero en la práctica no lo es tanto.
Con la aparición y el uso de vehículos de diversa categoría y prestaciones esto se ha torcido. El caso de las bicicletas y los patinetes eléctricos es el ejemplo perfecto ya que están casi a medias entre los dos mundos. Son más rápidos que una persona a pie pero se sienten desprotegidos respecto al resto del tráfico pesado. La solución son los carriles bici-VMP segregados, que es lo que piden las asociaciones de usuarios, pero, o bien son caros de hacer, o son difíciles de colocar en un espacio como es el urbano, que es finito y está muy demandado.
Lo que está claro es que la ciudad no se puede olvidar del peatón. Propuestas como la que lanza el manifiesto de la Asociación Vitoriana de Patinetes Eléctricos que determina que, como vehículos que son, deben ir por la calzada son necesarias. Respaldan además la iniciativa del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad y de la Asociación Acera Peatonal declarando que la acera debe ser exclusiva para el viandante y que los patinetes eléctricos no tienen cabida en ese espacio.
La solución que muchos ayuntamientos han encontrado, y que no contenta a nadie, se llama ciclocarril. Se trata de reservar el uso preferencial del carril derecho de la circulación para las bicicletas y los patinetes eléctricos, pero sin llegar a ser exclusivo. La limitación de velocidad es de 30 km/h, cercana a los 25 km/h máximos legales de este tipo de vehículos.
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