Hoy, en motos de cine: la Buell Lighting disfrazada de Indian policial para Terminator 3
En varias ocasiones ya hemos visto cómo algunos directores de cine quieren que un determinado modelo salga en su película. Porque la imagen que quieran sea la de esa moto en concreto, porque necesiten las características de ese modelo o vete tú a saber por qué, tiene que ser esa y no otra la imagen que se quede en las retinas de los espectadores.
Pero claro, hay motos que ni en sus mejores sueños podrían llevar a cabo las puestas en escena que es exigen delante de las cámaras, así que toca buscar un plan B. Cuando en 2003 Jonathan Mostow dirigió 'Terminator 3: la rebelión de las máquinas' quería que el T-800 fuese montado en una Indian. ¿El problema? que sería demasiado torpe para su papel.
La solución volvió a ser tan simple como eficaz: disfrazar a una Buell Lighting con los voluminosos carenados, maletas y defensas de Indian, además de toda la parafernalia policial. El resultado pasa bastante desapercibido en la gran pantalla tal y como podéis ver en el fragmento de la persecución, pero a poco que te fijas te das cuenta de que es un tongo absoluto.
¿Pero no debería haber sido una Harley-Davidson en vez de una Indian? Quizá habría sido lo lógico al ser H-D y Buell de la misma familia, pero por entonces Artisan Entertainment, la productora dueña de los derechos de la película era a su vez la dueña de Indian Motorcycles, una empresa que a su vez tenía una holgada aceptación popular y cuyo nombre había sido considerado durante décadas de dominio público.
En resumen, que como no les gusta casi complicar las cosas a los cineastas decidieron no sólo disfrazar a una moto de otra, sino que además tenía que ser de la competencia.
Se incluyeron entonces los emblemas propios de Indian con el jefe nativo sobre el guardabarros delantero, los laterales del depósito y las plataformas. Pero basta con fijarse un poco que para ver debajo de la carrocería blanca y negra las cosas no cuadran.
No era fácil de reconocer en la película, pues usaron en parte una Harley-Davidson (también camuflada) y la Buell para las escenas más arriesgadas, pero en parado las llantas de aleación de tres radios cantaban más que una soprano, igual que el enorme disco de freno delantero, la horquilla invertida y el basculante también de aluminio.
El motor podría haber pasado inadvertido conservando una estructura bicilíndrica propia de las custom, pero al propulsor de origen Harley le delataban los colectores por el lateral derecho y su salida inferior.
Por cierto, que el cambio de mandos era sólo estético, porque aunque se añadieron las plataformas (sólo en el lado derecho, ¿?) los estribos originales seguían allí donde se supone que debían estar, junto con los pedales del freno trasero y del cambio de marchas. Vamos, más falsa que un euro de madera.
Éstos de Hollywood y sus ocurrencias...
Vía | Motorcyclepedia Museum