Siempre que encontramos algo bizarro que esté relacionado con el mundo de las motos nos gusta compartirlo. La última idea que fascina al mundo es una pizzería móvil, y en el sentido más literal de la palabra.
A un youtuber inglés se le ocurrió convertir una vieja moto en un horno de pizza móvil y ante todo pronóstico, funciona. Aunque habría que puntualizar los serios problemas en caso de accidente, o de seguridad alimentaria, reglamentaciones y de sentido común. A pesar de ello, mola.
El reto consistía en hacer pizzas en marcha... Y lo acaba consiguiendo
En verdad, estamos ante una genialidad y obra de artesanía. Si lo pensamos bien, crear un horno móvil para una moto es todo un desafío; prueba de ello es el tiempo que tarda en construir únicamente el horno, para lo que utilizó dos bolas de acero, una dentro de otra para aislarla. Una técnica llamada de hidroformación. Y luego, para calentar la masa le equipó un quemador de gas.
¿La base? Una vieja Suzuki que sería la parte más complicada del plan, teniendo en cuenta que los ingenieros de Suzuki fabricaron esta reliquia pensando en dos pasajeros, no en un horno de pizza enorme. Ni corto ni perezoso, a Colin (el protagonista del vídeo) se le ocurre alargar la moto.
Una tarea naturalmente difícil y ciertamente peligrosa. Su ingenio le dice que alargue el chasis con unos tubos, los suelde y disponga una cadena más larga a la que ha añadido otros piñones para que no se destensase debido a la longitud. Parece que funciona.
Entonces llega el momento clave: probar la moto al ritmo de la Tarantella Napoletana. Sorprendentemente, funciona, incluso campo a través; hasta puede ir tumbado en ella o permitirse hacer un poco de drift. Con eso se dio el auto visto bueno para poner una mesa de madera y alojar allí el horno de pizza, y a funcionar.
El reto consistía en hacer pizzas en marcha, así que allí va el youtuber ayudado por un colega. Uno conduce y el otro se fía demasiado del invento, pero realmente parece que funciona. Una visión empresarial que parece rematar con la entrega de la pizza al cliente en el mismo momento que sale del horno; no sin antes haber desperdiciado tres o cuatro por el camino.
Pero lo más surrealista fue cuando contrató a un pizzero de verdad y le hizo preparar las pizzas de forma profesional para repartirlas por toda la ciudad.
Y esto ha sucedido en Reino Unido. Nos imaginamos que, de hacer el mismo invento, sacarlo a la calle y no homologarlo en España, el multazo sería épico.