Su padre guardó una moto en cajas hace un siglo. Ahora su hijo de 83 se ha sacado el carnet y la ha restaurado en su honor

En 1926 quien tenía una moto tenía un tesoro. Y en 2024, quien tenga una moto de 1926 tiene algo más que un tesoro. Pero si esa moto era de tu padre, la historia cobra todavía más sentido y se vuelve mucho más conmovedora.

Es el caso de Bill Morris, un motero de esos en los que la edad no importa. Se sacó el carnet de moto rozando los 70 años, y se puso a restaurar la moto que su padre metió en cajas hace décadas. Muchas décadas.

Sacarse el carnet con 70 años está bien, pero restaurar la moto de tu padre, otro nivel

Diferencia la Fundéu entre motero y motorista, siendo el primero aquella "persona apasionada por la moto" y la segunda un término "más general y se aplica a las personas que van montadas sobre ellas". Bill Morris es más de los primeros, y su historia lo cuenta todo.

Porque no todos los moteros lo son desde que tienen 15-20 años. Hay quienes se jubilan, y todavía pasan muchos años hasta que lo descubren. Este británico se sacó el carnet de moto a los 69 años, es decir, hace 14 años (ahora tiene 83). Lo hizo por gusto, y por un reto personal: montar la moto que su padre guardó en cajas.

Morris padre utilizaba su vieja moto que data de 1926 para hacer el camino al trabajo todos los días hace más de 90 años. Era una HRD de 350 centímetros cúbicos, una marca que más tarde pasaría a la historia y conocida como Vincent HRD.

El modelo específico de 350 cc de 1926 sería una de las primeras motocicletas fabricadas por HRD, caracterizada por su motor monocilíndrico y diseño clásico de la época. Estas motocicletas son apreciadas por los coleccionistas debido a su historia y rareza.

Su padre, cuando dejó de utilizarla quiso venderla porque no podía guardarla en un garaje (que no tenía) ni mantenerla. Se resistió a hacerlo, y en cambio, la desmontó pieza por pieza y la guardó en cajas con la esperanza de volver a ponerla en pie un día. Ese día llegó hace no mucho, y fue obra de su hijo. "Le encantaba la moto", recuerda ahora Bill.

Bill se jubiló, y encontró su pasatiempos en las motos. La moto de su padre se convirtió en su nuevo hobbie: "Mi hermano mayor y yo lo restauramos. Comenzamos hace unos 20 años y nos llevó unos 15 años ponerlo en marcha", dijo a MCN.

Con 69 años Bill se acabó sacando el carnet de moto en la autoescuela. Una década y media después consiguió acabar la moto, que ahora luce impoluta y sin un solo óxido. Esta casi centenaria moto (a punto está de cumplir los 100), ha vuelto a la vida, y a sus 83 años Bill ha podido ver cumplido su objetivo y deseo. El suyo y el de su padre.

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